Deux se levantaba todas las mañanas al sentir la vibración de su S6754, ubicado en el centro de su pecho y el cual funcionaba como uno de sus cuatro motores. Una de las funciones del S6754 era un reloj alarma que le avisaba cuando era momento de despertarse.
Lo primero que hacía era untarse un poco de aceite de calestesium en sus articulaciones para evitar los movimientos lentos o el chirrido, a pesar de que sus componentes eran los mejores en la industria, bueno, tenía que prevenirse. Luego procedía a buscar su piel, la que estuviera más limpia. Tenía los colores de los hominidae o más específicamente, los humanos. Poseia una gran variedad de tonos de piel aunque las facciones tuvieran similitudes: un dia podria ser negro, al siguiente, blanco. Quizá durante el fin de semana fuese moreno. A veces no usaba nada. En aquel momento le apetecía un tono más amarillento.
Se vistió con cuidado, ajustado la piel en todos lados excepto en las manos, esperando que las cosas encajaran en su lugar. Luego se vistió con su ropa blanca y bajó a su taller. Deux contaba con una situación privilegiada ya que era el único autómata en todo Draris en tener su propio taller de reparación. Su nombre fue uno de los primeros en entrar al programa de reparación y prevención del Sistema Oficial Nacional Autómata que a la vez formaba parte del software MUNDO, y todo autómata tenía MUNDO como software. Así que podían acudir a él de manera segura.
Él estaba especializado en la reparación de la gran mayoría de fallas que venían en las versiones P1300, P654 y en las cientos de versiones que tenían los PI. Gran parte de la población en Draris era versión PI700 de acuerdo con las estadísticas recabadas en los últimos años en la región. Deux estaba acostumbrado a ver de todo, desde problemas con la motricidad fina hasta desactualizaciones severas.
Su primer cliente era un sujeto PI700 con un problema en el ojo derecho. Luego atendió un problema motriz. Regularmente no se tardaba demasiado si eran problemas de hardware, ya que eran fáciles de arreglar. Los problemas con MUNDO eran otro asunto y podia dividirse en tres categorías: comunes, agravantes y bajo investigación.
Deux guardaba en su memoria el caso de un P654 quien contaba con un problema de software muy particular que él nunca se había encontrado antes. Después de hacer un investigación en el SONA con posibles causas, se dio cuenta que el último resultado era una página en blanco, por lo cual trato de investigar fuera de los manuales y proceder a la historia de esa versión. El caso era como una mutación por lo cual la búsqueda fue inútil y no tuvo más remedio que mandarlo al Departamento de Ensamblaje donde evaluarian la situación. Los P654 eran la versión más vieja dentro de Draris así que lo más probable era que ocuparan sus piezas para otros fines.
Trabajó hasta que su alarma comenzó a vibrar. Luego, fue a ver a su amiga Cynn quien vivía en una de las zonas más modernas. En Draris todo cambiaba. No verías la misma ciudad hoy y mañana. Los autómatas trabajaban para mejorar la ciudad de acuerdo a los estándares de seguridad. Reconstruian, destruian, volvían a construir tal fuera el caso. . Él sabía de aquellos cambios por el sistema. Los efidicios tenia que tener como minimo cinco pisos, los colores que predominaban era el negro, rojo y gris y gran parte de Draris estaba aluzada.
Ahora mismo estaban construyendo un edificio de treinta pisos en el centro de Draris y remodelaban la plaza central. Desde hace diez decenas planeaban la creación de una estación espacial. No en esa región, sino en otra ubicada a una hora y quince minutos de Draris, llamada Aegis. Deux no conocía a nadie de Aegis, pero le entusiasmaba el proyecto espacial. Según sus conocimientos sobre el tema, el espacio era una maravilla inexplorada. Inmenso y misterioso.
Cynn trabajaba en la construcción, se encargaba de todo lo eléctrico. Era un trabajo peligroso para un autómata, pero Cynn nunca había sufrido un accidente en todos los años como profesionista, eso significaba que tenía el conocimiento y la habilidad de llevar a cabo su trabajo. La única vez que Deux tuvo que repararla fue porque uno de sus compañeros le cortó dos dedos por accidente. Cynn no supo qué pasó, después de revisar sus memorias ambos se enteraron de que fue un accidente con una máquina de cortado. Deux tuvo que sustituir la mano completa, aunque poco después logró unir los dedos a la mano perdida. Los probó con su propia mano, sólo para asegurarse de que el sistema de sensores en los dedos estuviera funcionando correctamente.
Cynn se acercó y lo saludo. De vez en cuando paseaban por toda la zona, pero esta vez anduvieron entre las calles viendo los transeúntes y autos levitantes pasar. El sonido de estos últimos era muy singular, exactamente como el zumbido de una abeja, solo que a menor intensidad. Cynn registraba todo con sus ojos curiosos, grandes y disparejos de color. Regularmente le contaba a Deux su día, o los problemas de las corrientes de los edificios, bromeando acerca de su incapacidad de hacer que los cables no se enreden.
—Si están así, no me imagino cómo estarán las viseras —decía, mientras caminaba a paso lento.
Deux solo podía pensar que las vísceras le parecían más organizadas que sus cables. No lo dijo. Sabía lo que era la prudencia que según el diccionario, la prudencia era la capacidad de pensar los riesgos posibles de ciertas acciones y actividades. En aquel momento, le pareció prudente no decir lo que sabía.
Llegaron a la costa. No muchos autómatas llegaban ahí por voluntad propia. Odiaban la arena y el agua. Deux era uno de ellos, pero con el tiempo aprendió a ver desde lejos. Así no tendría la necesidad de sacudirse la arena ni limpiar los restos después. Ahora solo paseaban por los caminos de concreto y veían el mar y el cielo.