Imperios - Alma & Acero

CAPÍTULO 20

D.D. Hex, mientras avanzaban hacia la siguiente sala, detuvo al equipo con gesto serio. Miró al grupo y advirtió: "Debemos tener cuidado en la próxima sala. No estoy seguro de su estado actual, pero si los gladiadores están aquí, podríamos enfrentarnos a una verdadera amenaza".

Fransisco y Alejandro intercambiaron miradas confundidas. Fransisco fue el primero en preguntar: "¿Gladiadores? ¿Qué son esos?"

D.D. Hex tomó un momento para explicar: "Los gladiadores son los experimentos finales de Nova Roma. Son libres que se convirtieron en controlados mediante inyecciones continuas de la fórmula para acelerar sus almas de forma indefinida. Además, llevan un chip que responde a ciertos usuarios de almas, lo que los convierte en máquinas de guerra controladas a voluntad".

D.D. Hex, al describir los gladiadores y la ciencia detrás de ellos, lo hizo con una mezcla única de fascinación y tono serio. Sus ojos brillaban con admiración mientras explicaba los intrincados detalles de la experimentación y la tecnología utilizada en la creación de los gladiadores.

"La ciencia detrás de los gladiadores es una obra maestra en sí misma", comenzó D.D. Hex, con una expresión seria pero fascinada. "El uso de la fórmula para acelerar el alma de forma indefinida, junto con el control mediante el chip, es un logro impresionante en el campo de la ingeniería de almas".

Sin embargo, un toque de remordimiento se apoderó de su rostro mientras continuaba: "Pero, como cualquier avance científico, tiene sus consecuencias. A veces, la ciencia actúa como una damisela seductora que te guía más allá de tus límites. Lo que hicimos en el pasado... ahora veo que estaba llevando la ciencia a lugares oscuros. Aunque mi intención era el avance, la ética quedó en segundo plano".

Incluso en medio de su explicación seria, D.D. Hex no pudo evitar agregar un toque cómico, como si estuviera contando anécdotas de una relación complicada. "La ciencia, una amante implacable que te empuja al borde del abismo mientras tú, ingenuamente, crees que estás conquistando nuevas alturas. Pero al final, la realidad te golpea más fuerte de lo que pensabas". Su expresión se tornó más reflexiva, como si estuviera repensando su pasado científico con una mezcla de admiración y autocrítica.

D.D. Hex, mientras explicaba sobre los gladiadores, fue interrumpido por Daina, quien cuestionó sus actitudes y decisiones éticas. "¿Cómo pudiste estar involucrado en algo así?", preguntó ella, con una mezcla de incredulidad y disgusto.

D.D. Hex, con un toque de sarcasmo y una expresión exagerada, respondió: "Oh, querida hadita mágica, a veces la ciencia nos lleva por caminos oscuros. Pero no te preocupes, he visto la luz y estoy en el camino de la redención".

Mientras continuaban la conversación, D.D. Hex hizo un movimiento exagerado sin darse cuenta y lanzó accidentalmente un pedazo de metal. Sorprendentemente, este golpeó una parte de la sala, despertando al único gladiador de bronce defectuoso que permanecía enterrado. La expresión en el rostro de D.D. Hex cambió instantáneamente a una de preocupación cómica.

El gladiador de bronce, con una armadura que recordaba a las antiguas piezas de los gladiadores reales, tenía una máscara con una expresión de dolor agonizante. El grupo se dio cuenta de que este gladiador defectuoso se quedó atrás, esperando en la penumbra. El ambiente se volvió tenso mientras el grupo, asustado, comenzaba a correr para salir del área.

D.D. Hex, aunque admirando la ciencia detrás de la creación del gladiador, recibió apresuradas indicaciones de los demás para que se apurara. Mientras el gladiador de bronce se levantaba y empezaba a destruir todo a su paso como si fuera mantequilla, el grupo corría, dejando atrás la sala, con D.D. Hex volteando con una expresión de asombro antes de seguir el paso apresurado del grupo.

Mientras el grupo corría por los pasillos subterráneos, la tenue iluminación generaba sombras que danzaban a su alrededor, creando un ambiente misterioso y lleno de suspense. El sonido de sus pisadas resonaba en el aire húmedo y cargado de tensión. D.D. Hex, con una determinación palpable, lideraba la carrera, moviéndose con agilidad y anticipándose a cualquier obstáculo que pudiera interponerse en su camino.

A medida que avanzaban, esquivaban escombros y evitaban trampas ocultas en la oscuridad. Los pasillos, estrechos y retorcidos, parecían un laberinto sin fin, desafiando la lógica y poniendo a prueba la resistencia del grupo. D.D. Hex, con gestos exagerados y rápidas indicaciones, guiaba al equipo a través de cada giro y vuelta, asegurándose de que estuvieran un paso adelante de cualquier amenaza.

La tensión se palpaba en el aire, pero también se mezclaba con la camaradería emergente entre los miembros del grupo. La urgencia de la situación no impedía que algunos comentarios divertidos y risas ocasionales rompieran la seriedad del momento. Aunque estaban inmersos en una huida frenética, la conexión entre ellos se fortalecía con cada obstáculo superado y cada giro desconcertante que enfrentaban juntos en los oscuros pasadizos.

A medida que se adentraban más en la oscuridad, los sonidos de la pelea entre el gladiador descontrolado y los guardias quedaban atrás. Sin embargo, la urgencia persistía, y cada paso los acercaba más a la salida que D.D. Hex había señalado.

Al llegar a una abertura en el suelo, se reveló el antiguo alcantarillado del coliseo. La expresión de Daina, al descubrir la salida, no pudo ocultar su desagrado. "¿En serio? ¿Esta es tu gran salida?", exclamó con una mezcla de incredulidad y disgusto. La abertura, aunque representaba la libertad, también desataba un olor penetrante que se filtraba desde las profundidades del alcantarillado.




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