El grupo emergió de la espesura de la selva y se encontró con un idílico rincón: un pequeño lago rodeado por altos árboles que filtraban la luz de las estrellas. El cielo nocturno estaba despejado, salpicado de estrellas titilantes, y las nubes parecían difuminarse lentamente, revelando la majestuosidad del firmamento.
D.D. Hex, siempre en su tono cómico, observó el escenario y, con un gesto extravagante, invitó a todos a un baño grupal. "En la parte oriental de Nova Roma, donde resido, esto es completamente normal. Una tradición que fusiona la antigua cultura romana con las innovaciones tecnológicas que nos han brindado. ¡Así que, adelante, disfrutemos de este oasis en medio de la naturaleza!"
La escena se desarrolló en un ambiente relajado junto al lago, donde las risas y la camaradería fluían entre los miembros del grupo. D.D. Hex, siempre con su peculiar encanto, no perdió la oportunidad de intentar convencer a Francisco y Alejandro de unirse al baño grupal.
Con gestos exagerados y una expresión de picardía, D.D. Hex soltaba bromas ingeniosas sobre el tamaño de sus "aparatos", jugando con el doble sentido de sus palabras. Alejandro y Francisco, visiblemente nerviosos, intercambiaban miradas incómodas mientras intentaban mantener la compostura. Daina, por su parte, lanzaba miradas de desaprobación y pedía a D.D. Hex que dejara de lado ese tipo de bromas, insistiendo en que no era el momento ni el lugar para ese tipo de comentarios.
La situación se volvía cada vez más cómica a medida que D.D. Hex persistía con sus ocurrencias, creando un contraste entre su humor ligero y el evidente nerviosismo de Alejandro y Francisco, mientras Daina intentaba mantener la seriedad en medio de la risa general del grupo.
La escena reflejaba la dinámica única del equipo, mezclando momentos de humor y camaradería con la seriedad de la misión que tenían por delante. Después de un juego amigable de persuasión y resistencia por parte de Daina, finalmente, Francisco y Alejandro accedieron entre risas y comentarios juguetones.
La atmósfera festiva junto al lago continuaba mientras D.D. Hex, con su actitud juguetona, proponía aventarse agua como niños. Entre risas y bromas, el científico alimentaba la rivalidad amistosa entre Alejandro y Francisco, incitándolos de forma inocente a unirse contra él.
En un momento de algarabía, ambos, Alejandro y Francisco, decidieron unir fuerzas para quitarle el casco a D.D. Hex en un intento juguetón. Sin embargo, la diversión se tornó en sorpresa cuando el científico reaccionó de manera sorprendentemente agresiva, como si estuviera protegiendo algo más que su identidad.
Presumiendo con orgullo, D.D. Hex mencionó que su casco estaba hecho a prueba de agua, desencadenando la incredulidad de Alejandro, quien respondió con sarcasmo a la idea de que todo en Nova Roma fuera "antiagua". D.D. Hex, como siempre, deleitó al grupo con datos de tecnología antigua, recordándoles que en un tiempo lejano la humedad podía arruinar dispositivos sin piedad.
Después de la inusual y divertida escena acuática, el grupo, ahora relajado, decidió reunirse alrededor de un fuego tenue. Eligieron este lugar estratégico para no ser vistos desde ningún punto cercano y mantenerse alerta ante cualquier posible amenaza, lista para escapar si fuera necesario.
Mientras el fuego crepitaba suavemente, las risas y charlas llenaban el ambiente cálido y tranquilo. El grupo, ansioso por conocer más sobre D.D. Hex, le hizo preguntas sobre su tierra natal, desencadenando una animada conversación. El científico, con su peculiar encanto, compartía recuerdos esporádicos de sus antiguos compañeros de laboratorio.
D.D. Hex, entre risas, narraba sobre su tierra natal, una fusión única de costumbres ancestrales que se entrelazaban en un mosaico cultural. Describía cómo las conquistas del imperio habían amalgamado diferentes formas de vida, creando una mezcla única que se reflejaba en la arquitectura, la vestimenta y las costumbres cotidianas.
Las preguntas variaban desde las festividades hasta las prácticas cotidianas, y D.D. Hex, con su vasto conocimiento, enlazaba las respuestas de manera fascinante. Compartía anécdotas sobre festivales que fusionaban la grandiosidad de los desfiles con la elegancia de antiguas ceremonias. Mientras hablaba, se podía vislumbrar en sus palabras la tristeza por la pérdida de estas costumbres originales, ahogadas por la expansión imperial.
En medio de estas charlas, las profundas motivaciones de D.D. Hex se hacían evidentes. Las sombras del pasado, marcadas por la conquista y la opresión, se reflejaban en sus ojos mientras compartía sus recuerdos. La venganza, como una llama ardiente en su interior, impulsaba sus acciones y le daba fuerzas para enfrentar los desafíos que se presentaban en su camino.
El reconocimiento del grupo hacia las habilidades y liderazgo de Alejandro no se hizo esperar. El joven Libre, a pesar de su falta de habilidades especiales, se destacaba por sus dotes estratégicas y valentía. El respeto y la confianza se reflejaban en las miradas y gestos de los compañeros.
Con la atención de todos, Alejandro lideró la discusión sobre el plan para salir de Nova Roma y regresar a Nova Tenochtitlan. La evidencia recolectada y la credibilidad de Alejandro como gladiador les proporcionaban una base sólida para informar al gobierno sobre las oscuras actividades de Nova Roma. Juntos, trazaron las líneas del camino que seguirían en su próxima arriesgada misión.