Imperios - Alma & Acero

CAPÍTULO 29

Los protagonistas, con el corazón roto, siguieron adelante. Sabían que tenían que continuar la lucha por la libertad de Nova Tenochtitlan, en honor a Nahuatl.

De repente, las calles que recorrían rápidamente el grupo quedaron en silencio. Se empezaron a escuchar sonidos, luces, y empezaron a ver personas moviéndose rápidamente. Era el grupo secreto de respuesta a emergencias de Nova Tenochtitlan, una organización en las sombras del gobierno.

Uno de los miembros, mientras se dirigía al campo de batalla, identificó a Alejandro. Ya lo habían estado vigilando en secreto, por acercarse mucho a Daina. Rápidamente descendió del cielo, con un ropaje blanco con toques verdes y rojizos, y un casco con serpiente.

Daina hizo conexiones inmediatas. "La serpiente emplumada", dijo. Alejandro reaccionó. "La orden secreta de tu padre, ¿qué es esto?"

Rápidamente, el sujeto, sin preguntarles, con su poder del alma abrió un portal de sus pies a sus cabezas, transportándolos a otra sala blanca. Una sala donde estaba el Tlatoani, y una serie de hombres con casi las mismas vestimentas, una armadura blanca con toques verdes y rojos.

El Tlatoani, un hombre de edad avanzada, con una mirada sabia y tranquila, se acercó a los protagonistas. "Bienvenidos", dijo. "He estado esperando su llegada, los he estado observando desde hace un tiempo. Creo que ustedes son los que el destino puso en el camino para dar respuestas".

"¿Qué quiere decir con eso?", preguntó Daina.

El Tlatoani se acercó a Alejandro y le puso la mano en el hombro. "Usted es el que el destino eligió para liderar la resistencia", dijo. "Usted es el único que puede derrotar a Magno".

Alejandro se quedó sin palabras. No podía creer lo que estaba escuchando.

El Tlatoani se dirigió a Daina. "Y usted", dijo, "es la única que puede ayudarlo".

Daina asintió con duda "¿Pero porque yo?, ¿Cómo sabe que podemos hacer eso?

En ese momento, uno de los miembros de la orden, un hombre alto y delgado, con una mirada inteligente y perspicaz, interrumpió. "El Tlatoani es de los pocos que tienen su alma despertada", dijo. "Su habilidad es ver pinceladas del futuro".

El hombre señaló una pintura en la pared. "El Tlatoani pintó esto hace unos días", dijo. "Como pueden ver, muestra a ustedes cuatro, liderando la resistencia y derrotando a Magno".

Daina se acercó a la pintura y la miró con asombro. "Es cierto", dijo. "Somos nosotros".

Alejandro se acercó también y miró la pintura. "No lo puedo creer", dijo. "Es real".

El hombre alto sonrió. "Sí, es real", dijo. "El Tlatoani nunca se equivoca".

Daina miró a Alejandro. "Entonces, ¿es verdad?", preguntó. "¿Somos los elegidos?"

Alejandro la miró a los ojos. "No lo sé", dijo. "Pero estoy dispuesto a intentarlo".

Daina asintió. "Yo también", dijo.

D.D. Hex: Mira, soy yo en el futuro.

Francisco “Yo también, pero soy más chaparro que Alejandro.”

Alejandro “No te preocupes, Francisco. Lo importante es que estamos juntos.”

Pero el Tlatoani tenía algo más que decir.

"No son los elegidos", dijo. "No hay elegidos. Solo hay personas que el destino pone en el camino".

Alejandro y Daina se miraron sorprendidos.

"¿Qué quiere decir con eso?", preguntó Alejandro.

El Tlatoani sonrió. "Significa que ustedes no son especiales", dijo. "Significa que cualquiera podría haber sido elegido".

"¿Entonces, por qué nosotros?", preguntó Daina.

El Tlatoani se encogió de hombros. "No lo sé", dijo. "Quizás fue una coincidencia. Quizás fue el destino. Pero lo que sí sé es que ustedes son los únicos que pueden salvar a Nova Tenochtitlan".

Los protagonistas se quedaron en silencio, pensando en las palabras del Tlatoani.

"¿Están listos?", preguntó el Tlatoani.

El Tlatoani les presentó a otro miembro de la orden, y para sorpresa de Alejandro, la figura encapuchada se quitó la máscara, revelando el rostro de su antigua compañera del departamento de investigación en Nova Tenochtitlan, Adriana.

Alejandro se quedó boquiabierto. "Adriana", exclamó, asombrado por el giro de los acontecimientos.

Adriana sonrió. "Sí, Alejandro, he estado aquí todo el tiempo", dijo. "Después de que te fuiste del departamento de investigación, fui reclutada por la orden. Sabíamos que Magno era una amenaza, y hemos estado preparándonos para este momento".

El Tlatoani, observando la conexión entre Alejandro y Adriana, asintió con aprobación. "Adriana será su guía en Nova Roma", dijo. "Ella conoce los entresijos de la ciudad y puede ayudarles a moverse sin ser detectados".

María continuó explicando el plan: "Nuestra mejor oportunidad es infiltrarnos en Nova Roma y llegar al corazón del poder: el Coliseo de los laureles. Magno se reúne allí regularmente para deleite de la élite. Si logramos llegar allí, podríamos descubrir más sobre sus planes y, con suerte, encontrar una manera de detenerlo".

Alejandro, Daina, Francisco y D.D. Hex asintieron, comprometidos con la misión que les había sido encomendada. Sabían que el tiempo apremiaba y que cada minuto contaba.




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