Imperios - Alma & Acero

CAPÍTULO 30

La travesía por las calles de Nova Roma fue un desafío en sí mismo. Las imponentes estructuras arquitectónicas que se alzaban a ambos lados de las estrechas calles daban testimonio de la opulencia de la élite. La población, marcada por la masacre reciente y el miedo, caminaba con la cabeza baja, temiendo las represalias de cualquier encuentro con las fuerzas de Magno. Los charcos y ríos de sangre que se habían hecho con la sangre de libres inocentes eran una constante, una macabra advertencia de lo que les esperaba a los que se atrevieran a desafiar el poder de Magno.

En un punto clave, fueron recibidos por Valeria, una intrépida compañera de Francisco y una valiosa aliada dentro de la resistencia en Nova Roma. Valeria, con su mirada decidida, les explicó los riesgos del camino hacia el Coliseo de los Laureles.

"La isla al sur del continente es un territorio peligroso", advirtió Valeria. "Magno ha colocado a sus generales en puntos estratégicos, esperando cualquier intento de incursión. Nos enfrentaremos a criaturas salvajes y a la férrea defensa de aquellos leales a Magno.

"Pero no nos daremos por vencidos", continuó Valeria. "Hemos estado esperando este momento durante mucho tiempo. Estamos decididos a liberar a Nova Roma de la tiranía de Magno".

Mientras se internaban en las calles de Nova Roma, los edificios parecían cerrarse sobre ellos, como si las sombras mismas conspiraran para mantener los secretos del Coliseo de los Laureles ocultos. El grupo se mantenía alerta, con los sentidos agudizados, anticipando cada paso en falso que pudiera llevarlos a la perdición.

Los edificios de Nova Roma eran imponentes, construidos con piedra y mármol. Las calles eran estrechas y oscuras, y las sombras se extendían a ambos lados, como si quisieran envolver a los protagonistas en su oscuridad. El aire estaba cargado de un olor a humedad y podredumbre, y el sonido de los pasos de los protagonistas resonaba en las paredes.

Valeria lideraba el camino con destreza, evitando las patrullas de controlados y señalando rutas seguras a través de callejones oscuros y pasadizos subterráneos. En su viaje, encontraron a miembros de la resistencia local que compartieron información crucial sobre las tácticas de Magno y los peligros que aguardaban en la isla.

Los miembros de la resistencia eran personas de todas las edades y condiciones sociales. Algunos eran exsoldados, otros eran artesanos o comerciantes, y otros eran simplemente ciudadanos que se habían cansado de la tiranía de Magno. Todos estaban unidos por un mismo objetivo: liberar a Nova Roma del yugo de Magno.

El grupo cruzó el umbral de Nova Roma con cautela, sumergiéndose en la densa jungla que rodeaba la isla del Coliseo de los Laureles. Los sonidos de criaturas desconocidas resonaban en la vegetación exuberante, creando una atmósfera cargada de suspense.

La jungla era un lugar peligroso y desconocido. Estaba llena de criaturas salvajes, como jaguares, serpientes y cocodrilos. También había trampas y obstáculos naturales, como árboles caídos y ríos caudalosos.

A medida que avanzaban, se encontraron con la resistencia local, un grupo diverso de hombres y mujeres que habían decidido desafiar el yugo de Magno. Entre ellos, destacaba Nilo, un hábil rastreador con un profundo conocimiento de la fauna y flora de la isla.

Nilo guio al grupo a través de la jungla, usando sus habilidades de rastreo para evitar las trampas y obstáculos. También les contó historias de las criaturas que habitaban la jungla, lo que ayudó a los protagonistas a mantenerse alerta.

"Nuestro objetivo es llegar al Coliseo sin ser detectados", explicó Nilo, cuyos ojos estaban aguzados como los de un depredador. "Los generales de Magno han fortificado las rutas, pero tenemos información clave que nos ayudará a sortear sus defensas".

La jungla se volvía más densa a medida que se acercaban al epicentro de la isla. El sonido de rugidos distantes y el crujir de ramas bajo los pies creaban una tensión palpable. Sabían que la lucha se avecinaba, y el destino de Nova Tenochtitlan pendía de un hilo.

Con el liderazgo de Valeria y la guía experta de Nilo, el grupo se adentró en lo desconocido, listo para enfrentar los horrores de la jungla y desafiar la opresión de Magno en el Coliseo de los Laureles.

La jungla resonaba con el rugido de la batalla mientras los soldados de Nova Roma cerraban filas alrededor del grupo. El tropiezo accidental de Daina fue el detonante que los delató, y ahora se encontraban en medio de una lucha desesperada por abrirse camino hacia el Coliseo de los Laureles.

Los soldados de Nova Roma eran una fuerza formidable. Estaban bien entrenados y equipados, y estaban decididos a detener a los protagonistas. El grupo sabía que estaban en una situación peligrosa, pero estaban decididos a luchar hasta el final.

Alejandro, con una calma calculada, asumió el mando. "D.D. Hex, despliega tus ilusiones para confundir a los soldados. Francisco, levanta esa nube de polvo para darnos cobertura. Daina, refuerza nuestras defensas con tu barrera. Manténganse alerta y sigan mi lead."

D.D. Hex respondió con un tono humorístico, "¡A sus órdenes, jefe! Preparar ilusiones cómicas en 3... 2... 1..."

De repente, las ilusiones de D.D. Hex inundaron el campo de batalla. Soldados de Nova Roma se veían tropezando con lo que parecían ser obstáculos invisibles, mientras otros se desconcertaban al ver a sus compañeros transformarse en animales de la jungla. La confusión se apoderó de sus adversarios, creando la apertura necesaria.




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