Imperios - Alma & Acero

Epilogo – Alejandro Magno

Años después de la última sangrienta batalla en la que los imperios se enfrentaron nuevamente, las cosas aún no habían encontrado estabilidad. Alejandro y Francisco, quienes habían confiado en que con la muerte de Magno todo tomaría un mejor rumbo, se encontraban ahora enfrentando nuevos conflictos que no habían anticipado.

En Nova Roma, la sociedad estaba en un intento por cambiar sus raíces, aquellas arraigadas por un rey gobernante con mano firme y poderosa. Sin embargo, muchas de las altas familias del imperio aún se rebelaban, formando pequeños ejércitos para intentar tomar el control del país. No podían comprender cómo su linaje más fuerte había sido derrocado por una de sus leyendas más antiguas. El discurso maldito de Pyro y su mente corrompida por el dolor los habían llevado a momentos de crueldad extrema. Ahora, con la lucha por la igualdad de derechos entre las organizaciones de los libres, algo nunca visto en Nova Roma, había aún más caos e incertidumbre.

Las dudas persistían incluso años después de esa batalla final. A pesar de las detalladas notas que Alejandro, con sus habilidades como investigador, había redactado sobre el evento, aún había algo que no cuadraba para muchos. ¿Cómo era posible que el discurso maldito hubiera perdurado tanto tiempo? ¿Cómo pudo un libre derrotarlo cuando ni siquiera el propio Magno pudo hacerlo?

Con la muerte de su amigo D.D Hex, las investigaciones también se perdieron, ya que él era el último sobreviviente que conocía la verdad. Estas dudas comenzaron a atormentar a Francisco, quien junto a Alejandro se había convertido en un embajador del cambio en el imperio.

¿Cómo lograste derrotarlo? -preguntó Francisco con una mirada escéptica y firme, mostrando claramente su duda respecto a la versión de la historia que su amigo le había contado.

Fue difícil -respondió Alejandro-. Pensaba usar el suero que me había dado D.D Hex para convertirme en un controlado y luchar a su lado. Pero lo utilicé en mi beneficio. Logré recoger un trozo de espada que no había sido derretido por las llamas de Magno y lo clavé en el corazón del cuerpo moribundo de Pyro... o Magno. Aún me confundo un poco con eso. ¿Eran los dos uno o eran dos seres distintos? Fue muy extraño. Pero eso ya es historia. ¿Por qué preguntas? Fuiste el primero al que se lo conté después de encontrarte casi muerto en la sala anterior.

Lo sé... pero algo no encaja -respondió Francisco, manteniendo su mente fría y analítica ante esta situación. No sabía si debía seguir indagando en su duda o simplemente creerle a su amigo, quien se había convertido en una persona cercana y de confianza.

¿Podemos dejarlo atrás? Eso ya es historia. Ahora lo importante es el futuro de esta nación. Quiero ayudar -dijo Alejandro, tratando de poner fin al tema.

Tras este intercambio de palabras, los dos amigos se retiraron a sus respectivas habitaciones. Al entrar en la suya, Alejandro cerró con llave y se alejó un poco de la puerta. Llevó su mano hacia su pecho y sintió el latir fuerte de su corazón, pensando para sí mismo: "Estoy vivo".

Quitó las vendas que cubrían su brazo quemado y se sorprendió al ver que no había rastro de daño alguno. Una pregunta invadió su mente: ¿Dónde están mis quemaduras? ¿Qué está pasando? Rápidamente se dirigió hacia la puerta para mostrarle a Francisco su brazo y buscar ayuda ante su confusión. Sin embargo, justo antes de abrir la puerta, una punzada en su cabeza lo detuvo. Una voz profunda y determinada resonó en su mente.

Siéntate -ordenó, obligándolo a obedecer sin cuestionar.

Acto seguido, Alejandro se tumbó en el suelo, siendo controlado por esta voz. Los recuerdos nuevamente surgieron en su cabeza: cómo no había arrojado lo que le había dado D.D Hex para distraer a Magno, cómo se lo había inyectado, cómo su alma se había acelerado, causando una explosión que mandó el cuerpo moribundo de Pyro al suelo, desconectándolo de las máquinas y fragmentando el poder que tenía sobre Magno. Recordaba el poder desbordante que sintió, pero incontrolable. Su cuerpo parecía una bomba cargando cada vez más energía para expulsarla en una onda expansiva. Logró concentrarse para adaptarse a su nuevo poder; sabía que estaba en un punto determinante. Ahora podría pelear de igual a igual con Magno y detener todo el plan de invasión. Aunque expusieran todo el plan en documentos, no pararía; tendrían que detener el origen de todo esto: Magno.

Pero Pyro, temiendo una situación así, había guardado fuerzas para hablar. “Yo viviré en ti, seremos dos en uno, Magno y Alejandro”, el cuerpo moribundo de Pyro dejó de latir, el cuerpo de Magno, una identidad más de Pyro, cayó al suelo. Una punzada atravesó la mente de Alejandro. “Prepara la escena”, sal triunfante; ganaste por ahora, Alejandro, pronto volveré, no descubras tu brazo.

Alejandro salió ese día con el brazo cubierto, impidiendo que nadie revisara esa parte de su cuerpo. Lo consideraron un trauma por la batalla, así que los médicos no insistieron. Nadie sospechaba que la sombra de Magno ahora estaba en Alejandro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.