Incluso si no me amas

7. ¿Alguien lastimó a tu madre?

«Años antes.

Asya quiso llorar al ver las pruebas de embarazo sobre el lavamanos, todas salieron positivas, las cinco pruebas le echaron en cara de que un error estaba por pasarle tanta factura que no sabría ni en dónde meterse. No cabía duda de qué iba a morirse por eso, y sus padres se iban a decepcionar de ella por no ser precavida.

Era la única hija que sus padres tuvieron, puesto que los demás eran hombres y ella solo quería mantener las expectativas, pero con ese bebé en camino estaba jodida. Se le olvidó por completo el cuidarse, luego de dos meses de instalarse, recién iniciar la universidad, de sus sueños y, sobre todo, querer olvidarse del hombre que le rompió el corazón parecía ser algo erróneo.

— Mi padre va a matarme —se dejó caer en el piso del baño—. Soy una idiota —se golpeó la cabeza con las manos—. Mínimo estaba pensando con la vagina y no con la cabeza —sollozó—. No sé qué haré…

Ni siquiera se había preocupado por el periodo, puesto que no era del todo regular, solo se concentró en estudiar y eso era todo, porque hasta la carrera cambió por culpa de qué le recordaba a Liam. El reloj de su mesita de noche le indicó que debía ir a la universidad para no perder sus clases, pero tenía mucho miedo.

Se echó agua en el rostro, y lanzó al cesto de la basura las pruebas de embarazo. Vivía sola en ese lugar, prefirió mejor pedirle a su tío por el momento que él consiguiera un parlamento, pero le era más fácil quedarse en una de sus casas, así que no tuvo más opción que aceptar.

— Hola, preciosa —Ellie, una chica que conoció hace poco tiempo, la abrazó por los hombros—. ¿Por qué esa carita? ¿Cansada de vivir sola?

— Extraño a mi familia, eso es todo —le mostró una sonrisa a medias—. Hoy me enteré de algo y debo ir al hospital para verificarlo —entraron a la universidad—. ¿Qué haces aquí tan temprano?

— Mi hermano me trajo y me invitó a una salida para conocer a mi futuro esposo —Ellie le pellizcó la mejilla—. ¿Quieres ir conmigo esta noche? No me dejes morir sola, por favor.

— Tengo mucha tarea, y lo sabes mejor que nadie —hizo un puchero—. Tal vez en otra ocasión pueda ir contigo. Aunque, aún no me presentas a nadie de tu familia y eso rompe mi corazón.

— Descuida, mi hermano vendrá a buscarme en un rato, puedo presentártelo si quieres y luego vas a mi casa —su amiga se mostró tranquila—. Te amo, eres una de las poquitas personas que conozco que no salen huyendo cuando saben quiénes son mis familiares o que no están interesados en el dinero.

— Mi familia es de aquí —le recordó—. No tengo por qué envidiarte nada, pues de igual modo, eres inteligente y tus notas son estupendas.

— Gracias, eres la mejor.

Cada una fue a su clase correspondiente, y ella se mantuvo durante el día pensando cómo se las iba a hacer en los próximos meses para ocultar su embarazo del ojo público. Tenía que buscar alguna manera de que sus asignaturas fueran virtuales, puesto que, en ese país, una mujer soltera y embarazada, no se veía bien.

Cuando sus clases terminaron entrada la tarde, revisó en que hospitales podían atenderla, y encontró uno muy cerca de dónde vivía actualmente.

— ¡Asya! —gritó Ellie, levantando la mano—. ¡Te quiero presentar a alguien!

Bloqueó su celular, y caminó hasta dónde se encontraba su amiga con alguien que se parecía mucho a ella.

— Hola —el hombre que podía estar en eso de los treinta y un poco más le extendió la mano en señal de saludo—. Soy Tarik, el hermano de Ellie.

— Mucho gusto Tarik —correspondió el saludo—. Soy Asya».

Liam se quedó esperando la respuesta por parte de Asya, pero solo se quedó en silencio.

— Lo siento, mami, es mi culpa —dijo Laisha sacándolos de su burbuja—. Vámonos a casa.

— No, no es tu culpa —Asya espantó las palabras—. Liam, si es posible, es mejor que nos vayamos lo antes posible de aquí —ella se arregló el uniforme—. ¿Me veo bien con este?

— Asya, no has respondido mi pregunta —le reprendió—. ¿Te golpeé en algún momento de nuestra relación?

— No, nunca lo hiciste y nadie lo hizo —ella relajó los hombros—. No te preocupes por nada, iré a cambiarme…

— Te queda bien el uniforme —la cortó—. Compra varios, por si en algún momento tienes emergencias.

Ella asintió, y él regresó a su asiento. Cruzó los brazos en su pecho, sintiéndose peor que nunca al momento de verla ingresar con varias prendas en el vestidor y quedarse ahí adentro.

— ¿Qué es lo que tiene tu madre? —le preguntó a Laisha, la cual había estado llorando por unos minutos—. ¿Le pasó algo malo?

— No, ella está bien ahora —la pequeña se limpió la nariz—. Mamá dijo que es un secreto, que no le diré a nadie porque puede meternos en serios problemas.

— ¿Alguien lastimó a tu madre?

— ¿Qué parte de no te diré es que no entiendes? —Laisha levantó la mirada hacia él, y fue como verse a sí mismo en versión niña, pero con la apariencia de Asya—. Mamá me dijo que fuiste el hombre que le rompió el corazón, porque mi tío Jedward hizo lo mismo con tu hermana.

— No fue de ese modo, y tu madre no debe contarte cosas que no te corresponden —susurró, un poco mal—. Ya no tocaré más el tema, pero si ella trabajará con varias personas, pues es obvio de qué la van a tocar.

— Yo me haré cargo de eso —Asya salió del vestidor—. Vamos a pagar por los uniformes y luego iremos a comprar mis materiales.

— Dije que lo pagaré —Liam volvió a cargar a Laisha—. Vámonos.

— Las personas hablarán cosas feas sobre nosotros, por el simple hecho de que estás aquí conmigo —Asya los siguió hasta la caja—. No hagas esto.

— Somos familia…

— Liam, nuestros padres ni la misma sangre llevan y te estás comportando como un crío de cinco años —bufó ella—. No hagas las cosas más complicadas de lo que ya están.




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