Inestable

Capítulo V

Camila tendrá un hermano.

Esa ha sido la noticia más relevante durante toda la semana. Me he enterado gracias a los más de treinta mensajes que ha dejado en mi teléfono que vibra como si se tratara del teléfono de algún famoso. Creo que me hace sentir algo importante. Gracias Camila.

Como si fuera alguna invocación, nuestra conversación en clases se ha convertido en el peor momento para que algún demonio desocupado decidiera escucharnos y cumplir tan indeseado deseo.

Camila parece estar muchísimo mas estresada que la futura mamá, creo que incluso lloró. Realmente me hacía recordar a las chicas que se enteran que van hacer mamá en los próximos nueve meses y están igual de listas que yo para conseguir un marido.

He escuchado todos sus audios de más de cinco minutos. Si eso no es amistad, no se que lo sea. Ha tenido varias etapas, la negación, la rabia , la aceptación, nuevamente rabia y ahora, una aparente calma. Realmente no se que es peor. he intentado hacerle ver alguna ventaja, por ejemplo; Tendrá un bonito bebé por hermano.

Justo ahora, a dos horas de salir de jornada la escucho decir que no pensó en utilizar las escaleras tan pronto. Andrés ríe mientras contesta que procure tirarla desde el primer escalón para evitar milagros indeseados. Hablan mientras estamos sentados en unas viejas gradas usadas como desahogo o algo ya que hay varios dibujos de penes, además de frases sobre desamor y una que otra frase corta venas.

—Estas muy callada hoy. Creo que una piedra anda más conversadora que tú. El cuestionamiento de Camila, hace que me de cuenta que tiene razón. Hoy  amanecí en modo silencioso. —¿tas bien?. Pregunta haciendo que ría un poco.

—Creo que presenciar tanta belleza en un solo día la ha reiniciado. Se entromete Andrés  mientras mira algo en su teléfono.

—me estas dando miedo, si estuviéramos en un salón y  me preguntas que si no me apetece de ir al baño probablemente llamaría a la policía.  Dramatiza Camila.

—no quiero andar dando testimonios, ni que me pregunten que tal eras, si andabas rara últimamente o no. Se queja Andrés mientras estira mis labios con sus dedos  y hace movimientos simulando estar hablando. Le quito sus sucias manos de mi cara

—No pienso hacer ningún tiroteo , ni me apetece andar dando tiros como si fuera un mafioso. Les contesto entretanto miro quienes quedan en la supuesta cancha que a decir verdad, parece más el sitio de  reunión de una manada de jibaros.

—Deberías entonces  avisarle a tu cara. Parece que te  has quedado huérfana. Sonríe más que aunque la vida esté cara no te van a cobrar por eso.

—Ya ya ¿Qué tal llevas la situación con tu madre?. Cambio el tema, mientras guardo las cosas que he dejado tiradas.

—¿Qué acaso todos aquí tenemos una relación disfuncional con nuestros padres? Cuestiona Camila mientras se levanta de las gradas y saca un cigarro. La miro

—¿Desde cuando fumas? Pregunto y termino  de guardar todo.

—¿me hace ver más interesante, verdad? Inhala y expulsa el humo en toda mi cara. Estornudo y le quito el cigarro de las manos, tirándolo al suelo. Se queja pero la ignoro. Andrés suspira.

—No lo se, creo que a veces me soporta porque papá le manda dinero todos los meses. Otras veces siento que me aprecia lo suficiente como para sentir que  tengo una madre. Ella es muy confusa.

—Debe ser la primera. Comenta muy bajo Camila, pero lo suficientemente alto para que podamos escucharla. Ya les dije que Camila no sabe susurrar. Se da cuenta que la miramos y enrojece.

—¡No! Digo, debe ser la primera vez que te debes  dar cuenta que al menos te quiere. La pellizco. — auc..porque ella te quiere ¿Cómo no te va a querer si eres el hombre y amigo más lindo que alguien podría querer?. Exagera un poco con su empalague, pero al menos logra que Andrés sonría.

—Te hace falta un novio urgente, creo que eso ha sido más romántico que tu declaración de amor a Mateo. Hablo después de tanta cursileria.

Camila me empuja y entre pellizcos y risas logramos salir de la escuela.

 

 

Llegar a casa siempre es reconfortante.

La casa se siente silenciosa, no veo a nadie, lo cual es raro.

—¿Mamá? La llamo pero no contesta. Busco en la cocina pero solo veo mi comida tapada. Voy a mi habitación y me quito todo de encima, me meto al baño y salgo de veinte minutos. Regreso a la cocina ya vistiendo unos pantalones anchísimos y una blusa de tiritas y corta. Agarro el plato y me siento a comer en el comedor.

Veo la puerta abrirse y es mamá quien entra. Parece sorprenderse con mi presencia. Ella siempre ha sido una de esas mujeres que nunca las ves desarregladas, viste de forma juvenil, quiero decir, no como si tuviera quince, viste como alguien con estilo, sin sabotear su edad.

—llegaste temprano. Habla mientras deja unas bolsas en la mesa.

—Salgo todos los días a la misma hora. Respondo y saca algunas cosas de las bolsas para colocarlas en la cocina. Voltea a mirarme mientras abre las gavetas.

—Supongo, creo que hoy se me fue el día entonces. Me da la espalda y sigue acomodando las cosas.



#8667 en Otros
#14388 en Novela romántica

En el texto hay: pasado, triste, amor celos

Editado: 05.05.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.