Inexplicable Amor

La Promesa

Luego de aquel encuentro con Jesús, mi vida nunca mas volvió a ser la misma, la esperanza volvió a tener lugar en mi corazón, recordé que toda mi vida había querido ser escritora en prensa escrita, por lo cual arme mi síntesis curricular y comencé a buscar un empleo que cumpliese ese gran sueño, por supuesto debía empezar por prepararme, pues no lo había hecho a causa del desanimo, comencé a   recordar lo que me enseño Jesús acerca de redimir el tiempo, comencé a salir con personas que edificaran el mensaje que Jesús me dio, no quería volver atrás.
Pero debo reconocer que hubo alguien que se adueño de mi vida, desde aquel día no me soltó, y aunque siempre  estaba ocupado en su empleo no era excusa para no tomar un te  por la tarde o salir a ver una película al auto cine, la verdad es que nació una hermosa amistad entre el y yo, su paciencia y dedicación me inspiraban.
Una noche me invito a cenar, quedo de recogerme pues tenia algo importante que decirme, su madre siempre me decía: "cuando Paul quiere hablar hay que oírlo, pues no es hombre de perder el tiempo". Esa noche me coloque un vestido rojo carmesí, muy elegante por cierto, pues Paul dijo que me colocara lo mas elegante que tuviera.
Así que allí estaba aquella chica que hasta hace unos meses, no creía en el amor, vestida para una cena especial, disfrutando de una vida libre de odio y rencor, reescribiendo la historia de su vida y todo gracias a Jesús, si no hubiera llegado a tiempo ¿que habría sido de mi? broto una lagrima, que  corriendo por mis mejillas me recordó que la felicidad también nos hace llorar.
En ese mismo instante sonó mi teléfono, era Paul: "estoy abajo, sal al balcón de tu apartamento"
Cuando hice lo que me pidió solo pude reír, estaba en la entrada de mi edificio, con un enorme oso de peluche blanco y un ramo de rosas blancas, era increíble el tamaño de ese peluche, cuando baje el peluche tenia un cartel que decía: "Seré tu mejor amigo por siempre", las lagrimas brotaron como cataratas y me abalance sobre él.
- Me perdí de muchos años de una gran amistad. - Dije.
El levantando mi rostro, dijo: - Error, recuperaste los años de una gran amistad. Mentorearte en lo que no pudo ser dañara tu esencia, recuerda lo que te enseño Jesús.- guiñando su ojo.
Me sentía tan segura cuando estaba con él, que quería parar el tiempo,  su mirada era tan dulce que me perdía en ella, creo que sin darme cuenta me estaba enamorando de Paul, pero ¿como no enamorase de un ser tan maravilloso? Lo único que me atemorizaba, es que el no correspondiera a este sentimiento, eso entristecería mi corazón, aunque estaba  segura de que algo bueno estaba por ocurrir, Jesús me lo había prometido, no había que temer.
Subimos al auto, y mientras conducía, comenzamos a hablar.
- Recuerdas que cuando estábamos en los primeros días de escuela, la maestra pregunto ¿que queríamos hacer cuando estuviéramos grandes?
- Si, lo recuerdo. ¿Recuerdas que la maestra te llamaba "Paul ponqué"? - Reí.
- Vero estoy hablando en serio. ¿Lo recuerdas?
- Si, lo recuerdo. Yo dije que quería ser escritora de prensa escrita y  comprarle a mama una casa en el campo donde pudiera cultivar. - se hizo un nudo en mi garganta al recordar eso.
- No te entristezcas, el que seas feliz para ella es aun mejor que esa casa en el campo. - Sonreí aliviada de saber que era cierto - Pero, yo también escribí algo.
Llegamos al lugar, no podía creerlo, era el mismo lugar a donde me llevo Jesús, estaba anonadada, el me miro algo preocupado por mi expresión.
- ¿Pasa algo? - pregunto. - Si no te gusta el lugar, nos podemos ir.
- No, al contrario, este lugar me trae muy buenos recuerdos. 
- De acuerdo, ¿Pasamos?
- Claro.
Aquel lugar seguía igual, era como reproducir una película en mi cabeza. La esencia de los servidores de ese lugar traían a mi memoria aquel día con Jesús, fue impresionante saber que la mesa reservada para nosotros fue la misma donde desayune con Jesús, todo parecía un plan bien trazado, sin errores ni tachaduras.
Broto una lagrima furtiva, trate de disimular, pues a pesar de Paul haberse convertido en mi mejor amigo,  no conocía todos los detalles de mi encuentro con Jesús, pues considere no necesario contarlo todo, para tener recuerdos que eternamente fueran solo Él y yo.
- ¿Que deseas tomar?
- Dejare que me sorprendas con la orden - guiñe el ojo a Paul, sonrojado, dijo: -Difícil elección.
Mientras el hablaba con el mesonero, observe aquel lugar cuyo nombre es El Mesón, me sentía privilegiada de estar allí otra vez y mucho mas con Paul, quien se ha vuelto de gran bendición para mi  vida. 
- Te traje aquí por que necesitó, decirte algo verdaderamente serio.
Por primera vez en mucho tiempo lo veía nervioso, comenzó a sudar, no paraba de beber agua y de pronto en una ráfaga de valor, comenzó.  
- Recuerdas lo que veníamos  hablando en el auto?
- Es ¿en serio? ¿seguirás con eso? Éramos solo unos niños.
- Si justo porque era un niño, tuvo mas valor lo que escribí que cualquier otra cosa en mi vida. – Lo mire fijamente, pues supe que hablaba en serio.- No te dije que escribí.
- Dímelo ahora.
- Escribí que desea ser alguien poderos, alguien con una fuerte influencia financiera. Pero luego coloque – sacando un pequeño papel de su cartera, con mucho cuidado lo abrió, no podía creer que guardara tales recuerdos, eso me  hablaba mucho de la dulzura, de su corazón. Pero aun mas impactante es lo que estaba escrito en aquel trozo de papel: “Prometo conquistar el corazón de Verónica Braund”
No podía creerlo, las lagrimas comenzaron a correr en ambos, no sabia si lloraba de felicidad, o de asombro, solo sabia que no merecía tal amor, aunque si quería  tenerlo. El sonrió con algo de temor, sus manos temblaban.
Verónica Braund, la mejor experiencia de mi vida a sido conocerte, eres una mujer brillante, valiente y asombrosa, con virtudes que solo pocas poseen. Aquel día cuando te regale esa rosa blanca, quería decirte algo, pero si algo he aprendido es que nunca es tarde, y  el tiempo puede redimirse. Hoy Verónica Braund, quiero decirte que eres la rosa mas hermosa que he conocido, pues aunque haz vivido entre espinos, la pureza de tu amor todavía reverdece, eres esa rosa blanca que  marca mi camino. Espere encontrarte toda mi vida. Aquel día cuando te vi desmayada en el parque, supe que si no luchaba por ti, te perdería para siempre y el Padre me estaba dando la oportunidad de volverlo a intentar. Verónica, quiero ser tu mejor amigo, tu consejero, tu pañuelo, y tu posadero, Verónica quiero ser tu almohada y lo primero que mires al despertar cada mañana. Verónica Braund, ¿quieres casarte conmigo?.
No supe que responder, nuevamente quise salir corriendo, pero esta vez no de temor, si no de felicidad. Pero tranquilos no corrí, acepte sin dudarlo dos veces. Nos casamos en una tarde de Abril, solo hasta entonces supe que mi esposo era el dueño de una concesionaria Internacional Contable. No podía creerlo fui la cenicienta de este siglo, pase de vivir en un alquiler a ser dueña de una lujosa mansión, y  de ser la asistente de prensa de una pequeña imprenta de prensa escrita, a ser la dueña de mi propia imprenta. Deje de ser la solterona amargada que no creía en el amor, a ser la feliz esposa de mi mejor amigo.
Mi vida cambio, y toda gracias una golpe literal de amor, aquella cruz llego a mi vida para recordarme que aun en lo escenarios mas hostiles, el amor sigue estando presente, hoy camino siempre acompañada por Él, hoy vivo enlazada a aquel Joven de ojos negros que me presento la cruz, hoy vivo en Jesús y el en mi, hoy vivo en su Inexplicable Amor.




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