Natalie Rivera
Mi mente había estado por los cielos estos días desde que entré a trabajar, cuando nos llamaron para que nos mostraran la empresa pensé que sería con el líder del sector, el líder de la oficina, no con la mismísima jefa, que además por su sonrisa maliciosa era muy posible que me había reconocido, pero trataba de hacer mi mejor esfuerzo, no sabía como funcionaba el sitio así que básicamente estaba expuesta y desprotegida por cualquier tipo de movida extraña que hiciera esa mujer.
No podía darme el lujo de renunciar y evitar cualquier problema, pero la situación económica en la que me encontraba no ayudaba para nada, era ella la que me mantenía retenida, pero tendría que verle el lado positivo, la paga era muy buena y el trabajo muy sencillo, las miradas que me daban mis compañeros eran un poco molestas, pero sabía que eran de admiración al menos o lujuria, y ninguna de las dos interferiría con mi trabajo, aprendí a trabajar con ese tipo de miradas en el Club mientras la gente me miraba bailar y llegó un punto en donde me eran indiferentes.
Lo único que me emocionaba era la llegada de mi hermano, pronto lo vería en casa y hablar con él mientras me platicaba acerca de sus clases, se estaba quedando en unos dormitorios universitarios en Arkansas, sabía que él estaba apurándose, cosa que me daba el motivo para poder seguir trabajando y dar lo mejor. Me entregaron unos documentos que tenía que entregar a la planta baja a unos compañeros que igual son del área de administación pero se encontraban varios pisos abajo del mio.
Fui a la planta baja para poder entregar los documentos los cuales me agradecieron, pero al tocar la mano de uno de ellos, tenía tinta en su mano y al tocarlo me di cuenta que me había manchado, por lo que antes de regresar por el elevador, decidí ir al baño para limpiar la tinta, al entrar encontré dos mujeres maquillándose que estaban hablando sobre algo, me dirigí al lavamanos y comencé a tallarme con agua y jabón aquella tinta azul, a juzgar por la ropas que traían, provenían del área de negocios internacionales, área que se encontraba un piso debajo que el de la oficina de la jefa que era básicamente todo el último piso del enorme edificio.
—El maquillaje que hoy traía la jefa era un fiasco—. Dijo una de ellas mientras se colocaba un poco de rímel en sus pestañas, traté de recordar que era lo que traía y en mi mente se coló un maquillaje con tonalidades rojas que no era el más favorecedor para ella pero se veía bien—. Debió de haber usado otra cosa.
—Siento que el de esta ocasión estuvo bien, pero igual su gusto es cuestionable—. Dijo la otra mientras retocaba sus labios con un horrendo labial brilloso que no tenía nada que combinar en su rostro lo cual era un poco cómico que ella hablase sobre mal gusto usando ese labial—. ¿Recuerdas el de la fiesta de bienvenida? Ese si que era espantoso que inclusive la tuvieron que maquillar de nuevo y por un profesional por que ella ni siquiera sabe cómo hacerse algo básico.
Me estaba sintiendo incómoda, primero por el tipo de ambiente venenoso que tenían esas mujeres, pero realmente yo no sabía si las habilidades del maquillaje de la señora Cooper eran tan lamentables para que sus empleadas hablaran a su espalda sobre ellas y tampoco deseaba meterme en problemas con gente de la empresa siendo mi primera semana en el sitio. Segundo, el cómo lo decían tan libremente trabajando en la misma empresa que esa mujer, me parecía tan descarado.
Mientras pensaba en que hacer, escuché como alguien carraspeó y abrió uno de los cubículos del baño, las dos chicas se quedaron heladas al ver quién era la que salió del cubículo, era Jessica Cooper quién simplemente comenzó a negar para después lavarse las manos con toda la tranquilidad del mundo ante las dos empleadas que se encontraban viéndola con total espanto y posiblemente retractándose de lo que dijeron momentos atrás.
—Es una pena que tengan que buscar lo único en lo que no tengo destreza para tratar de hablar de mi—. Dijo Jessica completamente decepcionada mientras negaba con su cabeza para después mostrar una sonrisa que indicaba su desagrado—. Deberían tener más cuidado de lo que hablan a espaldas de alguien más, no saben si esa persona los estará escuchando.
—Lo sentimos mucho—. Ambas dijeron suplicantes mientras veía la sonrisa de Jessica colocarse en su rostro, pero ambas salieron despavoridas del lugar dejándonos a las dos solas.
—Si están hablando mal de alguien y te quedas callada, estás de acuerdo con lo que esas víboras dicen—. Me dijo Jessica mientras levantaba mi mentón para que la viese a los ojos—. Una sorpresa verla aquí “intocable”.
Quité su mano con la mía mientras miraba a otro lado, tenía razón en sus palabras, pero simplemente había estado aquí para limpiar la tinta que había caído en mi mano, el día de hoy tenía tan mala suerte. Pero el sonido de sus tacones y el de la puerta me hizo verla mientras ella volvió a dirigirme la mirada.
—Su camiseta se encuentra manchada con gotas de tinta, puede probar a usar alcohol etílico para removerlas—. Estiré mi camisa mientras veía pequeñas gotitas de tinta que ni siquiera les había puesto atención por la mancha de tinta en mi mano, para después rematar con un tono condescendiente —. Siempre tiene que estar presentable Rivera, si no parecerá que estuvo haciendo otras cosas.
Al ella salir del baño, simplemente me enojé y esperé unos minutos antes de regresar a mi cubículo en donde no me preguntaron que era lo que había pasado, pero me senté y me puse a teclear sin más en mi computadora terminando un informe en el que tenía que trabajar toda el área administrativa incluyendo a los nuevos.