Joan Ajax
Era temprano pero me encontraba en este bello jueves dentro del Centro correccional metropolitano, lugar en donde se encontraba mi padre. Él había sido detenido hace 13 años, pero lo que al principio fue una simple demanda por evasión de impuestos dejó al descubierto varias actividades ilícitas que mi padre cometía, pero yo fui un simple niño de casi catorce años que fue dejado a su suerte, pero el padre de Jessica, el señor Cooper, él me ayudó por la amistad que tenía con mi padre, nos crio a los dos.
Entré a una de las pequeñas cabinas con teléfono donde pude hablar con mi padre, quién por alguna razón se veía más sonriente de costumbre, me preguntaba qué era lo que podía cambiar su actitud en ese sitio, pero la verdad era que su caso iba a ser reevaluado y quizás le quitaban más años a su condena, me alegraba, pero bien era cierto que había estado un poco menos de la mitad de mi vida ausente, pero no era quién para reprocharle eso.
—Hijo mío ¿cómo estás? —. Me preguntó él con cierto tono de melancolía en su hablar—. ¿Qué te trae aquí?
—Simplemente quise visitarte, estoy bien—. Dije mientras veía su demacrado rostro a través del cristal que tenía aquel lugar mientras hablaba con el teléfono en mi mano—. ¿Cómo vas tu Paul?
—He estado mucho mejor estos días, pero necesito pedirte un favor—. Cuando comenzó a bajar el tono de su voz acerqué más mi oído a aquel teléfono con una cuestionable sanidad—. Necesito que deposites 20 mil dólares a la siguiente cuenta, 2234 3345 3324 4423, en el JP Morgan pero necesito que lo hagas ya que hay una persona aquí dentro que me está molestando, pero simplemente es por seguridad pequeño, ¿podrás hacerlo?
—Hoy mismo los pondré padre—. Le dije mientras recordaba en mi mente el número de cuenta de aquel banco—. Cuídate para el juicio, yo vendré a verte para apoyarte.
—Gracias, pero cuéntame cómo están los Cooper—. Mi padre se recargó en el cristal del sitio—. ¿Cómo anda su negocio?
—Prosperando como siempre padre, ellos son muy buenos conmigo, me cuidan mucho , recientemente adquirieron un proyecto de productos naturales y están viendo como expandirse en Londres a donde he estado yendo para hablar con inversores y demás—. Le dije a mi padre quién daba una pequeña mueca, sabía que no le gustaba que hablase del éxito que tenía Jessica porque sabía que en el fondo le carcomía que él ya no era un hombre de negocios como solía serlo.
—Espero que les vaya bien—. Dijo mi Padre mientras veía como volteaba hacia la puerta y él hizo una mueca triste para después pararse—. Me tengo que ir hijo, espero que vengas la próxima semana.
—Yo vendré a verte la otra semana Paul—. Dije apresuradamente al ver como se apresuraba y se iba rápidamente, cosa que era extraña para mí.
Al salir de la correccional, decidí ir al banco para hacer la transferencia a la cuenta que me había dicho mi padre, me extrañaba mucho la actitud de mi padre, aunque había estado feliz, lo noté un poco nervioso, pero no iba a decirle en el momento, en el banco había poca gente así que pude acceder fácilmente, simplemente fui a hacer una transferencia al banco y salir con prisas, no quería que nadie me viese en el sitio, no había necesidad de que nadie me viese, tuve que ir al banco directamente yo, ya que no quería mandar a nadie a hacer el encargo por mí.
Conduje hacia la empresa Cooper de regreso a trabajar, observé como la gente iba a comer, la tarde ya había llegado y se sorprendieron al verme llegar, ya que siempre era de los primeros en que se encontraban en la empresa, por eso tan pronto entré a la empresa por el elevador principal, la gente de la recepción comenzó a susurrar como si estos supiesen la razón por la cual me encontraba con tardanza, la cual justifiqué con Jessica directamente.
Al entrar, la vi vestida con un bello traje ejecutivo a la medida que le había mandado a regalar el día de su cumpleaños número veinticuatro, cosa que me hizo sonreír al ver que ello lo tenía puesto, aunque se encontraba seria, sabía que se alegraba de verme ya que simplemente me invitó un vaso de agua, cosa que no hacía con nadie más.
Mientras veía el papeleo usual, observé que estaba suspirando mucho, era jueves, por lo que teníamos una fecha de límite para el sábado, la tensión en toda la sede tenía a todos con los pelos de punta, ya que uno no se podía relajar, ya que cualquier error que cometiese seria razón suficiente para quedarte trasnochando en la sede. Observé como ella se encontraba con la mirada perdida y de repente regresaba a la realidad, eso no era muy propio de ella.
—¿En qué piensas tanto que suspiras? —. Pregunté con un poco de curiosidad por lo que Jessica dejó de estar haciendo lo que estaba revisando y simplemente dejó sus papeles a un lado—. No es propio de ti estar tan distraída.
—Estaba pensando en ir a cenar para festejar el arduo trabajo—. Dijo con emoción Jessica que estando seria pero con una emoción innegable.
—Pero si ya fuimos a festejar juntos a el club de striptease de la otra vez—. Dije mientras reía y Jessica me aventó un pisapapeles pero logré evitarlo.
—Pero toda la empresa, pequeño, no nada más nosotros dos—. Dijo Jesica con un tono de obviedad que me hizo querer aguantarme la carcajada que estaba por soltar—. Pero no sabía si una cena o mejor un viaje como los que solemos hacer para cada sector.
—Yo diría que mejor una cena—. Comencé a explicarle las razones y contrapartes de toda la situación—. El viaje que solemos realizar anualmente sería raro volverlo hacer con solo ocho meses de separación entre el último y todos estarán cansados ya que como he visto bastante personal además de ti se ha quedado a trasnochar, por lo que prefiero que hagas una cena, pero no la hagas el viernes en la noche, mejor hazla el sábado por la noche, para que la gente tenga un día de descanso.
—La haré el domingo en ese caso—. Dijo con seguridad Jessica mientras la veía pensar algo que tenía que hacer—. Posiblemente el sábado mi padre quiere que vaya a cenar con él y pues iré, pero ¿cómo está Paul?