Natalie Rivera.
Nuevamente era un lunes por la mañana, los susurros no se hicieron de esperar tan pronto llegó la jefa, se veía un poco más al natural con su pantalón de mezclilla en lugar del traje formal que siempre solía vestir o los blazers que solía usar, su mirada no era tan seria como antes, quizás algo había pasado, pero no sabía exactamente que era.
En la zona administrativa habían muchos cuchicheos y preguntas hacia mí por la presentación que había tenido lugar días atrás en donde solo entraron los más altos puestos y yo, muchos se mostraban interesados en saber qué fue lo que se discutió en la junta, pero igual no respondí mucho ya que no era lo que me correspondía saber, además era de los nuevos.
—Déjalos Rivera—Exclamó Margarita, una de las nuevas que había llegado al mismo tiempo que yo—. Mejor hay que trabajar, para poder salir un poco más temprano el día de hoy.
Simplemente asentía dándole la razón a la chica quién me explicaba lo que teníamos que hacer de trabajo entre las dos, trabajar detrás de un escritorio, con el aire acondicionado refrescándote y simplemente terminar de escribir unas cuantas cosas, era un trabajo muy sereno y cómodo en donde aunque me pagaran menos por recién entrar a la compañía, me parecía un gran trabajo y muy sencillo.
Observé como llegó el jefe del área a hablar conmigo lo cual me extrañó, pero él me pidió que fuese a la oficina de la jefa para entregarle unos cuantos balances del mes pasado por que los estaba solicitando, acepté y me fui para entregar los documentos de balances que estaban muy bien ordenados, al subir rápidamente por las escaleras para encontrarme en su escritorio de siempre al secretario Joan quién me miraba extrañado por mi presencia, le expliqué el motivo y me dejó entrar.
Al entrar observé a Jessica quién tenía una mirada diferente, no era la típica de seriedad que siempre tenía en su rostro, ella simplemente me invitó a sentarme mientras veía como revisaba los documentos que le había traído, el silencio me hacía sentir incómoda, no sabía el porqué, pero ella no decía ni una palabra por estar más concentrada de lo usual.
Me dediqué el tiempo de ver la oficina de la jefa, y me sorprendió ver varios retratos de su padre y ella, parecía que ambos tenían una buena relación y también había varias fotos de Joan con Jessica junto a otra mujer en la adolecencia de los tres, me sorprendía que en la mayoría él era el que se encontraba sonriente y Jessica siempre se mantenía seria.
—Necesito y requiero que me hagas una presentación de estos balances para el viernes—. Dijo Jessica sin mirarme y seguía dándole unas hojeadas a los documentos—.No me interesa que tengas que hacer, tus actividades se las daré para que se las repartan entre los nuevos de administración, solo que tengo que corroborar algo, pero es urgente.
— ¿Ya estás mejor? —Le pregunté mientras ella me daba una sonrisa ladeada mientras me respondía.
—Sí, ya me siento mucho mejor—. Dijo ella mientras me sonreía—.Mi padre y Joan me regañaron por ir a la cena, pero tenía que ir por compromiso.
— ¿Y por qué hoy ha optado por un look más informal jefa? —. Dije coquetamente mientras ella se sonrojaba, era muy fácil molestarla.
—Por qué pensaba invitarte nuevamente a una cita Rivera—. Aquella sonrisa maliciosa que tenía en su rostro era tan misteriosa—. Podemos pedir algo aquí en la oficina si gustas, o podemos ir a aún restaurante de tu preferencia.
— ¿No me acaba de decir que necesita la presentación de los balances urgentemente? —. Le respondí mientras ella simplemente se quedaba callada como si se arrepintiera de haberme dado una orden primero—. Hay una pizzería que había visto a unas cuantas calles de la empresa, supongo que ya ha comido allí.
— ¿La casera de los italianos? —. Preguntó Jessica mientras yo asentía a su pregunta y ella siguió hablando—. Podemos ir en cuanto termine tu turno, solo tengo que dejar unas cuantas cosas terminadas y termino, te veo en la salida para ir juntas y no me puedes decir que no, porque es una orden.
Me levanté de mi asiento mientras le decía que la vería después, maldita sea, me había ordenado de ir, quería aceptar que no me gustaba la actitud que tenía, pero el magnetismo de sus acciones me hacía ir a ellas, había pasado tiempo desde que había salido con alguien de esa forma, desde que había estado trabajando en “Inferus” me había cerrado de salir con cualquier persona que hubiese pisado alguna vez el Club, posiblemente mi hermano me esperaba para comer, pero le mandé un mensaje que llegaría un poco más tarde de lo normal.
Al salir de la oficina, Joan nuevamente me miraba con desconfianza mientras recordaba sus palabras, y no entendía por qué él se ponía en esa postura conmigo, a menos que recordase quién era yo, pero no había hecho ningún comentario de ese tipo en las pocas conversaciones que hubiéramos tenido, así que no entendía su postura.
Pensé en la primera vez que vi a Jessica, ella tendría quizás unos diez o nueve años cuando la vi por primera vez, mi padre, un administrativo común que se encontraba trabajando en una de las empresas de su padre, a él había sorprendido varias veces a mi padre bebiendo en su trabajo, pero por alguna razón que yo no sabía, a él jamás le despidieron de su puesto, hasta que el señor Cooper decidió tomarlo de guardia debido a su gran complexión, mi padre acepto el puesto de inmediato, mejor paga y además tenía que cuidar un poco a aquel magnate.