Capítulo 23

Jessica Cooper

Siendo la mitad de la semana, un jueves para ser exactos, me encontraba preparando las cosas para que las vacaciones de los trabajadores fuese en Londres, personalmente me alegraba que Joan había escogido esa locación, podría ir a visitar un poco la cuidad, además de pasar un poco más de tiempo con mi buena amiga Sara y quizás ir a visitar a sus padres como lo había hecho con el mío, a quién llamaba el tío Cooper, cosa que incluso si le daba risa, dejaba que le llamasen así, ya que ellos eran mis amigos más cercanos, algunas veces también Joan le llamaba así.

Observé como mi oficina estaba levantada como lo usual aunque se sentía un poco solitaria, ya que Joan y Saar habían ido a comprar el almuerzo y yo esperaba ansiosa mientras me dedicaba a hablar con las líneas hoteleras para reservar en su totalidad los hoteles debido a la cantidad de gente que se encontraba en la sede, lo de los viajes era tradición anual que había iniciado mi padre unos años antes de retirarse y tenía convenios con varias personas para que la realización de eventos como estos se pudiesen realizar año con año.

Alguien que yo esperaba abrió la puerta mientras asomaba su cabeza, aquella esponjada pero hermosa melena fue lo primero que se asomó seguido del rostro de Rivera quién tenía aquella aperlada sonrisa que tanto me gustaba, ella simplemente entró mientras veía como si no hubiese moros en la costa.

—No respondiste el mensaje de texto que te mandé Jessica—. me dijo ella mientras yo revisaba las notificaciones de mi celular viendo que, efectivamente, me había preguntado por su almuerzo—. Terminé comprándome una ensalada en la cafetería con una dudosa higiene por parte de la vendedora.

—Por eso no me gusta ir a comer en la cafetería—. Dije con mi ceño fruncido mientras ella solo se acercó a mi que me encontraba sentada en mi cómodo pero sofisticado escritorio.

—Finalmente tengo la oportunidad de verte—. Ella susurró en mi rostro mientras hacía que mi pecho se acelerara y ella solo me dio un corto pico en los labios para después guiñarme—. Pretendo invitarla a una cena en mi hogar antes de las vacaciones de la empresa por la posible incertidumbre de vernos al menos unos días, ¿qué opinas?

—Claro que iré, dime incluso que quieres de cenar y yo lo llevo hasta lo comodidad de tu casa—. Ella simplemente se rio con una sonora carcajada que se había vuelto uno de los sonidos que yo prefería oír durante el día—. Tendremos que irnos a ver en un punto ya que Joan estará de preguntón acerca de donde estaré y de verdad no quiero escucharlo a él ni a Sara que parece que sumaron fuerzas para molestarme estos días.

—La veré en la salida trasera de “Inferus”, tendré que ir a hablar con mi jefe por una situación que ha pasado entre las bailarinas—

. Dijo ella mientras a mi me picaba la curiosidad y ella solo me miró mientras asentía y seguía hablando—. Una de las bailarinas se ha peleado con otra por el tema de las propinas, ya que hicieron una presentación en conjunto pero no se quieren dividir de forma equivalente y simplemente están poniendo tenso el ambiente en “Inferus” y esto me lo ha contado mucho mi hermano que está trabajando de meso allí.

—¿Y eso no te va a dar problemas? —. Le pregunté con preocupación.

—Un poco más miradas no me hará mal—. Me dijo ella mientras adoptaba una pose de diva haciéndome reír—. Te mandaré un mensaje más al rato para decidir qué comer.

Ella solo se levantó y me ella pretendía darme un pequeño beso en la mejilla pero decidí moverme y sostener su brazo logrando que el beso se quedase en la comisura de mi labio izquierda haciéndome sonreír, pero le pedí que regresara a su trabajo o el jefe del sector la estaría buscando desesperadamente por la inmensidad de trabajo que había por hacer.

—Pero usted me puede mandar a hacer todo lo que quiera—. Dijo mientras deslizaba sus dedos por mis labios y la vi morderse los suyos—. Usted aquí es la jefa.

Ella simplemente salió con aquel espectacular andar que ella tenía y se retiró de mi oficina mientras me dejaba pensando lo que acababa de pasar haciéndome soltar un grito ahogado que traté de contener, pero era mejor soltarlo, después me dediqué en respirar para tranquilizarme, ella me había invitado a una cita, en su casa, me aseguraría de ir sola y que nadie iba a impedir que yo llegase con la cena a su casa.

Pasaron unos cuantos minutos mientras yo trataba de tranquilizarme cuando Dara y Joan abrieron la puerta de mi oficina de golpe mientras gritaban que la comida había llegado con una gran emoción como si hubieran ganado algo realmente importante haciéndome suspirar y dejar de teclear las cosas pendientes que tenía que hacer.

Ellos sacaron las cosas y parecía que íbamos a comer un poco de ensaladas con jugos naturales, un comida que al menos era saludable, así que deseaba que fuese deliciosa, mientras yo me la pasaba comiendo, esos dos se la pasaban hablando de los chismes que recorrían por las diversas bocas de los empleados de la sede que algunas veces llegaban a oídos de Joan quién venía a contarme las cosas mientras  comíamos, pero en esta ocasión Sara estaba de complemento mientras soltaba sus típicas bromas con chistes que yo  no entendía pero que Joan si,  haciendo que esos dos se rieran sonoramente mientras yo que sentía un poco cohibida, pero era lo normal.

Me sorprendió la cantidad de chismes que había ese día en la empresa, mientras pensaba en Rivera y lo bien que se veía ese día con el vestido rojo que traía ese día, que agradecía a el modista que confecciono esa prenda para que ella la pudiese vestir, incluso si me encontraba con mi mente rondando en otro sitio, también estaba pendiente de lo que decía Joan , ya que no me gustaba perderle el hilo a alguien mientras se encontraba hablando, pero incluso vi como Sara se levantó mientras contestaba su celular, se veía preocupada mientras respondía la llamada, algo le había pasado.