Inferus

Capítulo 26

Jessica Cooper

El timbre de mi departamento sonó, por lo que corrí a abrir de inmediato, ya sabía de quién se trataba, pero al abrirlo el abrazo prácticamente me tacleo y casi me caigo de no haber sido por la posición en la que estaban mis pies, ella solo me abrazó, no podía ver su rostro, así que solo acaricié su sedosa melena mientras la abrazaba y olía un poco a ella.

—Todo va a estar bien—. Le dije mientras seguía acariciando su cabello.

Por estar en una camisa de mangas cortas pude sentir la camisa un poco húmeda y sabía que estaba llorando, no podía estar lloviendo en una once tan fría como esa, ella se quedó así por unos minutos, podía ver como sus hombros se movían mientras sollozaba en silencio, no sabía que era lo que podría haber pasado par que ella estuviese así, una mujer tan segura e incluso astuta hasta el grado de hacerme sonrojar con sus palabras y acciones, pero me dolía verla de esa forma.

Ella no dejaba de llorar, así que me separé un poco, y en el momento que me miró comprendí que esto era algo muy complejo de tratar, se veía hecha un desastre, por su rostro había muchas lágrimas que se habían secado, pero incluso para mis veintiséis años que llevaba de vida, no sabía como consolar a alguien que estuviese en ese estado, y comprendí mi inexperiencia en el terreno pero solo me iba a quedarme con ella incluso sin saber que decirle.

El verla en mi departamento solitario me hizo reflexionar sobre el que pudo haberle pasado, pero deseaba no indagar, si ella quería contármelo, ella lo haría, ella dejó de abrazarme y se quedó estática como si nada, como si el mundo se hubiese detenido y después me volteó a ver con sus ojos llorosos que me dieron tanta pena.

—¿Quieres comer algo? —. Ella simplemente asintió mientras agarraba con sus manos el borde de mi camiseta que me llegaba por debajo de mi cadera.

Tomé su mano y me indiqué que se sentara en una de las sillas para que me viese cocinar, había pasado un tiempo desde que había cocinado algo, así que incluso me cuestioné si tenía gas para poder cocinar, pero al encenderlo me di cuenta que sí, recordé que habían un poco de pimientos con unos cuantos huevos en el refrigerador, cosas que Sara había comprado según con la intención de quedarse más días, pero me contó que su hermana había sufrido un accidente ye estaba de gravedad, y que ella tenía que ir de regreso a Londres.

Sabía que el viaje era literalmente en unas cuantas horas, pero viendo el aspecto de Natalie era posible que no quisiera viajar, aunque las cosas ya estaban pagadas, no importaba y si ella quería que me quedara unos días lo haría, de todas formas mi intención primaria para visitar Londres era por que Joan me lo había pedido, pero sabía que podía dejarle encargado el viaje, además que la mayoría de las cosas estaban a cargo de los líderes de sectores ya que ellos serían quienes cuidarían a sus grupos.

—Si tu lo deseas—. Le dije mientras tomaba su mano y dejaba un momento la comida a fuego bajo para que no se quemara—. Puedes no ir al viaje y te puedes quedar conmigo estos cuatro días que duran las vacaciones, puedes decir que algo surgió o que te sentías mal, y por eso decidiste no ir.

Ella simplemente asintió lentamente como si lo estuviese pensando, dejé su mano un momento mientras le daba vuelta al omelette que estaba preparando para que quedara cocido, un poco de especies espolvoreada con mis manos limpias al servirlo en un plato con ayuda de una pequeña pala de madera que tenía en la cocina y le coloqué una pequeña hoja de laurel en la parte superior, estéticamente se veía bien cocido y apetitoso, pero no sabía que tan bueno sabría, le entendí los cubiertos a Rivera quién solo se limitó a comer mientras comía con una ligera sonrisa ladeada que me indicaba que quizás todavía recordaba como cocinar cosas sencillas.

Esperé hasta que ella terminase de comer mientras le servía un poco de agua con gas que tenía en mi refrigerador, esperé pacientemente en aquel silencio que incluso si no era incomodo podía ser un poco tenso , ya que no sabía que decirle, y ella parecía que no quería hablar, ella se tardó un poco más de lo usual en comer , siempre que salíamos a comer juntas y lo que yo sentía que era una cita, ella solía darle un bocado a las cosas y al terminar de degustarlo y tragar solía decir algo que me hacía reírme o ella solía bromear mucho conmigo sobre mi seriedad lo cual solo a ella le dejaba ya que sabía como hacerlo de tal forma que no me sintiese ofendida.

—¿Quieres algo más? —. Le pregunté con cuidado mientras levantaba sus platos y los lavaba dándole la espalda para no estarla viendo fijamente todo el tiempo, ella no respondió, simplemente se levantó y fue a recostarse al sillón, por lo que me sequé las manos y simplemente me acerqué a ella quién parecía querer dormir—. Mejor vamos a mi cama, el mueble puede ser un poco incómodo.

—Me quiero quedar aquí —. Dijo ella después de sorberse la nariz, por lo que fui corriendo a traerle una almohada con una cobija, ella solo levantó un poco su cabeza y metí la almohada debajo de su cabeza y la arrope pero ella dijo incluso más bajo—. Gracias.

—No hay de qué—. Le respondí mientras me sentaba en el piso para quedar a la altura de donde ella estaba.

Fui a terminar de limpiar la cocina de forma silenciosa para no levantarla, también decidí poner mi celular en silencioso, ya que Joan y Sara tenían la mala costumbre de querer hablarme a cualquier hora, y no quería que Rivera se levantase por el todo de llamada de mi celular.




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