Natalie Rivera
Me levanté un poco incómoda mientras trataba de recordar en donde estaba, palpe con los ojos entrecerrados a mi derecha en donde solía estar mi mesita de noche pero sentí un vacío que me hizo abrir los ojos de golpe y me levanté con cuidado mientras veía que estaba en el sillón, parecía que me había quedado dormida con la misma ropa con la que había llegado, pero ni siquiera deseaba cambiarme, seguía pensando en la llegada de José mientras sentía otra lágrima salir de mi rostro.
Revisé mi celular para ver que había sido de mi hermano, me mandó su ubicación seguido de un mensaje que se había quedado en casa de un amigo, así que me mantenía un poco más tranquila, recordaba como al llegar a la secundaria cuando mis compañeros me preguntaba sobre mi padre pero nunca podía responder ya que siempre había algún malaleche que respondía que yo venía de hogares temporales de forma despectiva como si fuese algo malo y algunas veces me sentía marginada e esos temas pero yo sabía que culpa mi a no era .
Escuché como se abrió la puerta de departamento mientras veía como llegaba Jessica con algo en las manos quizás con comida, ella al verme dejó las cosas rápidamente y corrió conmigo mientras observaba mi rostro con detenimiento y observé como su rostro cambio, para después abrazarme.
—Hey, estoy aquí para ti, ven que compré el desayuno—. Me dijo ella mientras me tomaba de la mano y me conducía a la cocina—Un poco de frutas con granola, ¿te gusta? O puedo ir a comprar otra cosa.
—Eso está bien—. Dije mientras me sentaba y suspiré con desanimo mientras veía a Jessica preocupada, sabía que había sido mala idea haberla usado así así que mejor decidí levantarme—. Creo que mejor me iré, cualquier cosa yo te avisaré.
—Pero no estás bien—. Aquella afirmación me molestaba tanto por ser verdad, pero ella ni siquiera sabía la razón—. Te insisto que te quedes lo que necesites, no me molestas de verdad, es un placer tenerte aquí en mi departamento.
—Pero ¿qué hay de tus responsabilidades? Tenía entendido que irías a visitar a los padres de Sara e incluso saldría la empresa de fiesta y sería una buena forma de relacionarte con tus empleados—. Un sentimiento de culpa e inseguridad se clavó en mi mientras sentía como las lágrimas iban a volver a brotar de mi y no me sentía mentalmente estable para soportarlo—. ¿No te estoy estorbando?
—Creo que me tomaré unas pequeñas vacaciones, nunca las ocupaba por que no así nada fuera de lo habitual, pero te deseo ayudar, además incluso si deseas irte te iría a visitar—. Dijo ella con una gran sonrisa que me quitaba un poco los sentimientos que querían abrumarme—. No iré al viaje en Londres.
Yo solo asentía mientras me volvía a conectar y ella comenzaba a servirme las cosas, había compadrado un desayuno para dos, ella comía despacio in decir ninguna palabra, yo quería hablar sobre lo sucedido, pero tenía miedo de no ser capaz de comunicarme con ella, además sería revelarle que a ella la conocía desde hace muchos años y después de lo que me dijo mi padre, mi cabeza era un lío total.
Si Paul Ajax y mi padre había ido en contra del señor Cooper, padre de Jessica, significaba que él era el causantes de todos los males económicos que me pasaban horriblemente durante varios, pero no sabía si ella acaso sabía algo , aquellos ojos curiosos que me miraban quizás deseosos de saber el contenido de mi mente, era imposible que ella supiese que había hecho sui padre y que me pudiese mirar de esa forma en que lo estaba haciendo, no la creía capaz, pero lo que José había llegado a decirme me había descolocado.
Tenía que investigar si lo que José me había dicho era verada, al igual que si Jessica estaba enterada de las acciones de su padre, las cosas no se iban a quedar como si nada, pero de momento algo estaba seguro, Jessica se estaba preocupando de mí, trataba de no pensar en su padre, por que quién en su sano juicio ayudaría a alguien que sufrió demasiadas carencias económicas que fueron causadas por su propio padre.
Al terminar el desayuno ella comenzó a levantar los platos y comenzó a lavarlos, lo único que se escuchaba era el enjabonado y enjuagado de los platos en donde recién habíamos comido, sentí un golpe de vergüenza al asimilar toda la situación, había pocas veces que me arrepentía de las cosas, y era una de esas ocasiones especiales, pero si me iba quizás Jessica se sentiría por que no solo había cancelado las vacaciones donde se la pasaría con sus amigos más cercanos y disfrutando, además de eso, ella pidió vacaciones dentro de su propia empresa, aquella mujer que siempre salía todos los días al menos a las ocho de la noche del día.
Era realmente trabajadora y sabía que siempre se encontraba en una presión constante, las múltiples citas que habíamos tenido que aunque fuesen una simple comida, ella me platicaba de las cosas que tenía que hacer. Sentí que ella realmente necesitaba una explicación de lo que había pasado incluso si se me rompía la voz, pero no le contaría todo, tenía que saber si realmente el señor Cooper había sido el responsable de todas esas deudas que llevaba acarreando.
—Jessica—. Dije mientras ella se enjuaga las manos para después secarla con una pequeña toalla que estaba a un lado mía, mientras pensaba en que decir.
—Cuando estés lista me lo podrás decir—. Con esa sonrisa ya sabía que le diría algo fuerte, pero sabía que ella se lo merecía, después de haber tenido un episodio de colapso mental donde no podía decir nada más que gracias y lo siento que era necesario—. No te preocupes por eso Natt.