Jessica Cooper
Sabía que Natalie se había tardado mucho en los baños, y no había visto a nadie conocido ir para allá, por lo que decidí ir a buscarla, pronto vendrían las canciones movidas y deseaba bailarlas con ella, pero cual fue mi sorpresa al ver como mi padre corrió despavorido del oficial que había llegado a la fiesta.
Decidí ir a buscar a Natalie, quizás algo le habían dicho a mi padre, por eso, me asombré a presenciar una escena desagradable, observé como Natalie se encontraba casi a los pies de Joana quién tenía una mirada pura de arrepentimiento, pero lo que más me sorprendió fue ver la escena en donde todos se apuntaban entre todos, observé como Natalie se levantó y decidí moverme discretamente en dirección a ella, no deseaba que le hiciesen daño. Pero mi padre tomó mi mano, estaba tembloroso, algo estaba pasando y estaba completamente perdida.
—¿Recuerdas aquel verano hace quince años? —. Le preguntó a mi padre quién solo tragó saliva y asintió lentamente cosa que hizo que Paul siguiese hablando—. Nos prometimos que seríamos los hombres de negocios más grandes de toda Nueva york, pero decidiste en algún punto que solo serías tú decidiste hablar sobre los trapos sucios que solo yo tenía.
—Paul tú sabes que no es cierto—. Dijo mi padre mientras hablaba con nerviosismo mientras me miraba, pero sabía que ese nerviosismo no se debía al arma que lo estaba apuntando, si no que dirían algo a mí, una persona que adoraba y admiraba a su padre sobre muchas cosas—. No digas esas mentiras, esas fueron tus decisiones.
—Ambos estábamos en el mismo barco, no quieras pretender ser mejor que yo Cooper—. Le dijo el con un tono recriminatorio mientras lo señalaba con un grado de enojo notable —. Pero hoy pagarás las cosas que debes, estuve en la cárcel por tantos años, pero he logrado llegar a un convenio con la policía,
—¿De qué hablas? —. Preguntó mi padre asustado mientras yo vería como se levantaba Natalie por lo que corrí a donde estaba ella, pero sentí como varias armas me apuntaron pero no me interesó.
—Jessica quita tus manos de ella—. Me dijo Joan mientras me daba una mirada de enojo que no sabía de donde venía—. Tengo que ocuparme de ella, estás tan cegada que no te das cuenta de las cosas.
—No vas a tocar ni con el pelo de una rosa a Natalie—. Dijo aquel hombre moreno que miró con una melancolía a Rivera a quién ayudé a levantar mientras sentía el apuntado de Joan—. Baja el arma, jovencito, ya habíamos llegado a un acuerdo y me molesta que estés echando todo a perder, ya tenemos que irnos.
—No se irán a ninguna parte—. Gritó Sara mientras yo veía como le temblaban un poco las manos mientras gritaba, debía de estar tan asustada como yo me sentía por el mal presentimiento que me daba toda la escena en la que me encontraba inmersa—. La policía ya viene en camino y se los llevará a ustedes detenidos.
—La policía no nos llevará—. Dijo de forma burlesca Paul mientras apuntaba a mi padre con sus dos pistolas—. Se llevará al señor Cooper para que se pudra en la cárcel al menos unos años por lavado de dinero y trata de personas.
—¿Tú hiciste eso? —. Le pregunté a mi padre quién no me respondió y podía como se encontraba muerto por la vergüenza de mi pregunta, quizás pensó que sería algún tipo de secreto que se llevaría hasta la tumba—. Estoy decepcionada de ti.
Tan pronto dije eso, Rivera se las apañó para tomar el arma de Joan quién tenía su mirada en mí, sabía que las cosas con él no serían las mismas, quería sacar de verdad a Rivera de mi vida, pero sentía que me estaba perdiendo varias cosas, parecía ser que el hombre de tez morena que se encontraba enfrente mío era el padre de Natalie, pero ella se veía muy asustada, sus piernas le temblaban pero incluso con eso, apuntó a Joan a quién le comenzó a gritar.
—¡Dile a Jessica sobre tu obsesión por ella! —. Gritó ella mientras yo me sorprendía por sus palabras—. ¡Me querías matar para que nadie tomara ese lugar que ni tú puedes tomar!
—¡CÁLLATE! —. Gritó exasperado él mientras yo trataba de entender sus palabras que tan pronto se dirigieron a mí se volvieron dulces y tranquila como solían ser cada vez que me hablaba—. Nada de eso es cierto Jessica.
—Es verdad—. Dijo Sara mientras soltaba una lágrima solitaria que se deslizó por su rostro mientras sus manos temblorosas seguían apuntándole a Joan quién estaba visiblemente enojado y no podía ocultarlo más—. Lo encontré arrastrando el cuerpo de Rivera que estaba inconsciente, y así hizo con quien sabe cuántos más.
—No sabía que tu hijo tuviese esos sentimientos por mi hija, de haber sabido, nunca hubiese dejado que entrase al plan—. Dijo el padre de Rivera mientras apuntaba tanto a Paul como a Joan haciendo que el primero le apuntase—. Les recomiendo que todos bajen sus armas y al único que nos llevaremos será al señor Cooper.
En ese momento no sabía qué hacer, que pensar, en que creer. De repente llegaban estos extraños hablando de trata de personas, de dinero lavado que fue obra de mi padre, persona que ni siquiera trató de negarlo, y también que querían llevarlo ante la justicia para que mereciera lo que merecía, pero era el día de su boda, se suponía que debía de ser un buen día para recordar, pero no deesa forma, le di un vistazo a la pista de baile, pero ya no había nadie, solo nos encontrábamos nosotros.
En ese momento los apuntados de las pistolas estaban en un punto muerto, sea quien sea el que dispare, alguien iba a resultar herido, pero había una plausible opción, entregar a mi padre tal y como ellos deseaban, pero eso sería dejar libre a Joan, mi buen amigo Joan, quien trató de matar a Natalie, alguien que se volvió tan importante para mí en estos días.