Inferus

Capítulo 36

Natalie Rivera

Las cosas habían vuelto a la normalidad, ya había regresado Cooper a trabajar, pero con terapia para recuperar un poco la movilidad, pero tan pronto fue capaz de caminar con bastón decidió comenzar a ir a la empresa, en donde la recibieron con mucha emoción, incluso los altos mandos de vez en cuando la iban a visitar en el hospital y siempre estuvieron al pendiente de su estado de salud.

Pero las cosas habían cambiado un poco, el espacio que solía ser de Joan , ahora lo había decorado con mis cosas, unas cuantos recuerdos que me daban nostalgia, incluso una foto del primer partido de beisbol en vivió en donde fui con mi hermano Rogelio y con Jessica, me sentía plena, sabía que a ella le había afectado un poco la perdida de Joan, pero a mi me daba igual, me daba una alegría que él se hubiese ido, atentaba contra mi vida, así que sin su presencia podía descansar con mayor tranquilidad.

—Hey, traje tu comida de hoy—. Mi hermano traje comida de una cafetería de enfrente donde ya me había acostumbrado a comer allí ya que el siempre venía desde su cubículo a traer la comida para que ambos comiésemos juntos—. ¿Cómo sigue Jessica?

—Se siente mucho mejor que hace unos días que todavía se encontraba un poco desorientada—. Le dije a mi hermano mientras desenvolvía mi comida para comenzar a comer con él en la mesa donde solía estar—Pues piensa en darle unas vacaciones a Sara por ayudarla en todo este tiempo, y ella piensa regresar a trabajar como antes, pero le he dicho que se tome las cosas con calma.

—¿No trajiste para mí? —. Preguntó Jessica mientras se integraba a la conversación ya que había salido de su oficina que estaba dentro del último piso, pero mi hermano solo levanto una bolsa aparte con la comida de ella quién la recibió gustosa mientras se acercaba una silla para que comiéramos todos juntos—. ¿Qué tal te trata la empresa?

—Un muy buen salario, a pesar de que me exprimen bastante, pero tengo mis tardes libres en su mayoría, así que me parece bien—. Dijo él mientras le daba un sorbo a su botella con agua fría pero después la dejaba para seguir hablando—. ¿Cómo te sientes? No debes de presionarte Cooper.

—Lo sé—. Dijo ella mientras le sonreía, ambos se habían vueltos cercanos desde que ella había despertado, cosa que me agradaba por ambos—. Tengo que estar bien para nuestro próximo partido de béisbol.

Ambos se pusieron a hablar sobre el juego que abría el sábado y considerando en ri a verlo, me agradaba que Jessica le había gustado el béisbol, y aunque no era tan buena sabiendo de algunas jugadas, sabía lo básico para poder hablar con mi hermano, a quién le encontraban todos estos deportes.

Sabía que ella ya había ido a ver a su padre, le daba tristeza verle lo cansado que se encontraba, pero ella sabía que le había dicho que no se preocupase, incluso el estado en el que estaba su padre, ella me había hablado de que tan delgado estaba, mientras yo trataba de recordar aquel robusto y feliz hombre que se iba a casar hace más de tres años atrás.

Jessica comió rápido como de costumbre, pero antes de irse a encerrar a su oficina, me dio un pequeño beso en la frente y se despidió de mi hermano con un choque de puños, y simplemente cerró las puertas del lugar, observé como le hablaron a mi hermano, era uno de los viejos guardaespaldas de Inferus, uno muy alto con quién todavía tenía contacto, incluso si “Inferus” ya había cerrado sus puertas para siempre.

Algunas veces me daba curiosidad para saber que había sido del dichoso lugar, y algo que me sorprendió fue la forma en que lo transformaron, aquel ya no era mi lugar, aquel sitio en donde recibía miradas lujuriosas de todos los espectadores, ya no era mi lugar, ni volvería a serlo. Agradecía el haber comenzado a trabajar en Cooper, ganaba incluso más por exponerme menos a ese tipo de sitios donde se me cosificaba al tal punto de solo verme como un objeto de placer, cosa con la que no estaba tan de acuerdo, por ello me había ganado el apodo de “La intocable”, mientras menos interacción tuviese con los clientes, mejor sería. Pero un día de la nada, como una actuación especial, llegó Jessica.

Mi hermano se retiró después de hablar un rato conmigo diciéndome que saldría a cenar con los ex guardaespaldas de “Inferus”, incluso si a mí me hubiese gustado hacer amistades de esa forma allí, no hubiese sido posible, ya que era notorio el favoritismo que me tenía el jefe, ya que yo era quién hacía que día que me presentase, era el día con mayor flujo de clientes en toda la semana.

No me podía quejar tampoco que las empleadas eran groseras, porque también yo había sido una arpía prepotente, pero era por el lugar que yo sabía que tenía, y tal como Jessica predijo años atrás, tan solo me fui del trabajo, la clientela bajó tanto que el lugar prácticamente quedó en bancarrota, algo que m quedaba claro es que el tema de los bares se me daba bien, ya que sabía las bases que había aprendido

Y con dinero propio que gané con mi sueldo como secretaria en Cooper, me compré un pequeño bar que abría diariamente y tenía una buena clientela por ser rustico y muy atentos con los clientes, ya que el lugar era casi personalizado al ser pocas personas. Le llame “Inferus” en honor al club en donde me había reencontrado con Jessica después de tantos años.

—Alguien esta muy metida en sus pensamientos—. Vi como Jessica se acercó con el bastón, incluso si ya caminaba algo bien, solía usarlo para darle seguridad y que sus piernas no se flaquearan en cualquier sitio público—. ¿En qué tanto piensas?




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