Infinidad — Futuro Sombrío

Capítulo 5

Todos los dioses y héroes de los distintos paraísos y panteones estaban reunidos en el mismo sitio. El lugar que los acogía era un pabellón de varios kilómetros cuadrados.
Todo en el pabellón fue creado con marfil blanco, haciéndolo lucir perfecto y puro.
Todos se habían reunido por una orden de Metatron, el hijo mayor de Dios y el que cumplía su voluntad.
En el centro del pabellón apareció un hombre con cuatro pares de alas doradas, su rostro estaba oculto por una máscara blanca, pero todos los presentes sabían de quién se trataba.
 —Dioses, héroes y ángeles. Soy Metatrón, y he convocado a todos por una visión que ha tenido mi hermano menor que podría implicar una tragedia, tanto para los dominios del cielo, como para el infierno y la Tierra.
Los dioses asgardianos empezaron a temblar de júbilo, para ellos, una tragedia significaba guerra, y una guerra era donde ellos se sentían más a gusto. Excepto Odín, el padre de los dioses de asgard, todos estaban inquietos.
 —Uriel, mi hermano menor, puede predecir los patrones del futuro. Por lo que cada vez que algo no se desarrollaba según los planes de Padre, bajaba a la Tierra y cambiaba los eventos, pero esta vez es distinto. Uriel, muestra a los demás lo que me mostraste a mi.
 —Si
Uriel, un hombre con pelo y ojos castaños vestido con una gabardina marrón se situó al lado de Metatrón y cerró los ojos. Tras unos segundos, todos los dioses, héroes y ángeles perdieron la visión y vieron la Tierra.
El cielo estaba rojo y no había sol, en su lugar había un sol negro. Todo lo que alcanzaban sus vistas era una desolación de edificios derruidos. Algunos dioses, como Odín, Zeus y Ra, vieron el resto del mundo. Todo era igual, los océanos se habían secado, parecía que el mundo estaba muriendo poco a poco.
Una sombra apareció a miles de metros de la multitud.
 —Debo advertiros, que ese "ser", por llamarlo de alguna forma, puede veros. Así que sed cuidadosos.
Uriel les advirtió antes de que se acercara más. Metatrón alzó la mano y señaló a tres personas.
 —Thor, Hércules, y tú Horus, atacad cuando se acerque. No lo matéis, quiero hacerle varias preguntas.
Thor, el hijo de Odín y considerado el dios más fuerte, Hércules el héroe hijo de Zeus, y Horus el hijo de Ra. Se podría decir que los tres juntos eran capaces de destruir casi cualquier amenaza, por lo que Metatrón los eligió a ellos ya que eran cada uno de ellos los más fuertes en sus respectivos panteones. Lo que ninguno se imaginaba era lo que era ese "ser".
Thor caminó a la izquierda, mientras Horus se dirigía a la derecha y Hércules ocupaba el centro.
Thor, Horus y Hércules llevaban una armadura completa, por lo que la figura los miró por un rato hasta que los ignoró. En ese momento, Hércules corrió hacia la figura y la atrapó entre sus brazos con un fuerte agarre, mientras Thor y Horus se preparaban para ayudar a Hércules, lo que vieron les impactó a ellos y a los demás. La figura estaba sujetando con sus manos los brazos de Hércules sin ningún esfuerzo.
Hércules era un héroe, hijo de Zeus con una mortal, y su fuerza era comparable a un titán, Hércules podía jactarse de tener suficiente fuerza como para mover montañas el sólo. Ese era su don como semidiós.
La figura estaba envuelta en una túnica dorada, aunque tenía muchas salpicaduras de sangre. Su rostro no podía verse, pero todos los presentes pensaron lo mismo, era un alma del infierno que había avanzado al nivel 2.
La figura miró a los dioses y ángeles antes de hablar.
 —Ya maté a todos y cada uno de vosotros, decidme ¿Quién era él?
Su voz estaba distorsionada, pero aún sonaba arrogante.
Odín y los dioses nórdicos se prepararon para luchar, ya que lo primero que dijo la figura era que los había matado a todos, obviamente los estaba provocando.
Antes de que Odín pudiera dar la orden de ataque, Metatrón se adelantó frente a ellos, haciendo que los dioses nórdicos se pararan. Después, Metatrón le habló a la figura.
 —¿A quién te refieres, y quién eres? ¿Eres un alma del infierno?
La figura miró Metatrón y soltó los brazos de Hércules, el metal de su armadura estaba lleno de grietas, algo que hizo que incluso los dioses mayores empezaran a creer las palabras que dijo.
 —¿Quién era ese hombre? ¿quién era?
Ningún dios entendió sus palabras. Pero entendían que ese "hombre" estaba conectado con este ser y lo que ocurriría en el futuro.
Antes de que Metatrón pudiera hacer otra pregunta, todo el espacio comenzó a fluctuar, parecía que el futuro estaba cambiando de nuevo. En pocos segundos la figura desapareció, aunque su alrededor seguía siendo el mismo.
 — ¿Qué ha ocurrido Uriel?
Uriel estaba mirando los alrededores una y otra vez, pero no con sus ojos. Estaba usando su don divino para ver los diversos futuros.
 —Hermano, deberías saber que lo que hemos visto era sólo una variable. Ahora deberíamos estar en otra variable, pero...
 —Es igual en todas las variables, ¿verdad?
Antes de que Uriel pudiera terminar su explicación, Metatrón lo hizo por él.
Uriel miró en el horizonte y apuntó al lugar al que miraba. A lo lejos se podía ver a la misma figura en la túnica dorada con manchas de sangre, aunque había una diferencia con la anterior, esta figura tenía la cara descubierta.
 —Que nadie actúe. Esta vez lo haré yo mismo.
En la mano de Metatrón apareció una espada plateada después de advertir a los demás. La figura se detuvo y miró donde estaban todos reunidos, haciendo que Hércules tuviera un escalofrío al recordar su agarre.
Tras unos segundos, la figura apareció frente a ellos, ninguno parecía saber qué habilidad había obtenido para recorrer varios kilómetros en segundos.
Metatrón alzó el vuelo y aterrizó frente a la mujer con túnica dorada, si John o Lucifer estuvieran presentes, la reconocerían como Sara.
 —¿Qué ha ocurrido?
Sara miró a Metatron y habló con la misma voz distorsionada.
 —Creía que habías muerto Metatrón.
Tras las palabras de Sara, Metatrón apuntó con su espada a Sara, amenazándola.
 —¿Me amenazas a mí? ¿El último ser vivo del universo?
Al escucharla, Metatrón sintió que había algo extraño, por lo que hizo desaparecer su espada y habló con más tranquilidad.
 —¿Puedes decirme que ha ocurrido?
Sara miró detrás de Metatrón y sus ojos se posaron en Uriel antes de volver su mirada de nuevo a Metatrón.
 —Así que sois del pasado. Esta bien, hablaré, pero no te gustará, ni a ti ni a ninguno.
Metatrón y los demás seguían en guardia aunque esta Sara era distinta de la anterior.
 —Todo es por mi culpa, al menos en parte. Hice algo que no debería, y ese hombre se aprovechó.
 —Hemos visto a otra tú, en otro futuro variable. ¿Ese hombre del que hablas, es el hombre sin pasado que menciono la otra tú?
Uriel mencionó al "hombre" del que habló la Sara del otro futuro variable. Cuando lo hizo, Sara suspiró y miró a todos los dioses, ángeles y héroes, contándolos a todos. Al terminar, dio un suspiro de alivio.
 —Si. Todavía estáis todos, así que lo diré. Ese hombre no es algo que un dios pueda vencer, de hecho, levantó a Mjöllnir con fuerza bruta y pura.
Thor apretó sus puños mientras los demás, en especial Odín, no creían sus palabras. Mjöllnir era el martillo de Thor y controlaba el rayo, aunque era sabido por todos que Mjöllnir elegía a su portador. Si otra persona, ya fuera deidad, ángel o héroe, intentara levantarlo, le resultaría imposible ya que fue creado comprimiendo billones de toneladas de acero.
 —Está bien si no me creéis, ya que todos estaréis presentes en ese momento. Bueno... todos los que sigáis vivos.
 —¿Estás diciendo que ese hombre puede matar a una divinidad?
Sara miró a Metatrón y respondió.
 —Si, y...
Antes de poder continuar, Sara miró detrás suya hacia el lugar del que venía, y su rostro se volvió pálido.
 —Iros todos. Ya.
En las manos de Sara apareció una lanza con la hoja manchada de sangre seca. Al ver la lanza, Metatrón y sus hermanos y hermanas la reconocieron.
Antes de que pudieran preguntar, Sara dejó detrás de ella un papel arrugado y con manchas de sangre antes de desaparecer. Todos observaron el lugar donde Sara había aparecido y por donde se había marchado. Tras unos minutos, Sara volvió a aparecer, pero era distinta, los miraba con una sonrisa tenebrosa y había más sangre en su túnica dorada.
 —Uriel, envíanos a todos de regreso.
Metatrón le ordenó a su hermano menor mientras cogía el papel que dejó Sara y lo leyó por encima. Cuando terminó de leerlo, miró a Sara en el horizonte, ya no tenía la lanza pero Metatrón podía sentir claramente que se había vuelto igual que la Sara que se encontraron en el otro futuro.
Cuando Sara los miró, sonrió de una manera siniestra antes de llegar frente a ellos en un parpadeo, pero antes de que pudiera agarrar el cuello de Metatrón, todos desaparecieron.



#1616 en Ciencia ficción

En el texto hay: angeles, demonios, dioses

Editado: 15.11.2021

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