—¿Quieres que contrate a la empresa donde trabajas para que se ocupe de la publicidad y marketing de los viñedos? —pregunta mi amiga.
—No que la contrates, sino que tu padre y tú tengan una reunión con mi jefe y les dé una oportunidad de hacer una presentación. Dice que intentó hablar con tu padre y lo descartó por no tener mucha experiencia en la publicidad de viñedos.
—Si él ya dijo que no, no sé que podría hacer yo. Él tiene mucha más experiencia en todo esto que yo y sigue tomando decisiones. Yo solo lo ayudo con la parte comercial y contable.
—Tu padre aceptará una reunión si tú lo convences y solo es una reunión.
Mi amiga suspira.
—¿Por qué estás tan interesada en esto? ¿Acaso te amenazó con despedirte si no lo hacías?
Niego con la cabeza a la vez que me estiro en el sofá.
—No, es mi forma de demostrar iniciativa y que deseo crecer en la empresa. No me convertirá en jefa de departamento por hacer esto, pero me notará. Y podremos trabajar juntas porque yo me ocuparé de parte de la publicidad y sabes que soy buena.
Mi amiga me estudia con la mirada y sonrío.
No puedo decirle que deseo acostarme con el jefe de los jefes y que tener a viñedos Garfield de clientes ayudaría a conservar mi trabajo en caso de que las cosas salieran mal. Bree es mi mejor amiga y es más comprensiva de lo que cualquier amiga podría ser, sin embargo, no aprobaría mis planes de seducir al jefe.
No es que vaya a pedirle un ascenso y extorsionarlo con llevarme al cliente para conseguirlo, nada más es una carta por si él quiere ponerse en papel de jefe cretino después del sexo.
Yo no tengo problemas en ser amiga de un hombre con quien tuve sexo, lo soy de Adam, y tampoco me molesta trabajar con un hombre con quien me acosté, así que el problema podría ser él, no yo.
Claire dice que no tendré suerte con Sebastian Baker. Otras han intentado seducirlo sin suerte. Parece que no ha superado a su ex esposa y aun divorciado se mantiene fiel a ella, pero no se sabe mucho más que eso porque él no habla con nadie de la oficina sobre temas personales. Otros dicen que es gay y su esposa lo dejó por eso.
La única que puede saber algo es su asistente, pero es enigmática y Claire dijo que firmó un acuerdo de confidencialidad para trabajar como su asistente, lo que significa que ella no puede divulgar nada o terminará en prisión sin trabajo ni referencias.
Nada de eso importa, yo tengo fe en mis habilidades de seducción y me da igual si él sigue enamorado de su ex esposa, pues no quiero casarme con él, solo probarme a mí misma que puedo conseguirlo y disfrutar, por lo menos, una noche de él. No pido mucho.
En caso de que sea gay, sería una decepción, aun así estoy casi segura que no lo es. Mi radar gay no ha fallado nunca.
—Te conozco y algo me dice que hay una segunda intención detrás de esa iniciativa.
Dejo de sonreír.
—¿Qué más puede haber? Estoy loca, soy algo ninfómana y claustrofóbica, pero soy honesta y directa, sin mencionar que soy excelente en mi trabajo aunque a veces me distraiga con una mosca volando.
Bree ríe.
—Bien, hablaré con mi padre y te avisaré—suspira—. Después de todo necesitamos una empresa que se ocupe de la parte del marketing y publicidad después de que cerrara la última.
—La empresa es buena y no lo digo por trabajar ahí.
Me estiro hasta agarrar la copa de vino y bebo el merlot con mucho placer. No hay nada como un buen vino de primera calidad y tener de mejor amiga a la dueña de uno de los mejores viñedos de Australia.
Dejo la copa al momento que mi sobrina del corazón asoma en la sala con la muñeca bajo a su brazo.
La hija de Bree apenas tiene un poco más de tres años y es tan preciosa como lo era su madre biológica. Otra amiga que murió y le dejó la custodia de su hija a Bree porque era la persona indicada para ocuparse de la niña. Si me la hubiera dejado a mí, ya me la habría olvidado en el parque o en la escuela.
Algunas tenemos espíritu de tías for ever and ever.
—Ahí estás. Ya se me hacía raro que no vinieras a saludarme. ¿Le das un beso a la tía Amy?
Ella arruga el ceño.
—No—responde tajante, pero no borro la sonrisa. Ya estoy acostumbrada a ella—. ¿Y papi?
—Ya viene a casa. Triana, no debes ser grosera con la tía Amy y debes saludar.
Ella se acerca.
—Hola, tía Amy. ¿Ponemos peinar mi ñeca? —me enseña la muñeca a la que le falta la mitad del cabello.
—¿Le hiciste cambio de look? —ella asiente con una sonrisa—. Trae el cepillo y peinemos los pocos pelos que le quedan.
Bree niega con la cabeza y me comenta que Josh y Kenny jugaron con la muñeca de Triana y con la de Oriana viendo quien le arrancaban los cabellos primero. A Triana le pareció divertido mientras que Oriana se echó a llorar y los acusó con sus padres.
Ellos son hijos de otros amigos, que son hermanos del corazón de Bree y se convirtieron en mis amigos también, aunque no paso mucho tiempo con ellos, pues todos están casados con hijos y yo soy del bando contrario. Me siento como rana de otro pozo cuando hablan de cosas de sus hijos.