Intenta conquistarme

Capítulo 8: Amy

—No sabía que tenía hijos. —declara Claire.

—No uno, sino dos—suspiro con dramatismo—. Eso es demasiado.

—¿Por qué? No planeas casarte con él, sino conseguir placer.

—Lo sé, sin embargo, es complicado que un hombre con hijos tenga tiempo para el placer. Hablo de hombre responsable que lleva a su hija a tomar un café con una mujer. Eso significa que no está interesado o es su forma de dejar claro que si pretendo tener algo con él, su hija está incluida en el paquete… Perdón, sus hijos. Esto es demasiado complicado por un poco de sexo.

Claire suelta una carcajada.

—¿Te estás rindiendo?

—¿Te parece gracioso?

—Sí. No creí que dos niños podrían espantarte.

—Los niños no son mi fuerte. Triana, mi sobrina del corazón, es otra historia. No es de esas niñas pesadas o complicadas y por eso nos entendemos. No me pasa lo mismo con los hijos de otros amigos, a quienes evito.

—Le agradas a la hija del jefe, la ayudaste, y el niño es pequeño.

Ruedo los ojos.

—Una cosa es agradarle por haberla ayudado, otra muy diferente es agradarle sabiendo que me acuesto con el padre.

—Repito, no planeas casarte con él… ¿Para qué intento convencerte? Si te rindes, yo gano doscientos dólares.

Me incorporo de mi lugar y apoyo la mano en su hombro.

—No tan rápido. Dejame tantear el terreno una vez más.

Alza las manos.

—Está bien. No quiero perder ese dinero, pero quiero ver como cae el jefe después de ver a varias fracasar.

—¿Apostaste porque no crees pueda seducirlo?

—Sí. —ríe.

Pongo los ojos en blanco.

Bueno, si el jefe no es bueno con las indirectas o las esquiva, hay que tomar el toro por los cuernos y ser directa.

Es posible que sea rechazada o despedida. En el primer caso, no me afectaría, pues sé reconocer que no puedo atraer a todos los hombres y no soy de las más irresistibles. No digo que no sea guapa, solo que no la más guapa. Atraigo a hombres con mi seguridad, o eso me han dicho. En el segundo caso, no hay mucho para hacer y sería una pena porque me gusta el trabajo, pero no creo que lo haga, solo me disculparé prometiendo que no volverá a ocurrir y será así. Yo tengo mi orgullo también y no insisto con casos perdidos.

Tantos hombres y a mí se me ocurre querer seducir a mi jefe porque representa un reto. Todo sería más fácil si él fuera un mujeriego al que no le importan los sentimientos femeninos y no un padre divorciado responsable.

No hay dudas que el destino le da a los mujeriegos solteros a las que no lo merecen y a mí me tocan los responsables con hijos. Qué injusta es la vida.

Le digo a Claire que ahora regreso, ella menea la cabeza de forma negativa y sin ocultar una sonrisa.

La excusa perfecta que tengo para ir a la oficina del señor Novak es la presentación a Truman y Bree, la cual está teniendo lugar en este momento en la sala de juntas. Claire y yo ayudamos con la presentación y estoy segura de que será un éxito.

De camino al ascensor recibo un mensaje de Bree.

Bree: Acabamos de terminar. Papá dijo que lo pensaría, pero va a aceptar porque le gustó la presentación, solo quiere hacerlo esperar.

Bree: Tu jefe es muy guapo.

Suelto una carcajada.

Amy: No lo digas frente a Franco.

Bree: Mi esposo es mucho más guapo que tu jefe, tiene más músculos.

En eso no lo puedo contradecir. Mi jefe es guapo, parece un modelo de revista, sin embargo, Franco puede que sea más guapo. Son dos clases de guapos. Mi jefe al estilo elegante y delicado, con rasgos marcados que lo hacen parecer duro; Franco tiene músculos, es alto y tiene rasgos suaves que detonan amabilidad.

Llego al segundo piso al mismo tiempo que el señor Novak del otro ascensor, me mira con el ceño fruncido y le dice a su asistente que siga sin él, luego me guía a su oficina sin decir nada y cierra la puerta.

—¿Cómo fue? —pregunto fingiendo que mi amiga no me dijo nada.

—Bien o al menos eso creo. El señor Garfield parecía interesado, al igual que su hija. Dijo que se tomaría unos días para evaluar la propuesta y me contactaría. ¿Tú…?

—¿Si puedo averiguar con Bree?

—No, olvídalo, no voy a pedirte eso. Esperaré confiando que aceptará.

—Bien, mejor así porque quería hablar de otra cosa.

—¿Sobre la maestra? Será despedida con causa.

—Genial, me alegro de que sea así. Nebula debe estar feliz sabiendo eso.

Él sonríe como todo padre enamorado de su hija. Franco pone la misma cara de idiota cuando mira a Triana o piensa en ella.

—Tranquila.

—Como sea, no era de eso de lo que quería hablar.




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