**Katya**
Me despierto sintiendo una piel caliente al lado de la mía. La piel morena de Axel. Me siento en la cama tratando de asimilar todo esto.
No puede ser que me entregué a él. Que me dejé llevar por sus manos que se movieron por mi cuerpo con una veneración que jamás pensé que él pudiese sentir por mí. Me amó.
Y yo también lo amé.
¿Problema?
El problema reside en que no debo amarlo. Juré delante de la tumba de mi marido que no amaría a nadie como lo amo a él, pero me mentí. Lo engañé a él y a mí misma. Pues amo a Axel con fuerza, lo amo tanto que duele, pues si no fuera así, jamás hubiese hecho el amor con él.
Porque eso fue, hice el amor con Axel. Nada de sexo, eso fue amor.
¿Problema?
Yo no debo amarlo, no me importa lo que me diga la gente, que Chris hubiese querido que. No, no deben decirme eso, porque nadie puede hacerme cambiar mi parecer. El amor es para siempre y traspasa las barreras de la muerte.
Siento que las lágrimas comienzan a bañar mis ojos. Y cuando corre la primera ya no puedo hacer nada porque todo se rompió dentro de mí. Lloro a sollozos grandes y es cuando siento los brazos de Axel rodearme con ternura.
— ¿Qué ocurre, Kat? Dime que te pasa, por favor. —pide con voz preocupada.
Yo solo lloro. El dolor que siente mi corazón no es algo que se quite de la noche a la mañana.
— ¿Te lastimé de alguna forma? Dime, que verte llorar me está matando.
Yo solo me dejo abrazar, pues es la última vez que lo voy a sentir aquí conmigo. Soy una estúpida, lo sé. Pero no estoy bien. Yo le haré mucho daño a Axel, le romperé el corazón. Soy una mujer muy rota. Que aún no ha sanado, él no puede desear estar conmigo.
Con todo el dolor de mi corazón, me suelto de sus brazos. Me tapo con la sabana y aunque es absurdo porque Axel ya me ha visto completamente, está conversación debo tenerla sintiéndome más segura.
Veo que aún no ha salido el sol completamente, son las seis de la mañana y no tenemos ni cuatro horas que salimos de la fiesta para amarnos varias veces. Haciéndome olvidar mi vida en un momento efímero.
—Axel…—no sé cómo decirle. —Axel, lo de nosotros no debió haber ocurrido.
Por su mirada pasa un halo de dolor, soy una mierda de persona. Aunque lo hago por él, él merece una mujer completa. No alguien como yo. Estoy lastimada.
—Te vuelvo a preguntar. —dice serio pero con la mirada triste. — ¿Te lastimé? ¿Fui brusco contigo?
Niego una vez, si el supiera como me hizo sentir, olvidaría esas tontas preguntas. —Axel estar contigo fue maravilloso, pero algo que no podrá ocurrir de nuevo.
—Katya, yo te amo. —mi corazón se parte de a pedazos. No debe decirme eso, no. —Creo que te he amado desde siempre. Déjame amarte, Kat. Déjame hacerte feliz, por favor.
Niego, le voy a decir la mayor mentira que he exclamado en toda mi existencia. —Yo no te amo, Axel. No te amo en absoluto, ni nunca lo harè. Yo siempre amaré a Christopher.
Al verlo, supe en el momento exacto en que rompí su corazón. Su rostro se descompuso y sus ojos se le llenaron de làgrimas. — Enséñame a ser tan cruel como tú, Katya. Enséñame que es no sentir nada. Porque no puedo más.
Las lágrimas corren por mis mejillas. — ¿Qué crees que soy, Katya? ¿Una máquina, una maldita pared que no siente un carajo? Respóndeme, maldita sea. ¿Crees que no te merezco? ¿Dime qué coño te hice para que me trates de esta forma?
Soy una mierda de mujer. —Tú no hiciste nada. El problema está en mí. —espeto.
—Katya, he luchado, he buscado. Te he esperado. —dice con dolor. —Pero no me acerco ni un poco a ti. Pasé tres meses esperando encontrarte, meses en donde mi dolor fue mi único acompañante. He tratado de no presionarte, de estar ahí para ti pero no puedo. Siempre recordaré algo que una vez me dijo Lía cuando se alejó de mí. —escucho todo el asalto sin emitir palabra. —Yo merezco que me amen. Joder. Necesito ser importante para alguien.
Siento que mi corazón termina de quebrarse con su voz, está lastimado. Y todo por mi culpa. Solo espero que él consiga una mujer que lo ame en verdad y no este triste amor que lejos de hacerle bien, lo matará. Porque aunque lo amo con cada fibra de mi ser. No soy adecuada para él.