Jaberim (חברים)

Jaberim (חברים)

Te voy a contestar con otra pregunta, discúlpame lo compleja. ¿Alguna vez viste una habitación iluminada por una sonrisa? Yo sí y te puedo asegurar que se me mueve todo cuando te lo cuento.

Yo estaba en la cocina preparando el mate y escucho que me dice desde el pasillo:

- ¿Y? ¿Cómo me veo?

Me asomé por la puerta y vi como la habitación resplandecía con su sonrisa de perlas blancas. Se me movió el piso, mal. A mí se me dibujó esas sonrisas que no van más arriba porque los músculos tienen límites, límites que nosotros no conocemos hasta que los tensionamos hasta sus extremos.

- Divino che, posta.

Se fue a seguir mirándose en el espejo de mi habitación. Lo vi tan hipnotizado que no pude dejar de sentir injusticia por él… Tanto tiempo… Pero alejé el pensamiento, estábamos contentos. Fui a terminar el mate, lo dejé sobre la mesa del comedor, puse música. Vino por el pasillo, su sonrisa no se había atenuado.

- ¿Qué ves?

- Un ser hermoso- le contesté.

Había empezado a sonar “grita” de Jarabe de Palo. Lo miré de pies a cabeza. Estaba descalzo, con sus piernas peludas, su cuerpo más menudo que el mío, los brazos finamente marcados por el esfuerzo y el sol, su barba candado, sus ojos brillosos coronados por sus pestañas espesas, esa tarde tenía el pelo negro sobre sus hombros.

Me sorprendió mirándolo y la habitación volvió a brillar. Es increíble lo que puede hacer una sonrisa en mí. Cerró los ojos y negó con la cabeza riéndose. Se me acercó y pasó sus manos por los costados de mi cara, la agarró con suavidad y tiró hacia él. Me besó suave, lento, como había hecho hace mucho tiempo, se lo devolví. Se alejó y me miró con una media sonrisa colgando de los labios.

- ¿Te dije que sos muy tierna besando?

- Sí, me lo dijiste cuando…

- No, no sigas, que me da vergüenza del sólo pensar en ese día. No me dijiste qué ves. – Me reí del sólo pensar que él se había metido en ese berenjenal, pero no se lo señalé como habría hecho porque estábamos contentos.

- Veo a mi amigo con un vestido que le queda lindo. - Respondí sonriendo con sinceridad.

Volvió a mostrar los dientes en agradecimiento y me senté a cebar mate. Se miró el vestido que le presté, uno suelto agarrado a la cintura con dibujos arabescos en color negro y bordó, había elegido el más sencillo de mi placard.

- La verdad es que no pensé que alguna vez se me cruzaría la idea de usar vestido- dice mientras se sienta en frente y se acomoda los breteles con naturalidad. Yo quedé a medio camino con el termo– ni pensé que me podrían gustar los vestidos…

- ¿No? Yo algo pude suponer… Creo que fue una noche en la pizzería esa cerca de la estación de Haedo, yo me había dejado los esmaltes en la cartera y medio en joda medio en serio te pregunté si querías y aceptaste… Te vi tan conectado con eso…Después hablamos de las energías femeninas, masculinas, Jung y esas cosas… Ahí pensé que quizás algún día podrías querer probar otras experiencias…

- ¿Posta? Ya me había olvidado de ese día… - dijo mientras se rascaba la cabeza- ¿pero por pintarme las uñas creíste que ya tenía ganas de ponerme un vestido?

- No, obvio que no, fue algo que se me fue ocurriendo que podría pasar con el tiempo, nada más, con nuestras charlas, hace tanto que nos conocemos… Tuve… ¿Intuición? Ponele...

- ¿Saldrías conmigo a la calle si estoy así? - me interrumpió señalándose el pecho vestido con un escote cuadrado por donde se asomaban algunos pelos.

- ¿A dónde querés ir? – fue mi respuesta inmediata- ¿De verdad crees que puedo tener problema por eso? ¿Cómo te sentirías vos si salís con vestido? Acá no importa cómo me siento yo…

- No sé, ¿Al chino?, no sé cómo me sentiría, no lo hice nunca…- Su voz se perdió y a mí me pareció ver asomo de incomodidad.

- No creo que sea necesario que hagas todo hoy…- busqué aliviarlo, me mató verlo así cuando antes estaba tan feliz. Rastreé con mi mano la suya y se la acaricié mirándolo a los ojos. Por suerte la música había cambiado, ahora sonaba “Thunder” de Imagine Dragons. - Hacé lo que te haga sentir bien, de a poco. ¿Tanto tiempo esperaste poder encontrar la oportunidad para cagarla con esos pensamientos tan rápido? - cuando sonrió me alivié, recién ahí me pude poner con la ronda de mate.

Y yo que sé, vos me preguntás qué somos… Las etiquetas son para la ropa, no para las personas y los vínculos… Nos queremos. Hay tantos libros, canciones, cuentos, reflexiones sobre el amor y el amar… Yo te contesto que como estamos, nos hace bien. Es tan personal. Estar, experimentar, vivir, contar con el otro. No sé, es como la canción esa de los Cafres, “si el amor se cae, todo alrededor se cae”.

 



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En el texto hay: cambios, dialogos, vinculos

Editado: 20.06.2022

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