Jack Foolson

TIC TAC

- Recuerdo que me miraba fijamente y sus párpados no se tomaban la tarea de realizar los descansos adecuados que unos ojos ordinarios darían de tres a cinco segundos para darsen una lubricación adecuada -

- ¿te refieres a parpadear verdad? -

,- supongo - dándole como final a la respuesta un leve descanso - ¿sabía que una de cada tres personas tiene posibilidades de ver cosas que no son reales? sus mentes empiezan a tomarles malas jugadas llevándolos a delirar y haciéndolos cambiar rotundamente de decisiones que día a día podían anteriormente llevar con facilidad. De vez en cuando pienso que puedo llegar a la apoptosis cerebral, eso sí me da miedo -

- ¿sabes que es el suicidio verdad? -

- El suicidio​ es el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte, ​ Por lo general es consecuencia de la desesperación derivada o atribuible a una enfermedad física, una enfermedad mental... -

- ¡Jack! - dándome un llamado de voz suave que finalmente ignore.

- como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia o el trastorno límite de la personalidad, el alcoholismo o el abuso de sustancias. No obstante, el más importante factor de riesgo individual es el antecedente de un intento de suicidio no consumado... -

- Jack, no más... -

- A menudo influyen diversos factores estresantes como las dificultades financieras, los problemas en las relaciones interpersonales o el acoso psico...

- ¡JACK! - dándole espacio de nuevo a la voz cálida y armoniosa que se había borrado de su desespero por callarme el cual se le notaba en sus ojos, cejas y cambio repentino de la posición de la espalda dando significado de enojo o imponencia hacia mi -

- ... -

- Te programare una cita la próxima semana, miraremos más a fondo antecedentes de la causa de tu depresión y peculiares pensamientos que has venido teniendo a lo largo de este año, ¿de acuerdo? -

claramente no debía responder a eso, era retórica la pregunta, debía mostrar que si estaba de acuerdo y para eso le respondí hipócritamente - ¡sí, claro! -

Al momento de poder partir de su consultorio opto por preguntarme una última cosa que no tenía duda de que no podría dejar que pasara sin que se la respondiera.

- una cosa más Jack, te dejare mi número de teléfono... - entregándomelo en un papel de notas adhesivas color amarillo pastel, que por cierto odiaba - llama si necesitas ayuda - mirándome con la misma mirada; sin parpadeos rotundos.

Mis padres no tuvieron otra alternativa más que llevarme al psicólogo sin importar el pequeño y leve detalle de que detentara en ese momento 10 años; un crio, ser de estatura pequeña al del promedio y cabello desmelenado que andaba cambiando de posición conforme a la dirección en la que iba el viento.

Tenía un pequeño libro, el primero por leer, llamado: El hombre eisoptrofóbico, autor desconocido al igual que el origen de aquel. relataba la historia de un pequeño niño que con el paso del tiempo adquiría un desorden mental peculiar; la eisoptrofóbia, un pánico irracional a verse reflejado en los espejos. puede ser un síntoma de algún problema psíquico por lo que había leído en aquel libro, en cierto modo forma parte de los miedos ancestrales del ser humano ante esa otra realidad que estos objetos nos devuelven. cada vez que el protagonista se acercaba o sentía cerca alguna superficie reflectante empezaban a darle episodios de sudoración y ansiedad que a futuro se llegó a convertir en un demonio profundo que lo acecharía en todos lados a donde el fuera.

Mis padres no sabían del ni de muchas cosas que poseía en mi habitación, la causa más lógica era su falta de tiempo por sus arduos y desgastantes trabajos compuestos de papeles y más papeles, viajes y reuniones que pronto les daría fruto con un significativo monto de dinero, aunque al final de cuentas no hubiese explicación alguna de su desgaste emocional, físico y familiar que el tiempo les arrebataba.

Se conformaban con saber que era más "inteligente" que el promedio. no lo veía así, pero ellos trataban de demostrármelo haciéndome caer en cuenta de las excelentes calificaciones que recibía, el haberme promovido los directivos a un grado más progresivo que el resto de los niños de mi edad y mis palabras, algunos pensamientos y actos que lo podían llegar a manifestar con el paso del tiempo.

Sabía que ese día llegaría, como usualmente sucede en épocas de receso de clases, a mi dormitorio a cumplir los deberes del instituto, sentirme solo en casa por el simple hecho que mis padres no me tomarían en cuenta por sus faenas o posibles adicciones repentinas a las discusiones de pareja que ambos generaban casi a diario.

- deberías meterte a la cama, papá y yo vamos a salir un momento por el desayuno. cuando lleguemos quiero verte arropado en tus cobijas con tu peluche favorito, entendiste amor? - expresándolo de rodillas, viéndome a los ojos con lágrimas en ellos y con un moretón en la mano que aún no tenía explicación.




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