- Me llamo Neptuno - estirándome la mano para saludarme gentilmente.
- Jack, me llamo Jack - mirando disimuladamente a sus alrededores, fuera de la casa, haber si alguien mas lo acompañaba.
- ¿ quieres salir a jugar ? - con sus ojos de perrito menso.
- creo que no podre hoy, tengo muchas cosas que hacer pero si quieres otro día, ¿ que te parece ? -
- De acuerdo - estirando el brazo para despedirse de mi - mi casa es una de un color peculiar, azul con rojo, por si quieres buscarme ahí estoy cada tarde -
se veía interesante pero igualmente no me atraía el salir a jugar o tomar onces en las casas de personas por lo que perfectamente invente aquella excusa que durante meses fue perfeccionándose cada vez que quería verme.
A la mañana siguiente, como cualquier otra en aquel año, fui al colegio. me levantaba cada mañana a alistarme y comer el desayuno que mi mama me preparaba, en seguida me iba en el auto con mi papa camino al colegio y llegaba solo al aposento.
las clases como cualquier otra, ordinarias, simples y un tanto patéticas, me daban como resultado sentarme, en medio de las clases, a dibujar en mi cuaderno los sueños que tenia, seguir los acuerdos escolares de la transcripción de talleres, dictados, y trabajos para casa, estar atento a las explicaciones dadas por algunos profesores y tener breves charlas con compañeros de mi grado lo cual me hacían aparentar mi pequeña anti-sociabilidad en algunos casos, la empatía por los temas que se generaba en aquellos entornos y la falta de sinceridad para decirle a muchos que parecían unos imbéciles por la forma en como veían el mundo, lo patético que se veían aparentando ser lo que no eran por el simple hecho de encajar y otros que conllevaban un leve problema hacia los que no se lo merecían: complejo del rescatador.
llamado así por el simple hecho de la constante necesidad de cuidar de los demás dado por tres aspectos: la primera, que el estrés que nunca se genera ni el trabajo ni ninguna otra cosa lo genera la necesidad de quedar bien con los demás; la segunda, que la vida esta a la cola de las prioridades, y las de los demás siempre le pasan por encima; y la tercera, que es la que hace espabilar, que no se apetece absolutamente nada todo lo que se hace.
yo años atrás me encontraba en situaciones similares. mi falta de carácter, mi baja autoestima, el miedo a lo nuevo y al cambio, la constante burla de otros hacia mi y las criticas que me llegaban a diario hacían que tuviera que generar algo nuevo en mi ecosistema mental; LA RESILIENCIA.
Con ella aprendí a superar el dolor que otros me generaban pero al mismo tiempo forme un escudo un tanto extremo, la mentira. después por obra de mi mente desarrolle el método de la manipulación el cual me ayudo en muchos casos a poder conseguir lo que necesitaba siempre y cuando ocasionara el menor daño posible al problema, o en si, a la persona.
ahora, en sexto grado, después de lidiar con el acoso escolar y con la falta de buenos amigos y la abundancia de falsos llegue a tener que tratar con otros cambios en mi cuerpo.
nunca pensé que me saldría vello en todo el cuerpo, que mis hormonas generaran eczemas en distintas partes de mi cutis, el arduo y agotador estímulo como el querer explotar por nada o la excitación que había empezado meses después de la adolescencia.
era como un contrapeso en mi baja autoestima, tomaría opciones como evadirle a los espejos, la simple acción de compararme con los demás, no poder tener valentía para dar mi primer beso, generar tristezas constantes por rechazos de chicas y al final sentir el doloroso vacío de la exclusión social por parte de otros.
En el transcurso del año estuve al tanto de los problemas, mas de uno en especial; la muerte de los padres de una compañera.
su nombre era Katty, chica de pelo castaño y piel un tanto morena, ojos hermosos y sonrisa heredada por la madre que en ese tiempo la habíamos visto en cada entrega de informes escolares.
los primeros días del trágico incidente se negó a hablar con todo aquel que se le acercara. algunos la trataban de consolar haciéndola reír o cambiándole de pensamientos pero ninguno pudo ganarse su atención y confianza hasta que yo tuve una forma un tanto diferente para acercarme a ella.
le escribí una carta y se la deje sin que se diera cuenta dentro de su maleta. al siguiente día opto por enviarme un papelito un tanto arrugado a la cabeza y generando un silencio en ese momento ( clase de química ) y por consiguiente tenerlo que leer a la salida de la clase para así, como había acordado en lo escrito, vernos clandestinamente en la biblioteca en pleno descanso.
- casi no llegas, estaba a punto de marcharme - mirándome con las ojeras que le habían provocado el no dormir por las noches y llorar abundantemente en el día.
- lo siento, tenia que mantenerme en clave para no generar demasiado escandalo -
- ¿ Que quieres ? - con un inicio de voz temblorosa alertando la posible precipitación en los ojos de aquella victima de la muerte.
- quiero ayudarte, quiero pensar que cuentas con alguien como yo, que te puede colaborar, dar compañía, entendimiento... sinceridad - rogándole mientras notaba los pequeños cortes en sus muñecas.
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Editado: 11.01.2019