Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 1

Víctor Arévalo 

¿Por qué Lena nos leerá la historia?—Damien miraba con burla a Lena, el quejido que salió de su garganta fue debido al codazo de Nina.

—¿Será por que yo encontré los diarios? —suspiré al verla cruzarse de brazos como toda una niña malcriada — Si yo no hubiera entrado a la biblioteca a buscar un libro, éste —levantó el libro donde estaba recopilado todos los diarios de Jared — Seguiría lleno de polvo. Así que te aguantas Damien es decir todos se aguantan y me escuchan —entrecerró los ojos y miro a sus hermanas y por supuesto mis hijos y sobrinos.

Al paso que iba este pleito no comenzaría la historia, me levanté y suavemente le quite el libro.

—Se te agradece mi querida Lena, el haber encontrado estos diarios. Como la cabeza de esta disparatada familia, yo comenzaré a leer y luego continúan ustedes

Me acomodé en la silla y miré a toda mi familia ahí reunida con la curiosidad de saber algo de nuestro antepasado, acomodé mis lentes y pasé la mano por la tapa del libro negro, en letras doradas el nombre de Jared Arévalo.

1890

— Milord es hora de levantarse —enterré la cabeza en la almohada.

—Batles déjame dormir.

—Lo lamento pero es pasado de mediodía y su padre está muy molesto.

—Siempre lo está, no es novedad— me acomodé en la cama y me dispuse a dormir.

—Llegaron cartas de sus acreedores —me senté en la cama y pasé mi mano por mi cabello.

—¿No pudiste interceptarlas? Dios pasará días renegando — aparté las gruesas cobijas y me pusé de pie.

—Lo lamento, cuando llegó la correspondencia, estaba cepillando su saco— pusé los ojos en blanco.

Me acerqué a la mesa para verter agua y lavarme la cara.

—Bien no podremos hacer nada al respecto, ¿cuántos cobros llegaron?

—Tres milord —enarque una ceja.

— Debería estar agradecido mi padre, está vez fueron menos.

Batles no respondió, se dispuso a aplicar la crema para afeitarme, paso la navaja por mi rostro con mucho cuidado.

Cuando pasé mi proceso de limpieza, decidí bajar, alargue cada minuto pero no podía evitarlo todo el día.

Me acerqué a aquella biblioteca que siempre visitaba para ser regañado como si aún fuera un niño, toque la pesada puerta y escuché el pasé.

—All fin te apareces Jared— su mirada gris era dura. No recordaba una sonrisa en el rostro de papá —Siéntate.

Resople nada elegante pero mi padre era experto en sacar lo peor de mi. Albert Arévalo me miró molestó.

—Dime padre en que puedo ayudarte —el golpe que dio en la mesa me hizo saber que hoy el viejo no estaba de broma.

—Estoy cansado de que seas un parásito Jared, duermes todo el día para pasar jugando cartas en la noche y envuelto con prostitutas baratas.

—Eso se supone que es el segundo hijo, un parásito. Olvidas que tu heredero es Harry y tiene que aprender todo lo que tiene que hacer un conde me encogí de hombros— Yo no tengo obligaciones.

—Es verdad pero con tu descontrol en los clubs de caballeros por los juegos, acabara la fortuna de tu hermano.

Desconecté mi mente a las palabras de papá, veía mover sus labios pero no escuchaba nada.

—Asi que si deseas que cancele estas deudas — levantó los vales que había firmado en el club— Tendrás que ganartelo.

Parpadeo, no sabia a que se refería mi padre.

—No entiendo.

— Te dije de los invasores en mis terrenos.

— ¿Invasores?— fruncí el ceño.

—Si, invasores. Te dije que una caravana de gitanos se instaló en mi propiedad, cancelo estas deudas pero saca a los gitanos de mi propiedad —papá esperaba una respuesta.

—Pagas las deudas e igual me das para tener algo en mis bolsillos.

Mi padre estaba furioso, respiró profundo, mirándome molesto.

—Saca a los gitanos y pago tus deudas, te daré tres sacos de oro.

Asentí poniéndome de pie.

—Bien —arreglé el cuello de mi saco y mi cabello, salí sin ver a papá.

Salí a dar una vuelta en mi caballo por la propiedad de los Areválos, no supe cuanto tiempo estuve rondando la propiedad, pensaba en como sacaria a los gitanos, ellos tenían fama de ser hechiceros, adivinos, quizás mi padre temia que le hicieran alguna brujería.

Baje del caballo y me acerque al lago, era precioso y era privado. De mi cuarto se podía tener una vista espléndida del lago. Frunci el ceño al escuchar movimiento en el agua, me escondí detrás de un árbol y pude notar que había una mujer...pero que mujer, se había puesto de pie, mostrándome su cuerpo desnudo. Me quedé sin aliento, era bellísima como hipnotizado caminé hacia ella. La vi abrir sus ojos de sorpresa y dirigió sus manos a sus partes nobles.

—¡Intruso sal de aqui!—enarque una ceja, la intrusa era ella — Un caballero jamás espía a una dama.

—Una dama jamás se desnuda en un lago aunque esté sola

Me agaché y recogí su ropa, se la pase ella la arrebato pegandolo a su cuerpo.

—¿Quién rayos eres y porque me estabas espiando?

—Estas en la propiedad de los Areválos, déjame presentarme mi nombre es Jared Arévalo.

Ella asintió.

—Soy Jimena.

—¿De qué familia Jimena?es la primera vez que te veo.

—Soy de Rumanía

—¿Rumanía? —entrecerré los ojos— ¿Eres?...—no podía creer que esa hermosa mujer fuera una gitana.

—Si, soy gitana

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.