Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 4

Jared

—Batles, debemos marcharnos —el aludido negó.

—Vamos milord, podemos dormir cerca de la fogata —enarque una ceja, habíamos llegado con él temblando de miedo y ahora no se quería ir.

—Debemos dormir —él bostezo y limpió su lugar donde estaba y se acomodó.

—Buenas noches milord— negué y puse los ojos en blanco, me daba cuenta que iba a ser difícil sacarlo de ahí.

Me acomodé y sentí una manta cubrirme, levanté el rostro y me encontré con la sonrisa de Jimena.

—Descansa Jared.

—Descansa Jimena —cerré los ojos y creo me quedé dormido al instante.

Jimena

—Abuela, me di cuenta que a Gyula no le agradó Jared —mi abuela siguió cocinando en el fogón y sólo se encogió de hombros.

_ ¿Iremos al pueblo? La mayoría ya se ha ido a ofrecer sus servicios.

—Hoy no iremos Jimena —me crucé de brazos— No tengo ganas de salir.

—Puedo ir yo, así traigo unas cuantas monedas...

—Dije que no, saca la mesa y pon unos platos — fruncí el ceño.

_ ¿Tendremos invitados?

—Ya los tenemos querida —antes de responderle vi aparecer a Jared con quien sea que fuera el hombre que caminaba con él.

—Buenos dias— saludo Jared a mi abuela.

—Buenos días Jared, sean bienvenidos a mi mesa.

Me apresuré ir a la carreta a sacar la mesa, pero unos brazos se adelantaron.

—Yo te ayudó —sus ojos conectaron con los mios y sentí un montón de animales dentro de mi

—Gracias — cuando llegamos cerca del fogón mi abuela nos miraba con satisfacción.

—Jimena sirve a nuestros invitados —mientras servía la mirada de Jared estaba puesta en mi, me preguntaba si se acordaba que me había visto desnuda.

Me senté y estaba tan nerviosa que me era imposible llevarme un bocado.

—Mira Jared, mi nieta tallo está linda figurita —me sentí orgullosa al ver aquella gitana en miniatura que había tallado para vender.

Jared extendió la mano y abrí los ojos con sorpresa. Tshilaba le había puesto una trampa a Jared . sujetó su mano fuerte y empezó a ver su mano.

—No te resistas Jared —él estaba claramente molesto porque había caído en una trampa.

Mi abuela miró su mano y frunció el ceño, sonreía y lo fruncia.

—¿Pasa algo con milord? —Tshilaba calló al acompañante de Jared.

Después de un rato soltó su mano y se quedó en silencio.

—¿Y bien?

Tshilaba lo miró.

—El segundo enseñará al primero — Jared frunció el ceño— Aunque nadie crea en ti, hazlo tú mismo. Este pueblo que intentas echar te recibirá y te acogerá.

Él miró a mi abuela.

—Tu destino está unido al de los gitanos...—él se puso de pie.

—Perdoneme pero no creo nada de lo que dice.

Tshilaba sonrió.

—El tiempo lo dirá, come y vete que tu padre te espera.

Jared no respondió sólo miró su plato, le hizo señas a su sirviente y se marchó.

_ ¿Qué viste?

_ Un hombre que será un ejemplo y otras cosas.

—Dime

Tshilaba sonrió.

—Poco a poco Jimena, mantente alejada de Gyula.

—¿Ppor qué abuela? es lo que se espera, que sea su esposa. Si papá y mamá vivieran ya me hubieran unido a él.

—Dale gracias a Dios que ese par no está porque te hubieran arruinado la vida.

— ¡Abuela! — ella sólo se encogió de hombros y siguió comiendo.

Mi mente le daba vueltas a lo que le dijo Tshilaba a Jared, ¿de qué manera su vida estaba ligada a la nuestra?

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.