Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 6

Jared

—¿Lo va hacer? —sonreí a Batles.

—Corrección, lo harás tú— la mirada de espanto que me dedico Batles hizo que soltará una carcajada, algo curioso, tenía tiempo de no reír desde lo más profundo. Desde que Harry había crecido, habíamos dejado de jugar, de ir a sentarnos frente al lago a disfrutar de una tarde, pero al crecer, mi padre lo había absorbido con sus responsabilidades, por eso me había dedicado a los clubs a jugar y a disfrutar de las mujeres, no cualquier mujer, uno no podía andar metiendo su bien amado en cualquier lugar.

— Me pregunto como un hombre tan corpulento puede ser tan miedoso como una liebre.

—Milord fui entrenado para servirle no para andar dando golpes por ahi— enarque una ceja y miré con atención a Batles, estaba conmigo desde que yo tenia dieciséis años, pero nunca me había tomado la molestia de preguntar por él, pero lo mas extraño es que algo en mi estaba cambiando. No era tan egoísta como siempre.

— No estaría mal que usarás esos brazos Batles, en algún momento necesitaré que me heches una mano, no que te escondas debajo de una mesa —el aludido se compuso el cuello de su saco, nuestra vestimenta era tan perfecta que me preguntaba si eso no nos convertía en aburridos — Trabajas para mi,así que relájate, cuando estés sólo conmigo sonríe si deseas, dejemos las formalidades.

—¡Milord!— suspiré iba hacer un proceso largo hacer que Batles se relajara en mi compañía.

No respondí y seguimos el camino a casa en silencio, desmontamos y cuando el mozo de cuadra llegó por los caballos, entregué el frasco a Batles.

—Si deseas a tu amo feliz, echa las hierbas en la taza de papá, en un momento le servirán el té.

Batles miró el frasco y luego a mi. Suspiro y entró por el lado de la cocina, compuse el cuello de mi saco, sacudi mis botas y con una gran sonrisa empece a subir los escalones para entrar al hogar, dulce hogar.

— Jared— sonreí al ver a Harry en la puerta de la biblioteca, avance hacia él y lo abracé. Amaba a mi hermano mayor si continuaba en la casa era por él —Ven hermano.

Entramos en la biblioteca y una preciosa dama se puso de pie, su dama de compañía nos observaba atenta.

—Jared permiteme presentarte a Lady Victoria—me acerqué a esa belleza y besé su mano — Mi prometida —rápidamente solté su mano, me había tardado un poco mas de tiempo de lo que dicta la ley con su mano en mis labios. Me sentía avergonzado ante mi hermano.

—Lady Victoria, él es mi hermano Jared de quien le he hablado tanto.

Me senté y evitaba mirar a Harry.

—Ws un placer Jared, pronto seremos familia— asentí —He escuchado rumores que se comprometerá con Lady Brianna— fruncí el ceño e iba a protestar pero Harry no lo permitió.

—No hay que prestar atención a lo rumores Lady Victoria —ella asintió avergonzada y yo sonreí, Harry siempre iba a pelear por mi.

—Lamento el comentario, estuvo fuera de lugar —me sentía impaciente, Lady Briana estaba divulgando que seria mi esposa, pase mi mano por mi frente. Un frasco de hierba no iba a detener a mi padre para casarme con ella, debía buscar un modo para librarme de Lady Brianna.

Mi padre entró a la biblioteca y como siempre ante los extraños era el padre amoroso, ya estaba cansado de ese juego.

Se centró en hablar con Harry y Victoria acerca de los preparativos de la boda, Batles entró como si hubiera robado lingotes de oro, puse los ojos en blanco y noté que una de las tazas ya traía el té servido, rápidamente tome la taza e hice como si estuviera sirviendole a mi padre.

Sin decirle nada le extendi la taza de té, mientras él estaba muy concentrado en la dote que aportaría Victoria a las arcas de mi padre.

Victoria al mirar que yo le serví a papá, rápidamente comenzó a servirnos a nosotros, suspiré y estaba pendiente de cada sorbo que daba mi padre.

Batles temblaba, algo que no pasó desapercibido por mi padre.

_ ¿ Pasa algo Batles?— él aludido me miró de reojo.

—No milord creo que pescare un resfriado.

Los minutos fueron pasando y mi padre estaba normal conversando, desvie la mirada hacia la ventana y me di cuenta que estaba oscureciendo, solo faltaba que Batles no hubiera echado las hierbas, ya habían pasado un par de horas desde el té.

—Bueno Lady Victoria, me ha agradado conversar con usted, debo subir a cambiarme, en un momento saldremos con mi hijo Jared— se levantó de su puesto.

Cerré los ojos aceptando mi final, pero mi padre se puso pálido y pusó su mano en su estómago.

—Padre, ¿estás bien?— Harry estaba preocupado al verlo pálido y sudado.

—Eso creo hijo, subiré al cuarto.

Sonreí al ver a mi padre salir casi corriendo. Tshilaba en este momento era mi héroe.

 

 




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