Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 7

Jared

Me sentía relajado, ya llevaba dos días en cama mi padre, las hierbas no hacían su efecto inmediatamente así que no había sospecha alguna que yo era la mano criminal.

El médico le recetaba a papá para la diarrea pero no le hacía efecto porque el té llevaba las hierbas de Tshilaba.

Decidí dar un paseo por el pueblo, Batles me acompañaba aunque su trabajo era planchar mi ropa y asistirme en casa, me daba cuenta que yo no tenía amigos, así que me lo llevaba a todas partes.

— Milord Arévalo— sentí que los vellos de mi nuca se erizaron, cerré los ojos y lentamente me di la vuelta para encontrarme con aquella extraña mirada de Lady Brianna, iba con su acompañante.

—Lady Brianna— besé su mano cuando la extendió pero lo hice rápidamente.

— Recibí el recado que envió su padre, ¿está mejor de salud?— miré las puntas brillantes de mis botas y sonreí, si de mi dependía papá se beberia todo el frasco.

— Lamentablemente sigue afectado—ella se me acercó un poco.

—Acompañame al mercadillo, debo comprar algunas cosas para la cena de está noche —sin esperar respuesta, entrelazo su mano en mi brazo, suspiré y de reojo miré su rostro, empezamos a caminar. Lady Brianna no era ninguna belleza pero tampoco era fea, pero su mirada me daba escalofríos, quizás era locura mía y mi deseo de no casarme me hacían pensar tantas locuras.

El tiempo que pasamos en el mercadillo, me hizo sentir desesperado, varios rostros se giraban para vernos, pasé mi mano por mi cabello. La gente creería en los rumores al vernos juntos.

— ¿Vendrá a cenar está noche a mi casa?— traté de no mostrar cara de espanto.

—Lo lamento lady Brianna, pero debo atender a mi padre, no estaría tranquilo sabiendo que estoy fuera de casa mientras él está mal— Brianna me miró y me sonrió.

—Que noble corazón el suyo milord— Batles trataba de no reír y temia que no se aguantará así que me apresuré a despedirme.

—Ha sido un placer verla lady Brianna— me incliné ante ella y rápidamente busqué a marcharme de ahí.

Jimena

— ¿Qué miras tanto muchacha? —sin mirar a mi abuela le respondí.

—La linda pareja que hace Jared y la señorita que lo acompaña —seguí ofreciendo las figuritas que yo tallaba para vender.

—¿Estás celosa?— levanté el rostro con orgullo.

—¿Cómo piensas eso Tshilaba?él no es gitano —moví mi rostro haciendo que uno de mis enormes aretes dieran un suave golpe en mi mejilla.

—Te escudas en los prejuicios tontos de la sociedad, ellos nos juzgan por ser nómadas, se burlan de nuestro vestuario llamativo, pero seguimos con nuestra cabeza en alto, y tú actúas igual Jimena, tienes prejuicios.

Me crucé de brazos e ignoré a Tshilaba, de reojo miraba a Jared, que ni se percató de nuestra presencia. Estaba tan concentrado con la pálida que ni reparó en nosotras. Su sirviente le seguía como su mascota y la pálida no dejaba de sonreír, esperaba le doliera el rostro todo el día.

—Él no la ama— tomé una de mis figuritas y la contemplé —No actúes como una niña Jimena.

— ¿Te has dado cuenta que no ha reparado en nosotras? Han pasado como tres veces frente a nuestra venta y no se ha dignado en vernos.

Tshilaba enarcó una ceja.

—Has contado las veces que pasó, ¿te has dado cuenta que Jared llevaba una expresión de fastidio? Esa mujer no dejaba de mover la boca.

No respondí, Tshilaba siempre le daría la razón a Jared.

—Me siento cansada Tshilaba, déjame recoger las cosas para que nos marchemos.

—Está bien, recoge Jimena por que con esa cara espantas a la clientela —me encogí de hombros y comencé a recoger, mi abuela no dejaba de observarme, acariciaba su mejilla.

Me apresuré en guardar todo, cuando salimos del mercadillo e íbamos cerca de nuestro campamento, escuché los cascos de un caballo, mi corazón se aceleró...quizás si nos vio y venía a disculparse por no saludar.

—Buenas tardes Tshilaba— mi corazón dio un vuelco de decepción.

—Buenas tardes Gyula  —él descendió de su caballo.

—Sube a mi caballo debes ir cansada.

Mi abuela sonrió con ironía.

—Hemos deambulado por el mundo entero Gyula, ¿Crees que este pequeño camino, pueda cansarme?

Frunci el ceño porque mi abuela era cortante con Gyula que siempre trataba de ser amable con ella y con Jared que ni se molesto en saludarnos era todo un caramelo, bufé molesta.

—¿Ya tienes respuesta a mi petición? Hay muchas familias que desean una unión entre sus hijas y yo.

—Gyula no te molestes, aprovecha las propuestas— él frunció el ceño y se detuvo haciendo que nosotras nos detuviéramos, su mirada se tornó dura.

—No cumples con nuestras leyes Tshilaba, sabes bien que Jimena no puede estar a solas con un hombre, pero eso a ti te tiene sin cuidado. Ya hay rumores de esa falta tuya y aún así estoy ofreciendo mi nombre a tu nieta.

—Dime quien anda con chismes de Jimena por que hago guiso con sus lenguas, no he infringido las leyes, Jimena jamás esta a solas con Jared. Solo que yo sea un fantasma y no me he dado cuenta —mi abuela empezó a palparse el cuerpo —Puedo tocarme así que aún soy de esta vida — se acercó a Gyula —Mi nieta es pura y así llegará al lecho nupcial. Quién hablé lo contrario se las verá conmigo y mi olla— Gyula apretó la mandíbula, subió a su caballo y se marchó.

—Abuela, esos rumores mancharan mi reputación nadie querrá casarse conmigo.

Tshilaba puso los ojos en blanco.

—No hay rumores niña tonta, me quiere presionar para casarse contigo.

—¿Por qué sigues negandote?  Tu preciado Jared en su mundo nos ignora— no esperé su respuesta, levanté mi carga que había puesto en el suelo cuando nos detuvimos. La puse sobre mi hombro y avance pero era imposible no oír la voz molesta de Tshilaba.

—Será tu lengua la que guisare Jimena.

 

 




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