Jimena
— ¿ Y ahora que pasa?— no respondi a mi abuela, estaba molesta. Eran las 3 de la tarde y Jared no se había aparecido, me había mentido literal —Jimena te estoy hablando, no puedes estar tirando las cosas sólo por que te da la gana, ayer era por que Jared pasó y no te saludo pero ¿hoy?.
—No te preocupes abuela, todo está bien— solté molesta la cuchilla que usaba para tallar, tenía el pedazo de madera entre las manos pero no se me ocurría que hacer, puse la madera en la mesa. No la tiraría más, suspiré y trate de calmarme—Iré por agua al pozo que esta aquí en el mercadillo — Tshilaba iba a ponerse de pie —Iré rápido, cuida la venta.
Ella asintió.
—No te demores — salí de ahí, necesitaba despejar mi mente. Estaba furiosa, me había mentido Jared y yo le había creído, en menos de una hora regresariamos al campamento. Al llegar al pozo, me distraje viendo a niños jugar, sus madres conversar entre ellas mientras los niños jugaban felices.
— ¿Y el agua?—me giré rápidamente para encontrarme con aquellos ojos grises, Jared sonreía y yo... pues estaba feliz porque había cumplido su palabra —¿No me hablas?— frunció el ceño y yo me puse roja hasta la raíz del cabello por que me había quedado embobada.
— Yo...no he sacado el agua, me distraje viendo a los niños— apunte el lugar donde estaban los niños.
—¿Te gustan los niños? —asentí pero no lo miré a los ojos— Te ayudare a sacar el agua, Tshilaba está preocupada,cuando llegue a la venta estaba que hacia un agujero de tanto ir y venir.
— ¿Fuiste a la venta? — no fue casualidad verlo en el pozo, si había llegado para cumplir su promesa.
—Te di mi palabra Jimena —le tendí mi cántaro pequeño, el vertió el agua —Vamos.
Me quitó el cántaro y se lo dio a su sirviente.
—Por favor ayúdanos Batles— lo miré sorprendida,él no era como otros amos que ordenaban, él se dirigía con amabilidad, todos los ojos de los que vendían y los que andaban comprando en el mercadillo estaban sobre nosotros pero a Jared parecía no importarle.
—Vi una figura de las que tallas muy bonitas, eran dos niñas gitanas —lo miré.
—Esa era yo y mi hermana gemela.
_ ¿Gemelas?_ asentí y suspiré.
_ Si, éramos gemelas idénticas.
_ No, he conocido gemelos, en mi familia no han existido, has dicho éramos ¿que pasó?
_ Si, Sounya murió en la India con mis padres, un terrible accidente, ella y yo éramos muy unidas. Jugábamos y nos hacíamos pasar la una por la otra.
— Lamento tu pérdida —Jared me sonrió y sentí que mis piernas se me doblaban.
—Recuerdo a Sounya con mucho cariño —Tshilaba enarcó una ceja cuando me vio llegar.
—Vaya Jimena pero que cambio de humor — miré a Tshilaba con las mejillas rojas, no sé que le pasaba a mi abuela, no se callaba.
Jared sonrió y me miró de reojo.
—Me llevaré esta figurita, me gustan —él tenía en sus manos la figura de Sounya y mía.
_ Las gitanas gemelas —Tshilaba sonrió —Buena elección.
_ Le comentó a Jimena que en mi familia no han habido gemelos en ninguna generación, debe ser interesante ver dos rostros idénticos.
Tshilaba sonrió.
_ En nuestra familia por generaciones han existido los gemelos, puede que tu generación cambié Jared.
Agaché la cabeza de vergüenza, agradecía que Jared estaba concentrado mirando la figurita por que mi abuela era tan obvia.
Tshilaba comenzó a recoger la mercadería y Jared se apresuró a ayudar.
_ Pueden guardar las cosas en la montura de mi caballo.
Tshilaba sonrió y no protestó en nada, al pasar a la par mía me susurró.
_ Ahora veo quien es el responsable de tu cambio de humor_ los miré a ambos amarrar la mercadería a la montura del caballo.
Sentí un escalofrío y me giré para ver a la distancia a Gyula recostado en un poste, su mirada era de odio.