Jimena
Mi abuela se había acostado temprano por que le dolía la cabeza, ella padecía mucho de esos dolores y pasaba días en ese estado, el té de hierbas la relajaba haciéndola dormir, aunque al día siguiente despertará con dolor.
Me senté en la puerta de la carreta y de ahí miraba la fogata, y llegaba el sonido de la música... aunque ellos no me veían, recosté mi cabeza en la madera y miraba las estrellas... era una noche hermosa, sólo que la estaba contemplando sola, deseaba casarme, tener hijos. Temia quedarme sola aunque Tshilaba decía que no me preocupara.
—Me han mentido —me sobresalte al ver a Gyula frente a mi muy molesto.
— ¿De qué hablas?— fruncí el ceño.
— El tal Jared no es ningún zingaro como nosotros, hoy lo vi en el mercadillo y sus ropas no son las de gitanos es la de un señorito bueno para nada — apreté los puños.
—Nadie te ha mentí... él me interrumpió furioso.
—No soy un juguete Jimena, te he pedido para ser mi esposa, tu abuela se ha negado a nuestra unión, dos zingaros pero ella esta quebrantando las leyes, está permitiendo que un hombre que no es de nuestra raza trate de meterse entre tus piernas — me levanté furiosa y lo abofeteó.
—Me respetas Gyula, si mi abuela no ha consentido por algo será, no eres mi esposo y tus palabras han sido como dagas, no quiero imaginar que pasaría si fuera tu esposa — sus ojos estaban tan oscuros de la furia que sentí temor.
— Tienen esta semana para darme una respuesta, de lo contrario tomaré mis medidas Jimena.
—No puedes obligarme a ser tu esposa —sonrió pero me dio escalofríos por que me supo a diabólica.
—Tú sola pedirás la boda —avanzó pero se detuvo—No lo quiero cerca de ti — se regresó y tomó un mechón de mi cabello y sin pedir permiso cortó un poco de mi mechón con su daga y se lo echó a la bolsa de su pantalón —Eres mía Jimena y no permitiré que ese señorito interfiera en nuestro destino, tu fuiste creada para mi —se marchó y yo me deje caer en el escalón de la carreta.
Gyula era bueno manejando las dagas y temia que se enfrentará a Jared y él resultaría herido.
Jared
— Milord, digame — Batles estaba en el centro de mi habitación, tan correcto como fue entrenado para ser mi ayuda de cámara.
— Hoy fuiste testigo del cumplimiento de una promesa —él estaba confundido —De ahora en adelante Batles como mi sirviente y mi amigo—abrió los ojos como platos — Si, eso eres, un amigo— me acerqué a la ventana — Tú me representas donde vayas así que cuando hagas una promesa la cumples — me giré hacia él — Esto es una orden como tu amo, si me entero que has prometido y no has cumplido, te enviaré al calabozo.
_ ¿Al calabozo? Amo pero si nunca hemos cumplido una promesa... — lo interrumpi.
_ Eso era antes Batles pero desde hoy las cosas han cambiado, cómo te diste cuenta mi visita al mercadillo, precisamente a la venta de Jimena fue el cumplimiento de la palabra que le di ayer, desde hoy buscaré a ser un hombre de honor, Batles.
El pobre Batles estaba muy confundido pero fui firme con mi deseo.
_No quiero ir al calabozo milord.
Sonreí
_ Conoces la formula para no ir, ¿has visto a Harry?
_ Si milord, ha salido con lady Victoria.
_ ¿Lady Victoria?
_ Si, ha llegado el día de hoy a la casa.
Frunci el ceño.
_ ¿A quedarse?
_ Sii milord, van a preparar la boda.
_ ¿Tan pronto? Supongo es idea de mi padre, esa es la razón por la que debo librarme del deseo de papá de casarme con lady Brianna. ¿Está mejor o igual de salud?
—Igual amo con el malestar en el estómago—sonreí.—Está acabandose el frasco pero debo decirle que no podrá mantenerlo en una cama.
Frunci el ceño
_ Es mi libertad Batles y pelearé por ella, hablaré con Tshilaba para saber por cuanto tiempo puedo dárselo, Lady Brianna me da miedo, no sé como explicarlo pero hay algo en ella que me produce rechazo.
Batles suspiró.
— Milord entre los empleados está el rumor de que ella es muy cruel con sus empleados y su caballo —negué.
—No podré unirme a una mujer así, si deseo ser un hombre con honor, lady Briana con su crueldad borrará todo lo que haga. Ahora más que nunca debo oponerme. Ve a descansar Batles que hoy ha sido un día largo — él asintió y salió.
Apreté los puños furioso, claro que iba a luchar para no casarme con lady Brianna, alguien que era cruel con sus animales no podía ser mi esposa, amaba mucho a mi caballo como para exponerlo a tanta maldad.