Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 14

Jared

—Me ha dicho Batles que te urge verme— me senté y miré a Harry.

—Necesito tu apoyo económico—Harry se recostó en el respaldo de la silla.

—Sigues apostando—su mirada era de desaprobación.

— No, he dejado los juegos y las mujeres —Harry frunció el ceño.

— ¿Para qué deseas mi ayuda entonces?

Bajé la mirada, me di cuenta que la única manera de poder hacer lo que me proponía era contándole la verdad a Harry, cuando terminé él se llevó una copa de oporto a los labios.

—Sabes que papá se opondrá —me levanté y caminé hacia la chimenea.

—Puedes ayudarme en que él no se enteré.

Harry se quedó en silencio por un momento.

— Hablaré con el párraco primo lejano de papá, la iglesia necesita unos arreglos en el techo, él callará la verdad por un tiempo mientras encuentras la manera de hacerle notar a papá que eres casado, sólo dime, ¿por qué casarte? no es tu culpa lo que paso, la salvaste.

Miré a Harry.

—Mi honor vale más que el oro mismo, yo la deshonré, en su pueblo sería mal vista y no respetada, no permitiré que ella pasé por eso.

—¿Tu honor?— Harry me miró y luego se levantó para quedar frente a mi—Mamá estaría orgullosa de ti al saber que te estás convirtiendo en un buen hombre y que al fin has decidido cambiar la historia, los Areválos jamás hemos sido vistos como hombres de honor pero tu Jared estas cambiando eso ¿cuánto es el precio de la novia?

—Veinticinco monedas de oro— Harry asintió, camino hacia su caja fuerte, di la espalda para no ver su código.

— Toma, no es préstamo, es mi regalo de bodas — me giré y asombrado recibí dos bolsas de monedas de oro— Paga el precio de la novia, el resto para tu fiesta gitana y sobrará para tu nueva vida.

Abracé a mi hermano con fuerza.

—Serás un gran conde, tú gente te amará —me refería a los campesinos que vivían en nuestras tierras, ellos la trabajaban, pagaban impuestos a nuestro padre pero algo me decía que Harry sería justo y él les daría una mejor vida.

—Eso espero hermano, he visto él pueblo y necesitan las casitas mejoras, papá no se ha preocupado en repararlas.

Sonreí pero frunci el ceño.

—Dejaré a Jimena por un tiempo en la noche, mientras mi padre sabe la verdad, no me agrada hacerlo — Harry se me acercó y puso su mano en mi hombro.

—Tendrá que ser así, es capaz de hechar al calabozo a los gitanos y acusarlos de ladrones — asentí y miré a Harry.

—Ven a mi boda Harry, un rato al campamento pero si traes a Lady Victoria ella se alarmara y mi padre lo sabrá.

Harry me miró por un momento.

—Deberías conseguirme un poco de cantárida, esa mujer es mas fría que una noche helada—soltó una carcajada, luego me miró con tristeza —Tienes la dicha de elegir a tu esposa, yo no puedo hacerlo y sé que me espera una vida aburrida y tediosa al lado de una mujer fría —sentí pena por Harry— Por eso te apoyo en tu boda, quiero conocer a quien será mi hermana—sacó su reloj de bolsillo — Creo debe ser doloroso despertar sin virginidad y sin el causante de robarla.

—No podía quedarme sin saber si le podía ofrecer mi apellido, sabes que papá no me ha destinado ninguna ayuda.

Harry sonrió.

—No te preocupes, yo arregló eso desde hoy, hablaré con el administrador para que se te asigne una mensualidad para tus gastos, pero si me enteró que lo andas derrochando y con mujeres te juro... —lo interrumpi.

—La ley gitana exige al esposo ser fiel a su esposa y viceversa — Harry levantó una ceja— Y aunque no lo exigiera la ley yo lo seria, por que ante Dios estaré dando mi palabra de serle fiel, no tengo dinero, titulo, propiedad, lo único que tengo es mi palabra y siempre la cumpliré.

—Me gusta tu manera de pensar Jared, veo que mi futura hermana te ha transformado para bien, claro que estaré en tu boda — lo volví a abrazar y me dirigí al cuarto a guardar el dinero, aparté las Veinticinco monedas de oro, el precio de Jimena, mi gitana.

Jimena.

—Bebe algo —negué y seguí mirando el vacío —No es tu culpa Jimena.

Ya no tenía caso secar las lágrimas si siempre salían.

—¿Por qué me hicieron esto Tshilaba? No le hago daño a nadie. Mi sueño de tener una familia se ha destruido para siempre.

—Bebe el té, estas nerviosa Jimena— miré a mi abuela y sentí un dolor en el pecho, se notaban sus profundas ojeras, mientras yo estaba saciando mi deseo causado por la cantárida, ella estaba sufriendo. Sin protestar más, tomé la tasa de té y me la llevé a los labios — Vamos a sentarnos afuera Jimena —negué y me encogí más en la cama.

—No quiero que nadie vuelva a ver mi rostro, ya no soy virgen Tshilaba...—callé cuando la puerta la tocaron. Mi abuela me miró con preocupación.

—No hables más, nadie sabe lo que pasó anoche Jimena, esa es una de las ventajas de estar alejadas nuestras carretas del resto.

Me quedé en silencio mientras Tshilaba abría la puerta, la tasa de té quedó en el aire, no me la pude llevar a los labios, ante mi estaba Jared, su mirada era oscura y posesiva.

—Jared, pensé no ibas a volver muchacho—Tshilaba se hizo a un lado para dejarlo pasar.

—Claro que iba a regresar —dejó de mirarme para dirigirse a mi abuela— He arrebatado la virginidad de Jimena— bajé el rostro lleno de vergüenza— Pero no tendría honor si continuó mi vida sin mirar atrás, pido formalmente la mano de Jimena en matrimonio— rápidamente levanté la mirada, no podía creerlo, no era su obligación casarse conmigo—Aquí está el precio de la novia en este caso el de mi mujer —abrí los ojos ante el descaro de Jared.

Tshilaba se quedó en silencio un momento, luego tomó la bolsa de monedas y las guardo.

—Me doy cuenta que eres muy posesivo Jared, pero eso significa que cuidarás muy bien a tu esposa, eres bienvenido a mi familia Jared Arévalo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.