Jared Arévalo: El Inicio [saga Arévalo #7]

Capítulo 15

Tshilaba

Miré a Gyula quién se me acercó furioso.

—Hay rumores que espero sean mentiras —enarque una ceja — Una gitana se casa con un gitano, por años fuimos esclavizados y obligados a casarnos con gente que no pertenecía a nuestra raza para desaparecer nuestras raíces —las venas de su cuello se resaltaban de la furia — Pedí a Jimena para ser mi esposa y te negaste para dársela a ese payo.

—El destino decidió Gyula, quieras o no Jared es el hombre destinado para mi nieta, ya pago el precio de la novia.

Gyula contrajo la mandíbula furioso.

—Bien, sabes nuestras leyes Tshilaba, si deseas la boda de Jimena tiene que pasar en manos de la ajuntaora — palideci ante sus palabras —Si Jimena pasa la prueba del pañuelo y aparecen las 3 rosas de sangre podrá casarse —se dio la vuelta y se dirigió a su carreta.

—No me dejará casar Tshilaba,no pasare la prueba por que ya no soy virgen.

—Jimena lo único que te queda es casarte con Jared por la iglesia y renunciar a la boda gitana—cerré los ojos — Gyula exigira la prueba de la ajuntaora y sabes que ella no se dejará convencer.

—Pero si me niego a la boda gitana también especularan —caminé de un lado a otro, las cosas se estaban poniendo difícil, Gyula quería la prueba del pañuelo, Jimena no la pasaría y no la dejarían casarse, su destino sería vivir con un hombre sin casarse.

— ¿Por qué existe esa prueba tan cruel?

— Es nuestra tradición Jimena no podemos hacer nada— me quedé pensativa—Veré que hago para justificar que no habrá boda gitana.

Jared.

— Jimena se merece su boda gitana Tshilaba a mi me consta que era virgen.

—Es nuestra ley Jared, la ajuntaora es quien rompe la membrana con el pañuelo para que queden las tres rosas en el pañuelo blanco.

— Perdóname pero es una tradición absurda, un buen hombre la rompe con cariño y cuidado.

— Respeta nuestra ley Jared — él inclinó el rostro.

—Mi madre cumplirá diez años de muerta... — me quedé en silencio por un momento —Jimena es parte de mi, debo protegerla aunque quebrante lo que he prometido no hacer.

—¿De qué hablas?

—Nadie Tshilaba me arrebatara a Jimena, ella es mía, cada hebra de su cabello, su piel, el perfume de su piel,sus sonrisas, sus lágrimas toda ella es mía y si para tenerla tengo que hacer trampa lo haré.

_ ¿Qué quieres decir?

—Nadie sabe quién soy Tshilaba menos que mi madre está muerta, me casaré con Jimena por la iglesia y estaremos de luto, luego le daré su fiesta gitana, las trampas para conservar lo que nos pertenece no están mal —sonreí.

—Algo me dice que no será la primera ni la ultima trampa que harás.

—Si es para ganarle siempre a quien sea me quiera arrebatar a Jimena dalo por hecho Tshilaba. Prepara a Jimena nos casamos en tres días.

—Luego de tu boda deberemos vestir de luto Jared — fruncí el ceño.

—Es el sacrificio para después darle la boda que se merece Jimena.

—Serás un buen padre— miré asustado a Tshilaba.

— Aún somos jóvenes para pensar en bebé.

— Lamento decirte que ya es tarde para pensar.

—Hace dos noches estuve con tu nieta, no juegues, eso lleva tiempo.

Tshilaba me miró con una mirada profunda.

—Las dos vidas ya están en el cuerpo de mi nieta.

_ ¿D...dos?

—Los primeros Areválos gemelos— me pusé de pie y me pasaba la mano por el cabello.

—Sabes que mi matrimonio será por el momento oculto para papá, Dios ¿como le diré voy a casarme y creo que seré padre de dos bebés?

Tshilaba se puso de pie.

— No demores Jared que tus hijos te necesitarán.

No dije nada y me dirigí a aquella carreta que había sido testigo de la mejor noche de mi vida.

Jimena estaba sentada en la cama, bordando monedas a su pañuelo.

Sonreí y sin decir palabra levanté su barbilla y la besé profundamente, con ansias, con deseo, debía respetar a Tshilaba pero no dude en meter mi mano debajo de aquella falda brillante y acariciar aquel centro que me había dado tanto placer, bajé sus calzones un poco y la acaricié, su mirada se había tornado oscura y abrió su boca para gemir pero robe su gemido con mi boca.

Mi cuerpo ardía por poseerla pero ya tendría tiempo, sentí su mano acariciarme encima de mi pantalón y sentía que moría.

—Mi gitana traviesa — mi dedo hacia círculos en su centro.

— Jared...— se arqueo hacia mi y con mi otra mano baje su blusa de un lado de uno de sus senos y me lo lleve a la boca —Más... —la solté y me separé de ella.

—Prepárate querida cuando seas mía bajo la ley, no saldremos por varios días.

Jimena me miraba con deseo.

—Hazlo ahora, soy tu mujer, soy tuya.

Avance hacia ella y puse un dedo en sus labios.

—No hables más, haces estragos en mi entrepierna, siento que mi pantalón explotará— mi voz era ronca de deseo —Tres días Jimena para que seas mi esposa.

La besé con fiereza un papel me detenía para hacerla mía ahora mismo, está vez Tshilaba me sacaría a golpes si me acostaba con Jimena.

 




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