Juego de Poder

Capitulo 3

John llego ese día temprano, aunque ya tenía prácticamente todo listo no quería que nada arruinara la presentación del proyecto. Se suponía que era una simple muestra de avance, pero el hecho de que hubiesen varios inversionistas dispuestos a calificar a Jessica como jefe complicaba absolutamente las cosas. 
Sabía que ella sería una completa mano dura para complacer a los malditos buitres que llegarían ese día. Al menos, si era honesto consigo mismo, es eso lo que él haría en su posición. 
Mira por última vez la presentación que tenía frente a si mismo y decide hacer un último ajuste a las gráficas, de algún modo sentía que era innecesario, pero por otro necesitaba que todo fuera meticulosamente perfecto. No podía permitirse ningún error. 
A él, sin duda, no le gustaba perder en lo absoluto. 
Dos suaves golpes en la puerta le hicieron levantar su mirada, al otro lado su secretaria le observaba con una sonrisa tranquila, esperando a que le diera permiso para entrar en la oficina, y cuando este hizo un asentimiento la mujer entro completamente empoderada de su papel.  
—En menos de una hora es la reunión con los inversionistas y con la jefe, después de ello debería poder reunirse con los encargados de la planta de tratamiento de petróleo, programe la cita, sin embargo, no parecían realmente interesados en lo que una empresa benéfica pudiera ofrecerles. O al menos eso fue lo que dijeron. 
La mujer siempre era directa respecto al trabajo y no tenía miedo de decir las cosas tal como las pensaba, esa era una de las cosas que más le había encantado de mantenerla dentro de la empresa. Era ordenada y profesional, habilidades difíciles de conseguir en este último tiempo, para ser honesto. 
—Perfecto, por favor ten todo listo para que una vez salga de la reunión podamos irnos allá… Y si en verdad esa es su actitud, ve mentalmente preparada para cualquier situación que pueda presentársenos. 
La mujer asiente tranquilamente y recoge algunos papeles de la oficina de John antes de empezar a retirarse, pero regresa su mirada por un instante y habla antes de salir de la habitación. 
—Por cierto, la Señorita Jessica me pidió que le dijera que quiere hablar con usted antes de que inicié la reunión, así que si quiere alcanzar a todo le recomendaría que fuera inmediatamente a su oficina. 
Aquello solo hizo que el hombre suspirara con fuerza mientras veía a la mujer salir de la oficina. Seguramente Jessica quería revisar el proyecto o cualquier situación que pudiera afectar el flujo de la reunión. 
Quería evitar cualquier cosa que la hiciera ver como una idiota frente a los inversionistas. 
Debía admitir que eso lo hacía sentir ofendido. Era obvio que ella no confiaba en su trabajo y eso solo lograba molestarle aún más con la mujer. 
Pero decidió tomar una respiración profunda antes de salir de la oficina para encaminarse a la de la mujer. Ella estaría igual de nerviosa a lo que él estaría. Y si ambos entraban con una actitud de ese tipo probablemente acabarían en un enfrentamiento. 
Lo último que necesitaba si lo que quiera era que ella lo apoyará en aquella reunión. 
Cuando salió de la oficina y empezó a caminar hacía la de la mujer, lo único que se repetía en su cabeza era lo mucho que amaba su trabajo y lo mucho que estaba dispuesto a luchar para demostrar que él era quien debía ocupar el puesto como jefe. 


Existían pocas cosas que realmente lograban estresarla, realmente ella era una mujer bastante centrada en su trabajo y con la suficiente confianza en lo que hacía como para andar preocupándose por una reunión que sabía tanto ella como John tenían perfectamente controlada. 
Sin embargo, ese día era completamente distinto y todo por culpa del hombre que ahora se había alojado en su casa, de nuevo. 
Andrew había sido claro con sus intensiones en la conversación de aquella mañana. El hombre había vuelto porque se había enterado del maldito ascenso que Jessica había obtenido, bastante conveniente para él justo en aquel instante. 
Él era un maldito imbécil. Y ella una completa idiota por no haberlo echado de su casa justo en aquel instante. Aunque ella no le había dicho que si a ninguna de sus absurdas ideas con las que el hombre había aparecido, ambos sabían perfectamente que era él quien estaba ganando. 
Y mentiría si dijera que eso no la aterraba de un montón de maneras, pero aún así no podía detenerse. Por más que quisiera apartarlo, Andrew había entrado de nuevo a su vida y ella no tendría el corazón para echarlo por una segunda vez. 
Él lo sabía y se aprovechaba de eso, porque a él le faltaba corazón como para preocuparse por el de ella. Vaya ironía. 
Antes de que pudiera seguir autodestruyéndose con sus pensamientos, John llamó a la puerta, la mirada que le daba era curiosa, como si hubiese podido ver la crisis emocional que emanaba de ella. Solo podía llegar a imaginarse cuánto tiempo llevaba el tipo allí parado. 
Le hizo una seña para que siguiera y cuando el entro señalo la silla frente a ella sin decir ni una sola palabra, antes de concentrarse en lo que verdaderamente le interesaba en ese momento. Su vida personal no podía afectar su parte laboral, nunca lo había permitido. 
Excepto que esta vez era su vida personal quien estaba decidida a hacer una embestida de lleno a su vida laboral para desbaratarla con un solo golpe. 
Suspiro de nuevo, negando suavemente para concentrarse y volvió a poner su atención en John, quien no dejaba de mirarle como si se tratara de un extraño espécimen que nunca había visto. Esto la hizo maldecirse a si misma en su cabeza y volver al verdadero motivo de su reunión. 
—Buenos días, John. ¿Preparado para la reunión? —su mirada intento mantenerse fría y concentrada en el contrario, pero su mente volaba en algunas ocasiones lejos de la situación, solo rogaba que el hombre no lo notara. 
—Todo está listo, la presentación será un completo éxito, de eso estoy seguro. ¿Quiere revisarla? 
—No, confío plenamente en tu trabajo, se que lo que presentaras será perfecto para callar las dudas de esos hombres —al ver la mirada de confusión del hombre frente a ella sonrió por primera vez en el día, permitiéndose sacar de su cabeza el problema que le estaba esperando en casa—. Realmente quería hablar contigo por otro motivo. 
—¿Y de qué trata eso jefe? ¿Algo paso? —pregunta repentinamente curioso, si la reunión no era el motivo no podía imaginarse cual era la verdadera razón  por el que su jefa querría hablar con él a pocos minutos de algo tan importante. 
—En primer lugar quería ver que tan mentalmente preparado estabas para el cambio, van a intentar comernos vivos allí adentro así que quería asegurarme que estuvieras preparado para ello 
Ya que creo que yo para lo último que estoy preparada es más drama
Se contuvo de decir esto último mientras notaba la mirada del hombre fija en ella, con una absoluta tranquilidad, demostrando su punto. Estaba preparado para enfrentarse a esos hombres y sabía que ganaría la batalla. 
—Por otro lado, quería saber si habías pensado en lo que te dije sobre tus proyectos y si piensas hacer algún tipo de implementación al respecto en este específicamente, para saber de ante mano si lo vas a presentar hoy. 
Bien, todo eso tenía mucho más sentido para John. La mujer quería tener algo que pudiera decir que había sido una idea suya que él había implementado, quería tener ganancia por todos los flancos.  
Lastima que John le arruinaría su final feliz incluso antes de que verdaderamente iniciara. Al menos sería una pequeña satisfacción, una pequeña victoria que podía guardar para si mismo. 
—He estado pensando en algunas ideas… pero aún no tengo nada concreto, no he tenido el tiempo y la presentación ya lleva varios días preparada, incluso antes de la partida de Santana. Realmente creo que enfocaré eso en proyectos futuros, no en este específicamente. 
—De acuerdo… —su voz salió tranquila mientras observo de manera pensativa hacía otro punto de la habitación, sopesando como abordar lo siguiente que diría, notando como poco a poco John parecía impacientarse un poco más—. Creo que tengo una idea que podría ayudar a aclarar tu mente y la manera en que puedes realizar un trabajo más adecuado en tus proyectos. 
—Claro… cualquier idea podría ser de utilidad —dijo más por decir que por verdadero interés, eso fue algo que Jessica notó con claridad, pero decidió dejarlo pasar y continuar con lo que estaba diciendo. 
—En dos semanas tengo que ir a verificar uno de los proyectos que estaba llevando a cabo, no se si estas interesado en ir y hacer una observación de campo, tal vez te pueda dar algunas ideas. 
El silencio que se formó después de ello fue curiosamente tranquilo, el hombre parecía estar analizando la idea con tranquilidad, casi como si en verdad le hubiese parecido una buena posibilidad. 
Jessica casi había esperado que John le saltara encima a punta de insultos, bueno, no es que esperara que el hombre llegará tan lejos, pero sonaba mucho más creíble que lo que estaba ocurriendo justo en frente de sus propios ojos. 
—Creo que me ayudará, podre entender mejor la visión que tiene y lo que espera que se realice —dice posando una pequeña sonrisa—. Además, hace mucho que no salgo a campo, será interesante volver a estar cara a cara con el mundo real. 
Después de aquellas palabras la mujer le observo con una pequeña sonrisa mucho más relajada, sintiendo que al fin se estaban logrando algunos pequeños avances con el contrario, aquello por lo menos le daba un poco de tranquilidad. Teniendo en cuenta que ya estaba viviendo suficiente drama en aquel momento. 
Rápidamente su mente volvió a perderse en Andrew y toda la locura que le esperaba en su hogar. Realmente odiaba como podía ser una mujer completamente fuerte cuando se tratara de negocios, pero a la hora de enfrentarlo a él y decirle que se fuera, se convertía rápidamente en una gatita asustada. 
Y sabía que tenía que volver a ocurrir algo como lo que había pasado antes para que ella volviera a tener el valor de alejarlo de su vida, lo cual sabía le traería muchos dolores de cabeza, y seguramente de corazón. 
—Jefe… —la voz de John le trajo de vuelta a la realidad. Le observo fijamente, notando como él le miraba como si estuviera frente a alguien mentalmente inestable, alguien de quien no podía saber como iba a reaccionar—. Le decía que la reunión ya esta por iniciar. ¿Vamos? 
—Si, si… claro… no debemos hacer esperar a los inversionistas —dice tomando sus cosas mientras intentaba aclarar su mente, debía concentrarse, en verdad no podía permitir que Andrew y sus problemas terminaran afectando su parte laboral, ya suficiente era el daño que le causaba a su vida en general. 
—Jessica… ¿Estás segura qué estás bien? ¿Quieres tomarte un tiempo antes de entrar? —la mirada del hombre parecía realmente curiosa y preocupada, cosa que solo le hacía sentir peor de lo que ya lo hacía, aunque mantuvo una mirada firme y serena, volviendo a ser más como ella. 
—Estoy perfectamente bien. No necesito tomarme ningún momento, nos están esperando, John. No tenemos tiempo… 
—Solo lo digo debido a que necesita estar completamente concentrada en lo que va a ocurrir allí dentro, esos hombres no van a perdonar nada. Si no quiere tomarse un respiro, yo estoy aquí para que pueda desahogarse, podría ser útil sacar lo que sea que tiene dentro. 
Jessica se detuvo inmediatamente, devolviéndole la mirada al chico que se encontraba a su lado, quien se había detenido casi al tiempo que ella, como si estuviera esperando tranquilamente a su respuesta. 
Y se odio al darse cuenta que realmente estaba dudando, la idea de hablar con alguien más de todo esto era tan tentadora que por un momento juro que lo diría todo. Pero entonces recordó a Andrew, su pasado, el dolor y el peligro de que alguien más pudiera enterarse de eso. Y entonces nuevamente se cerro, sería estúpido cometer un error como aquel justo en un momento como ese. 
—No tenemos tiempo que perder, menos en tonterías que no tienen que ver con el trabajo —dice de forma tranquila pero tajante, antes de continuar su camino hacía la oficina, donde ya todos se encontraban esperando, como buitres ansiosos por desmembrar a su presa.  


Había lanzado sus cartas a la mesa, no esperaba tener una respuesta completamente positiva, pero si esperaba empezar a meter en su cabeza la necesidad de desahogo y, tal vez, obtener algún avance positivo justo en aquel instante. 
No podían culparlo por tener esperanzas, más aún por la mirada de duda que tenia la mujer mientras le observaba, como si realmente estuviera considerando aquella idea. 
Sin embargo, noto claramente el momento en que la mujer se cerro, su mirada cambio y volteo la mirada antes de apurarlo para asistir a la reunión. Y el sabía que no debía presionar, la pequeña semilla ya había sido plantada, solo necesitaba que empezara a crecer. 
Lo primero que noto en el instante en el que entro a la oficina fue la mirada de los hombres que ya había visto tantas veces atrás, Jessica y él solían presentar todos sus avances de proyectos frente a ellos. Y aunque ellos nunca solían opinar si estaban pendientes de todo el proceso para luego tener grandes discusiones con Santana sobre como se invertía su preciado dinero.  
Ahora Jessica estaba del otro lado, sería ella quien debería calificar su trabajo y aquellos hombres ahora la calificarían a ella, por decirlo de algún modo. Ella no había mentido cuando dijo que ellos solo querían encontrar la manera de comérselos vivos. 
Por ello, cambio totalmente su foco de atención hacía su proyecto y el trabajo que había estado realizando durante hace ya varios meses. Y una vez la puerta del lugar se vio cerrada él inició con su trabajo de lograr demostrar la importancia de su proyecto. 
Fue un proceso largo, dos horas completas en que explico y mostro los avances que se habían dado a través de los últimos dos meses, respondió preguntas de manera tranquila y completamente seguro de todo lo que él y su equipo habían logrado. 
Y lo mejor era observar la mirada de orgullo que tenía Jessica al final de su presentación, eso le hizo sentir poderoso. Lo había logrado, había dejado callados a los hombres presentes y le había demostrado a la mujer que su trabajo era realmente valioso y estaba causando un impacto real. 
—Debo admitir que estoy impresionada de lo mucho que has logrado en este último tiempo —dice Jessica sin quitar su sonrisa, empezando a observar el documento frente a ella—. Creo que no existe ningún tipo de dudas de que si continuas de esta manera obtendremos los resultados esperados en un tiempo mucho más corto del que se había planteado en un primer lugar. Eso nos permitirá realizar un excelente feedback al final, felicitaciones. 
—Yo pienso que tu trabajo es excelente muchacho —uno de los hombres habla, haciendo que todo quede en silencio, esto sin duda no era común en estas reuniones—. Tienes un talento y potencial de líder y jefe, estoy impresionado y no puedo entender porque no vieron tu potencial como debía ser. 
Jessica volteo su mirada al hombre con su ceño claramente fruncido y la molestia brillando en sus ojos, posando sin embargo una sonrisa tranquila, al igual que un tono de voz respetuoso. 
—¿A qué se refiere exactamente con eso de no ver el potencial de John, Señor Montenegro? 
—Es simple, en todo el tiempo que vengo asistiendo a estas reuniones he podido comprobar el talento innato y claro que tiene John a la hora de realizar proyectos, desarrollarlos y presentarlos sin importar las situaciones, cosa que no he visto en otros trabajadores a lo largo de este tiempo. 
—Si he de ser honesto, estoy de acuerdo —uno de los hombres, con su cabello cano y ojos azules acerados fue quien hablo en esta ocasión—. Jessica, tú no has mostrado ningún verdadero valor para ocupar el cargo que tienes en este momento, pero John a lo largo de estos años a demostrado la gran capacidad que tiene. 
—Por mi parte, considero que el trabajo que la señorita Monroe a realizado es apropiado y excelente —el tercer hombre hablo de manera tranquila, mirando a sus acompañantes por un instante antes de posar su mirada en Jessica—. Pero bueno, no se si tu trabajo realmente sea el de una Jefe, ya sabes. Al final de cuentas solo eres una mujer. 
John quedo completamente sin habla al escuchar cada una de las cosas que aquellos hombres decían y de la manera tan directa que lo hacían justo en frente de la mujer. Ella parecía igual de impresionada, ya que se mantenía en silencio mientras aquellos comentarios continuaron por varios instantes más. 
Al final ocurrió lo que jamás hubiese esperado que pasaría, no de una mujer fuerte y decidida como ella al menos.  
Jessica se levanto de su puesto y le sonrió a los tres hombres de forma tranquila antes de despedirlos, llamo a su secretaria para que les mostrara la correspondiente salida y con una última mirada apagada, salió del lugar hacía su oficina. 
Los hombres quedaron en silencio durante un largo instante, al parecer nadie sabía que hacer o decir después de ello, pero nuevamente empezaron a hablar, utilizando la huida de Jessica como una manera más de atacarla y recordar lo poco valiosa que era ella para el puesto en el que se encontraba. 
—Con todo respeto, caballeros. Si existe alguien que conoce el trabajo de la Señorita Monroe soy yo. He trabajado codo a codo con ella durante dos años y ella ha demostrado que su trabajo es excelente. 
No supo que fue lo que ocurrió, pero definitivamente todo aquello se estaba volviendo terriblemente molesto para él. Si, era verdad que él era el primero en creer que Jessica no merecía aquel puesto en el que se encontraba, pero ellos prácticamente  estaban menospreciado todo el trabajo que ella realizaba. 
Y si existía algo que John podía decir sin ningún tipo de vergüenza es que Jessica durante todo ese tiempo había sido una excelente compañera y una gran rival. Su trabajo era excelente y le molestaba que aquellos hombres  hablaran de aquella manera. 
—Fue un placer escuchar que piensan tan positivamente de mi trabajo, pero les aconsejo que revisen de manera más minuciosa el trabajo de la Jefe, seguro encontraran estos absolutamente interesantes —guarda silencio observando la manera en que los hombres mantenían una actitud sería pero evidentemente impresionada por sus palabras—. Espero pasen un feliz día, nos veremos en una siguiente reunión. 
Dijo estas últimas palabras antes de dar media vuelta para salir de aquella sala de juntas, notando que la secretaria de la mujer le observaba con impresión y orgullo, dándole espacio para salir mientras empezaba a despedir a los hombres. 
Él simplemente continuo su camino fuera del lugar, mientras que lo único que estaba en su mente era averiguar porque Jessica se había rendido tan fácil y actuado tan débil. Y estaba seguro que tenía que ver con aquello que le estaba afectando desde antes de la reunión. 


Jessica entro a su oficina lanzando las carpetas con molestia hacía el escritorio, sintiendo como incluso varias cosas caían de la mesa debido al brusco movimiento. 
Toda esta situación era realmente insoportable, esos malditos se habían dedicado a insultarle y atacarle, a juzgar su trabajo y prácticamente a decir que su puesto no era para nada merecido. 
Eran unos malditos idiotas. 
Ella lo sabía, ella siempre había sabido que aquellos hombres nunca habían podido verle como alguien de valor dentro de la empresa debido a que era una mujer. Ella sabía que ahora que era la jefe se encargarían de desmeritar cada uno de sus trabajos. 
Ella siempre lo había sabido y nunca le había importado. 
No, ella sabía bien que todo ese enojo y toda aquella frustración no era debido a lo que había pasado con aquellos malditos hombres, no del todo al menos. 
Ella no estaba bien en aquel momento, la situación con Andrew realmente estaba destruyendo su cabeza y estos hombres y su actitud de machitos idiotas solo había sido la última gota para explotar el vaso. 
Se dejó caer en su silla y simplemente sus lágrimas empezaron a salir antes de que pudiera detenerlas, sus codos se apoyaron descuidadamente en su escritorio mientras sostenía su cabeza intentando tranquilizarse, pero todo parecía inútil. Tal vez solo necesitaba realmente lograr desahogar todo aquello que estaba matándole en su interior.  
—No deberías darles el placer de ponerte de aquella manera —la voz de John hizo que levantara su mirada y luchara por limpiar sus lágrimas, aunque sabía que era algo inútil. 
—¿Ya se fueron los inversionistas? —al ver que el hombre asintió suspira con fuerza, mientras termina de limpiar sus lágrimas—. Perfecto, puedes irte, tenemos mucho trabajo por hacer. 
—¿Quieres hablar?  
—No, no quiero hablar… quiero trabajar y que trabajes, lo que dijeron esos hombres no me interesa, no me afecta y no me quitará el sueño, pero continuar con nuestro trabajo y hacerlo bien, sí. 
—De acuerdo, jefe… —suspira con fuerza y se acerca recostando sus brazos un poco sobre el escritorio, mirándola fijamente—. Se que no estás así por esos hombres y se que lo que sea que te ocurra afectará y esta afectando, de hecho, tu trabajo. Así que, lo mejor que puedes hacer es desahogarte, y cuando decidas hacerlo yo estaré aquí, no lo olvides. 
 




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