Juego de Poder

Capitulo 4

Después de aquella reunión las cosas parecían ir mucho más tranquilas. Aquel día, cuando volvió de su compromiso con la petrolera Jessica ya se había ido, pero algunos trabajadores que aún quedaban hablaban de como la mujer había tenido una actitud completamente distinta al irse. Con una mirada que reflejaba toda la molestia y las ganas de venganza en su alma.
Y si él no la hubiese visto luego de la reunión aquel día no lo abría creído, ella era completamente profesional, siempre había sabido como enfrentarse a los problemas que se le presentaban  dentro de la empresa, pero la mirada que la mujer había tenido en aquel momento resulto siendo un poco escalofriante.
Al principio, cuando él había intentado meterse en su mente se veía molesta y confusa, pero justo antes de salir del lugar vio el cambio en su mirada, como si repentinamente todo hubiese quedado claro en su cabeza y tomará una decisión radical.
Aquello sin duda había sido un poco aterrador.
Sin embargo, con el paso de los días todo se mantuvo perfectamente normal en la empresa, al día siguiente Jessica ya era la misma mujer de siempre, tan profesional, humana y entregada a su trabajo como siempre.
Todo parecía retomar su rumbo y aquel día solo quedo como un mal momento que había sufrido la mujer debido a los hombres que no sabían valorar el trabajo de Jessica.
Y eso había sido lo otro, no entendía como, pero el chisme del trato que los inversionistas le habían dado a Jessica se había regado como pólvora por todo el lugar. No existía trabajador que no supiera lo que había pasado y, algunos habían empezado a temer que decidieran retirar los beneficios económicos que daban a la empresa.
Jessica estaba empezando a convertirse en una enemiga para muchos en el lugar.
Pero ella mantenía una actitud impasible, su trabajo se desarrollaba de manera normal y los hombres tampoco habían dado señales de querer quitar su apoyó a la compañía. Todo indicaba que a pesar de la fatídica reunión todo seguiría desarrollándose con normalidad.
Con tanta normalidad que justo en aquel instante podía escuchar como fuera de la oficina las personas empezaban a despedirse para dirigirse a sus hogares, incluso su secretaria había salido hace unos pocos minutos hacía su hogar.
Él, por su parte, se encontraba terminando de hacer unas últimas llamadas, para confirmar algunos avances que se habían desarrollado aquel día en la fundación de primera infancia donde estaba funcionando uno de sus proyectos.
Las cosas estaban yendo de la mejor manera y, al parecer, la fundación estaba interesada en alargar el contrato que tenían con ellos, ya que parecían dichosos con el trabajo que estaban realizando.
Y él debía admitir que esa era una de las cosas que más amaba de su trabajo, el saber que el resultado era completamente positivo, que las personas quedaban satisfechas y que, al final del día, las personas eran ayudadas de la manera en que lo necesitaban. 
Eso le llenaba por completo y, estaba seguro que Jessica estaría feliz de escuchar aquello a primera hora de la mañana. Mientras a él mejor le fuera, más cerca podría estar de la mujer.
Excepto, que cuando salió de su oficina observo que la de su jefe aún se encontraba ocupada, ella seguía allí, lo cual no era tan extraño después de todo. Normalmente ellos dos eran los últimos en salir de la oficina, y bueno, normalmente era ella quien terminaba sacándole para que fuera a descansar. 
Camino tranquilamente para buscar a la mujer, no era demasiado tarde aún, pero suponía que ya debía hacer por ella lo mismo que ella solía hacer, como una manera de devolverle el favor, probablemente.
Al llegar noto que tras la puerta abierta se encontraba la mujer sentada en su escritorio, totalmente interesada y perdida en algo que estaba viendo en su computador, mientras su ceño se encontraba fruncido levemente, haciéndole lucir curiosamente con muchos años de experiencia más de los que tenía.
Negó un poco, intentando no hacerse ideas más allá de lo que estaba viendo en aquel momento y con suavidad dio dos suaves golpes a la puerta, que hicieron sobresaltar a la mujer frente a él por la repentina intromisión. Sonrió divertido por eso y entonces simplemente entró.

 


Aunque en aquel momento su cuerpo se encontraba completamente en su oficina, su mente estaba volando en la información que tenía frente a sus ojos, no era precisamente una entendida en ese tipo de temas, pero algo había podido aprender de Andrew, por lo que creía estar haciendo las cosas de manera correcta, al menos lo suficiente.
Andrew como siempre se había logrado salir con la suya, al final no solo continuaba quedándose en su casa sino que además había logrado convencerle de ayudarle con algunas cosas las cuales, según él, solo una mujer como Jessica podía realizar.
Lo que fuera que significara eso, por lo menos.
Y ahora por otro lado se encontraba aquel curioso y extraño correo, tal vez era nueva en el cargo, pero si algo podía tener claro era que eso no era algo precisamente normal, aunque debía admitir que la curiosidad también era poderosa.
Sin embargo, en ese momento lo que necesitaba era concentrarse, aquello que estaba leyendo necesitaba quedar completamente perfecto, y era imposible tener su mente fija y funcionando en más de dos problemas a la vez. 
Pero era tanta la tensión que tenía su cuerpo, que cuando escucho los suaves golpes en la puerta de su oficina que prácticamente salto de la silla y, casi en piloto automático, minimizó la pantalla de aquello en lo que se encontraba trabajando. 
En ese momento observo a John entrando aún con el corazón en la mano por el sobresalto, por lo que lanzo un suave suspiro relajando su cuerpo, estaba evidentemente muy nerviosa, tendría que lograr encontrar alguna manera de estar más tranquila sin que el hombre pensará que definitivamente estaba loca.
—John, pensé que ya te habías retirado. ¿Ocurre algo? —le dijo ya mucho más relajada, dándole una pequeña sonrisa.
Si debía ser honesta estaba impresionada y encantada, el hombre frente a ella a lo largo de los últimos días había mostrado una actitud muy respetuosa hacía ella, como si por fin empezara a verla como una líder y una jefe. No solo había respetado sus ideas y sus ordenes, sino que realmente parecía valorar el trabajo que hacían en equipo.
Debía admitir que el chico realmente estaba ganándose un puesto importante a su lado, justo en el momento que, debía admitir, más necesitaba a alguien de confianza con ella o de seguro terminaría verdaderamente enloquecida, como muchos ya la creían.
—Nada de que preocuparse, Jessica —dice tranquilo mientras se sienta frente a ella en el largo escritorio—. Tengo buenas noticias, pero por algún motivo pareciera que no estas para pensar en otras cosas.
—No tienes de que preocuparte —niega intentando mostrar una actitud divertida y se acomoda mejor en su silla mientras empieza a abrir su correo—. Las buenas noticias siempre son bienvenidas.
—Bueno, que quede claro que se lo advertí a tu oscuro humor, si es echado y cambiado por sonrisas ya no es mi problema —observa como el chico posa una sonrisa después de realizar aquella tonta broma y no puede evitar reír por lo bajo, sintiéndose curiosamente relajada.
—De acuerdo, advertida estoy. Ahora habla, John —sabe que posó una sonrisa similar a la del chico, mientras su cuerpo ahora se sentía libre de toda aquella carga que había sentido momentos antes.
—La fundación del proyecto que presente la última vez están totalmente contentos, quieren una reunión, ya que quieren que alarguemos el proyecto y sigamos trabajando con ellos.
Aquella noticia le hizo sonreír aún más amplio, mientras observaba a John con un orgullo que en los últimos días se había convertido en algo completamente común, él chico normalmente solo era buenas noticias para ella.
—Eso es fantástico, sabía que lo lograrías, siempre has tenido ese ángel especial cuando se trata de los niños.
—Bueno sabes que es una de mis grandes pasiones. Mientras se encuentren niños a mi alrededor creo que seré un hombre completamente feliz. 
—Seguro eso será una buena noticia para la mujer que decidas hacer tu esposa. De todos modos me alegra escuchar esas noticias, ahora puedes irte a descansar, ha sido un largo día — le dice divertida antes de concentrarse de nuevo en el correo, lanzando de nuevo un suspiro de frustración, sin saber exactamente como tomar aquella situación.
—¿Debo preguntar? —al ver que la chica le mira de nuevo, de manera algo confusa, casi como si hubiese olvidado su presencia, no puede evitar sonreírle con algo de tristeza—. Te noto preocupada. Si puedo serte útil en algo…
—De hecho… Si, puedes ser bastante útil, necesito un consejo tuyo frente a algo. ¿Se puede?
Jessica observo como la expresión de John cambio de una manera rápida, al principio se noto impresionado, completamente asombrado por sus palabras, como si no hubiese esperado que aceptara su ayuda en un primer lugar. Luego, coloco su sonrisa de siempre, aquella sonrisa de camaradería que tanto le caracterizaba en los últimos tiempos.
—Por supuesto, Jessica. Lo que sea que necesites, estaré para apoyarte. ¿Se trata de algo laboral o… tal vez es algo personal?
No pudo evitar ser ahora ella quien se impresionara por aquella pregunta, sin embargo, estaba casi segura que no lo demostró. Era claro que John sospechaba que algo ocurría en su vida personal, varias veces le había abordado al respecto, pero ella nunca le había dado opción de continuar por ese camino.
Suponía que era debido a esa actitud que él podía sospechar que aquello que necesitaba podía ser de aquel índole, aunque aún así era extraño que fuera tan directo al abordar aquel tipo de cosas.
Jessica debía admitir que aquella actitud le hacía pensar en como era que el chico estaba leyendo la relación que se estaba tejiendo entre ambos.
Por supuesto, debía admitir que no tenían una relación convencional de jefe-empleado, actuaban en algunos casos casi como buenos amigos, pero ella no se podía dar el lujo de tener amigos, debía recordárselo, aunque a veces con John resultara extremadamente difícil de separar la línea.




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