“En ocasiones, ser un hermano es incluso mejor que ser un superhéroe”
Marc Brown
Jim
Dejo de escribir al ver que entrar Caroline a la biblioteca. Al principio no nota mi presencia hasta que mira hacia mi dirección. Sonríe y sigue su camino mirando los libros de la estantería. Sin distraerme más tiempo continúo en lo que estoy haciendo.
A pesar que mi habitación tengo un escritorio prefiero adelantar o hacer mis tareas en la biblioteca, este ambiente me permite concentrarme más en lo que tengo que hacer porque prefiero dejar mi teléfono allá para evitar distracciones.
—¿Ocupado? —pregunta acercándose a mi lado como si no tuviese interés. Es tan gracioso ver que a pesar que en muchos casos se esmera por parecer apacible se le nota en sus ojos su efusividad. Parece que nunca tiene serenidad, pero así es ella y va con su persona. Nunca puede quedarse quieta.
—No mucho, estoy adelantando un trabajo de investigación. ¿Por qué?
—No tengo qué leer —resopla —, por eso vine a buscar algún libro que me llamara la atención. ¿Crees que podamos ir a la librería? No me gusta ir sola ―pide. Ahora el que sonríe soy yo al escuchar esa última frase.
—Viajas a otro país en verano sin ningún miedo, pero ¿no quieres ir a la librería que para conveniencia mía está cerca de aquí?
—No seas amargado —refunfuña —. Es como una tarde entre hermanos. Ya sabes que me gusta pasar tiempo contigo, hermanito ―asegura. Se acerca para abrazarme por la espalda y darme tres besos en mi mejilla.
—No discrepo que te guste pasar tiempo conmigo porque soy muy buena compañía —Sonrío cuando la escucho resoplar por mi cuello —, pero creo que tu interés es otro. Te conozco.
—No seas paranoico. Podría decirle a mamá, pero no quiero molestarla porque ya sabes que anda ocupada estos días.
—Ni tanto, allí aprovechan el día de chicas. A ella le gusta pasar tiempo contigo.
—Así como tú y papá tienen el día de chicos. ¡No seas celoso! ―reclama. No respondo porque es cierto.
Tenemos la costumbre que de vez en cuando planeamos alguna salida. Son nuestros momentos favoritos, aunque hayamos crecido un poco. Con papá de vez en cuando nos inscribimos a torneos de tenis para principiantes para participar juntos, aunque no hayamos ganado nunca un torneo. Solo es una forma más de mantenernos unidos.
Cuando entré a la Universidad dejé el beisbol porque no me daba el tiempo requerido para practicarlo como se necesitaba, por eso decidí prestarle atención al tenis que me daba la oportunidad de practicar ese deporte los fines de semana sin necesidad de pertenecer a un equipo o practicarlo todos los días. Pero no abandoné mi afición, por eso, de vez en cuando voy a ver los partidos para disfrutarlos, a veces con papá, mi familia o amigos.
Soy feliz de formar parte de una familia que a pesar de tener diversas ocupaciones nos esforzamos por pasarlo bien y juntos.
—Además quiero ir a pasear y comer algo rico. ¿No te cansas de ser aburrido?
—¿No te cansas de arrojarme a tu efusividad? Deberías conseguirte amigas —comento con la única intención de molestarla.
—Si tengo amigas. ¡Duh! —reprocha colocando en blanco los ojos—. Pero están ocupadas…
—Con sus novios —digo calmadamente disfrutando el momento—. Deberías tener uno y así él te aguantaría y no tendrías que andar molestando a los demás.
Quiero reír ante su cara de molestia, pero hago todo el intento de no hacerlo. Sé que no está interesada en ningún chico y por ahora no tiene novio, supongo. Aunque su interés por un chico que conoció en Ecuador sí fue algo que llamó mi atención porque la vi interesada en él solo que por un descuido de ella no pudo volver a contactarse y eso en cierta medida me consoló porque todavía es muy pequeña para que esté pensando en algún chico. Siempre se la pasa diciendo que todos son babosos y que no hay ninguno que le guste. Eso me hace sentir tranquilo por ahora y por eso me tomo el atrevimiento de fastidiarla para ver si hay algún indicio que le guste alguien. No dejaré que a mi hermana le rompan el corazón o que se enamore de cualquier tipo. Prometí cuidarla y así lo haré siempre.
—Le voy a decir a mamá que me estás molestando. Ella te ha dicho que no lo hagas. —Me amenaza.
—Deberías de estar ocupando tu tiempo en otras cosas y no viniendo a molestarme e interrumpirme con mis cosas importantes.
—Mis cosas también son importantes, Jim —acusa pateando el piso. Intentando hacer un berrinche —. Te haces el especial porque mi papá te hace creer que eres bueno en el negocio y que serás mejor que él.
—Así es —digo sin interés. Es cierto, pero me gusta verla enojada —. Soy muy especial. Además, tengo que prepararme para cuando te toque un mal esposo, debo mantener la herencia.
—Ay por Dios ¿qué te diré? Marqués Valenti, hijo del Duque Valenti. Por favor aumente mi dote. —Suplica con burla —. Hasta te hace falta gracia para hacer un chiste —dice entornando los ojos.
—Ya sabes que soy superior a ti. —Sigo fastidiándola hasta que se dé cuenta que lo estoy haciendo.
—Yo no veo diferencia entre tu y yo. Estoy segura que soy capaz de manejar una empresa y demostrarles a todos que soy mejor que tú. Solo que no me da la gana.