Si crees que solo ven los ojos, que solo se besa con la boca, que solo escucha el oído, que solo se late con el corazón… todavía no has amado lo suficiente.
Miguel Gane
Caroline
―Sería fantástico que puedas venir antes de lo que tenías planeado. Ya sabes que, aunque es bueno verte y hablar por la pantalla no es como estar frente a frente ―dice Benjamín. Me ha costado este tiempo que llevo en casa y sentirlo tan lejos después de haber pasado unos días con él durante el verano.
―Si, Ben. Yo también espero que esos negocios que mi papá está teniendo en Ecuador requieran de su presencia para de esa forma convencerlo y que me lleve y así nos vemos, aunque sea unos dos días o el tiempo que le lleve a mi papá arreglar todo ―digo entusiasmada. Reconozco que nunca antes me emocionaba más ir a Ecuador desde que conozco a Benjamín.
―Estaré rogando a todas las deidades para que vengas ―comenta dramático.
―Pues póngase en eso ―digo soltando la risa.
Mientras hablo con Benjamín a través de la pantalla veo que Jim entra a mi habitación. No digo nada, pero se acerca a la cama y precisamente junto mi cara para que Benjamín lo vea. Lo miro y le tuerzo los ojos al verlo tan indiscreto cuando se lo propone.
—Hola —Saluda Benjamín al ver la cabeza de Jim también en la pantalla. Jim hace un gesto con la mano y se acuesta sin separarse de mi mirando su teléfono.
―¿Me puedes dar espacio? ―le pregunto a Jim para que se dé cuenta que no quiero que esté aquí, pero no se lo puedo decir delante de Benjamín y no quiero apagar el micrófono.
―No ―dice sonriendo y yo lo quiero matar así que le doy un puntapié en las piernas y ahoga un grito, pero no se mueve. Así que me resigno a tenerlo de incomodo espía.
—Deberías venir a estudiar a Londres —digo siguiendo con nuestra conversación antes que mi hermano interrumpiera —, eso es tener visión para el futuro. Amo Ecuador, pero no es como que estudies acá. Londres es hermoso, es…
—Es lluvioso —dice completando mi frase.
—También —bufo divertida —. Aun así, acá es precioso.
—No creo que en mis planes esté irme a Londres porque estoy viendo las posibilidades de ir a Estados Unidos.
―Mi hermana se quedará sin novio, pobre ―susurra Jim y espero que Ben no lo haya escuchado, así que finjo no haberlo escuchado tampoco.
—Bah. Ven a Londres y no te hagas de rogar ―comento olvidándome de Jim ―. Acá papá te puede dar buenas referencias en las Universidades, tiene influencia en caso que no entres con alguna beca.
―Aww, tan linda ―vuelve a musitar Jim.
—Lo tendré en cuenta —comenta Ben.
—No debes meterte en los asuntos de las personas mayores y opinar por ellos—dice Jim metiéndose en nuestra conversación. Le hago una mueca para que se calle porque está sonando demasiado insolente frente Benjamín y solo hace un gesto con la boca fingiendo que sigue viendo el teléfono.
—Y tú no debes de entrar sin permiso en las habitaciones de los demás y menos en sus conversaciones. —Lo regaño.
—Eres mi hermanita pequeña —dice en burla sabiendo que odio que me diga pequeña. —Y yo soy el mayor y debo inspeccionar si no estás haciendo algo malo.
—Ja, ja, ja —digo rodando los ojos —. Ya has visto que no estoy haciendo nada malo, así que te puedes ir.
—Estás con un hombre en tu habitación así que me quedo protegiéndote.
Mejor no sigo discutiendo y perdiendo mi tiempo. A pesar de la intromisión de mi hermano seguimos hablando por un rato más con Benjamín hasta que nos despedimos.
―En serio que has sido muy grosero, Jim. Tú no eres así, bueno lo eres, pero no en público. Me haces quedar mal delante de mi amigo.
―¿Tanto te importa tu amigo? ―pregunta remarcando mucho la palabra amigo ―. La mayoría de las ocasiones disfrutas que te eche a perder las videollamadas y hasta me sigues el jueguito.
―Pero en esta ocasión no y debiste de darte cuenta, pero no seguías de metido aquí. ¿No tenías que ir a pasear al perro?
En lugar de molestarle mi comentario se ríe a carcajadas y eso me molesta más que termino echándolo de mi habitación.
Benjamín
Me despido de Caroline y es como si sintiera su ausencia nuevamente. Guardo el teléfono y paso por un grupo de chicas y noto que Samantha está entre ellas. Trato de no mantener contacto visual con ella, aunque sé que me está observando. Por más que le he dicho estos días que quiero poner fin a ese jueguito ella al parecer cree que sigue teniendo dominio sobre mí y no quiere ceder a pesar de mi negativa.
―Espera ―grita Samantha a mi espalda y puedo escuchar sus tenis al venir corriendo hacia mí. Giro mi cuerpo y quedamos tan cerca que puedo percibir su respiración acelerada.
―¿Ocurre algo? ―pregunto para hacerme el desentendido.
―Estaré sola en la casa, Ben, ¿seguro que no puedes venir? ―pregunta demasiado cerca para mi incomodidad y aun así no dejo de apreciar su hermoso rostro.