Sebastian
Miro a Ania dando un largo suspiro y no, no esperaba que se encontrara con Malena en la entrada aunque esta es el menor de mis problemas, miro hacia la casa, dentro está mi madre, la cual no hará una escena, pero es peor que Malena y además de otros familiares cercanos están los padres de Malena, sé lo que su padre hará, Malena es todo para él y ahora mismo es como si le hubiese roto el corazón, lo mejor de todo es que él hará siempre lo que ella quiera y con eso basta si logro hablar con ella.
—No sé mucho sobre esto —miro a Ania cuando habla —pero en las películas de amor se supone que ahora debes ir tras ella y darle una explicación —sigo mirando sus ojos.
—Le daré una explicación, pero esto no es una película romántica Ania
—Se supone que la quieres —murmura y suspiro
—Y lo hago, por eso la conozco tan bien —Ania deja de mirarme —solo debo explicarle las cosas y entenderá, Malena es algo difícil, pero sé que me quiere —veo como tensa su mandíbula
—¿Papá cuando vamos a entrar? —miro a Kai que habla y respiro hondo
—Es verdad, tengo hambre —Kilian me sonríe.
—Creo que hoy los únicos que van a comer son ustedes —me acerco a ellos y tomo sus manos, comienzo a pasos lentos a ir hacia la casa
—Es bonita —expresa Kai y sonrío cuando entramos
—¿Te gusta? —lo miro
—Sería magnífico vivir aquí —miro a Kilian sonriendo
—Bueno, luego podríamos hablar de eso
—Tenemos casa, niños —escucho a Ania y sonrío.
—Pero no así de grande mamá —habla Kai haciendo que ella bufe y luego entramos al comedor, el lugar es grande y todos conversaban sentados a la mesa hasta que posan la mirada en mí y en los gemelos que llevo de la mano, al instante el rostro de mi madre se pone rojo de la ira, la madre de Malena solo abre la boca en una O y el padre de esta se pone de pie, evito mirar hacia mi primo que sé a quien ahora está mirando.
—¿Dónde está mi hija Sebastian? —el señor Feith se acerca a mí —¿y quiénes son ellos? —señala a los niños
—Señor, su hija se marchó —hablo mirando sus ojos —y los niños son
—Somos sus hijos —Kai se adelanta y alzo una ceja mirándolo, quizás pensaba que me echaría hacia atrás, el padre de Malena al instante aprieta sus puños.
—¿Qué broma es esta? —se acerca a mi amenazante, los gemelos se sueltan de mi mano y van hacia su madre, la mirada de él también va hacia Ania —y supongo que ella es la mujerzue
—No acabe la palabra —gruño y su mirada cae sobre mí —no quiero tener que sacarlo a la fuerza de mi casa —su mandíbula se tensa —Ania fue la mujer que amé en el pasado y hace poco supe que tenía dos hijos —hablo ahora para todos —sí, no debió pasar, pero no puedo cambiar el pasado —puedo sentir la mirada de Ania sobre mí —y no podía tampoco esconder la verdad —el silencio toma protagonismo, el padre de Malena solo sale del comedor y su esposa lo sigue, mi madre dice algo y al instante todos los presentes también salen excepto ella y mi primo que aunque la situación es tensa lo único que me molesta de todo es que solo mira hacia Ania.
—Has perdido la cabeza Sebastian —habla ahora mi madre —¿y todo por qué? —sonríe mirando hacia Ania —la mujer que te abandonó sin decir nada, que rompió tu corazón, sabes que ella ahora solo busca dinero
—Sabe usted que eso no es cierto —habla Ania —nunca he querido su dinero
—Claro —mi madre ríe —y por esa razón aceptaste el cheque que te di cuando te dije que te alejaras de mi hijo —mi ceño se frunce
—¿Que está inventando? —Ania da un paso hacia ella —usted nunca me ofreció dinero
—Hay pruebas hijo —mamá me mira —hice un cheque a su nombre y ella lo cobró, tengo pruebas del Banco —miro a Ania que niega con la cabeza
—Está mintiendo Sebastian, ella
—Sal y espérame fuera Ania —pido dejando de mirarla
—Sebastian
—Por favor —ella se calla y luego de tomar de la mano a nuestros hijos sale —Enmanuel déjanos solos —mi primo solo asiente, pero cuando pasa por mi lado tomo su brazo, sus ojos rápido buscan los míos —quiero que te quedes lejos de Ania —pido mirando sus ojos —sé que es la mujer de la que hablabas el otro día, pero como comprenderás es la madre de mis hijos así que aléjate —él sonríe
—¿Es tu mujer? —lo miro confundido
—Sabes que estoy comprometido con Malena —él sonríe
—¿Entonces primo? ¿No me ves como buen padrastro? —se safa de mi agarre y aprieto mis dientes tanto que creo que se romperán, luego solo miro a mi madre.
—Hijo
—No te creo lo del dinero, así que no sigas con eso, sé que solo mientes madre —me acerco a ella —y tardé, pero comprendí que parte de la culpa de que Ania me dejara fue tuya, así que solo calla.
—Estás arruinando tu vida por una mujer que ya te dejó
—No he arruinado nada —ella ríe
—Dímelo mañana cuando el padre de Malena retire su dinero, cuando todos en la empresa lo sepan y los accionistas te dejen, dímelo cuando todo vuelva a estar en ruinas y las acciones de la empresa cuesten un centavo Sebastian, estás perdido sin Malena y lo sabes, si no te casas con ella dile adiós a todo esto que tienes —señala la mansión y luego sale del comedor.
Salgo de la casa en busca de Ania y sonrío cuando la encuentro cerca de la piscina, los gemelos tocan el agua de esta con sus manos mientras hablan de lo mucho que les gusta la casa, me detengo a pocos pasos de ellos y como si notara mi presencia ella voltea y su mirada cae sobre mí.
—Sé que no querrás, pero —sonrío —la invitación de venir a vivir aquí está en pie Ania —alza una ceja
—Creo que así tu novia nunca te va a perdonar Sebastian —suspiro y miro hacia el cielo que hoy está nublado. —en cuanto a lo que dijo tu madre
—Sé que es mentira —miro sus ojos —lo sé Ania, ella es así y créeme, seguirá siendo así y no creas que se va a rendir —me acerco a Ania —mi madre va a estar en contra de todo como siempre estuvo, será difícil, hará inventos, trampas —suspiro —la pregunta es, ¿vas a irte a la primera que haga? —ella sigue mirando mis ojos
Editado: 05.08.2025