Julen Y Yo. El diario de Rachael

Felíz Cumpleaños a mí

¿Existirá algo mejor que arrancar un nuevo año? Pues sí. Cumplir años.

Primero de enero arranca un año nuevo literalmente para mí. ¿No es super emocionante?

¡Feliz Cumpleaños a mí!

Me llamo Rachael y tengo quince años a partir de hoy. Y este es mi regalo de cumpleaños.

Mi amigo Julen me lo regaló. Es un cuaderno muy bonito. Y como yo soy una mega, archi amiga de él tomé la decisión de hacer de mi regalo el suyo también.

Aquí voy a anotar nuestra historia y nuestras próximas aventuras para que queden grabadas en cada hoja nuestros recuerdos.

Mi mamá, Helen, es la mejor amiga de la mamá de Julen, Juliana. Ellas se conocieron en primero de secundaria. Se sentaron juntas desde el primer día y desde ese momento se volvieron inseparables.

Juliana se casó con Juan hace veinte años. A los dos años de ponerse los anillos tuvieron a la lindura de mi amigo Julen.

¡Que loco! Juliana, Juan y Julen los tres nombres arrancan con “JU”. Recién me doy cuenta.

No sé si haga falta decirlo mi madre es la madrina. Típico, la mejor amiga se hace parte de la familia. Era evidente.

Yo nací tres años después. Creo que desde que Juliana se casó y formó su familia mi mamá se sintió fuera de órbita y se buscó un esposo y vine yo. Y creo que no hace falta decirlo tampoco, la mamá de Julen es mi madrina.

Yo no recuerdo mucho de esta etapa de mi vida, pero creo en cada una de las historias que nos cuentan de cuando éramos bebes.

Julen es el más grande. Nos contaron que cuando yo era bebé Julen me trataba mitad como bebé y mitad como juguete. Estoy tranquila de saber que no me quebró ningún hueso porque por lo que cuentan sus padres, él desarmaba sus juguetes y jugaba con las partes rotas. Sí, justamente lo que estás pensando… Es raro, pero buena gente.

Cuando aprendí a caminar, Julen me llevaba de la mano para todos lados. ¡Era super tierno! Y cuando me caía caminando de su mano lloraba porque sentía que era su culpa.

No recuerdo nada de esto, pero me agrada saber que nuestra amistad fue desde mi primer día, aunque la de él conmigo fue a su día 1095. Más o menos.

Todos los recuerdos que tenemos son hermosos, aunque los tengamos presentes desde una tercera persona. Nos sentimos orgullosos de nuestra amistad. Amistad que nació de una amistad más grande, la de nuestros padres.

Me tomé cinco minutos para empezar este diario. No quería terminar este día sin usarlo.

Todos los “Años nuevos” nuestras familias cenan juntas y pasan la noche en nuestra casa. Así que cada cumpleaños arranco mi día con los zamarreos de Julen. Hoy no fue una excepción por cumplir mis tan ansiados quince. Hoy fue peor.

Entró a mi cuarto donde estaba plácidamente dormida y jaló de mis piernas hasta que me sacó de la cama. Una vez que estuve en el piso, ya despierta (aclaro) para que quede mejor expresado por el martirio que me hace pasar ese chico, me rompe una docena de huevos en la cabeza. Fue asqueroso.

Me levanté lo fulminé con la mirada, la misma que pongo cada año y él se encogió de hombros y con su cara de pícaro me dice:

― ¡Feliz cumpleaños, rompe huevos!

Toda la rabia que acumulé en esos segundos que él demoró en decorarme la cabeza con pollos líquidos se esfumó. Siempre tan él, siempre tan original. Estoy toda pegajosa pero no puedo estar mas feliz. Comencé el día con sus “HUEVADAS” literalmente. Comencé otro año con mi idiota favorito.




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