Julian

Capítulo Cinco

No soporto las traiciones

 

Martes 09 de Marzo, 2017

 

Julian 

 

   La semana pasada estuvo en mucho movimiento por preparativos de una fiesta en honor a mi hermano por su inesperada y sorprendente noticia. Quién diría que aquel hombre a tan corta edad estuviera ahora comprometido y que pronto se casaría con una mujer que conoció en el lugar en el que ahora vive. Después de no aparecer en la casa por la temporada de fiestas navideñas decidió visitarnos en estas fechas, no sin antes recibir un regaño por parte de mis padres por ser tan idiota.

   ¿Quién era aquella chica que conquistó el corazón de mi hermano?

   —No lo sé, yo también quisiera saber —Beca se sienta al lado mío del sillón de la sala—. Dorotheo ya está grandecito como para saber en qué enjambre se esta metiendo, solo espero que esa mujer no le haga daño o se las verá conmigo.

   La observo con atención. Esa niña, esa niña de apenas trece años de edad diciendo que le haría algo a la futura esposa de mi hermano si lo daña. ¿En qué momento crecen las personas y dejan de ser unos bebés?

   —¿Cómo crees que se llame? 

   —No lo sé y tampoco me interesa saberlo —contesta—. Pero sabes algo —toma mis manos—, que pereza ser acompañante en una boda y andar dando vueltas por todos los lugares practicando como será todo —arruga la frente—. ¿Cuánto apostamos a que esa mujer será un dolor de cabeza para mi hermano en unos años?

   —Cien dólares y una cena en un restaurante del centro de la ciudad si es asi como dices.

   —Iré pensando en que comprarme con esos cien dólares y en el restaurante —se levanta y se larga de la sala. 

   Mi hermano toma asiento reemplazando a Beca, me sonríe de oreja a oreja y toma mis manos para darles un fuerte apretón. Me envuelve en sus brazos dándome cariño, tal y como lo hacía cuando yo era más pequeño.

   Sé lo que trata de hacer, cuando tenía cinco años mi hermano prometió ser el que me protegería a toda costa de los niños de la escuela. De aquellos que tratarán de burlarse de mí por ser diferente. Y ahí estaba, sentado al lado mío sonriendo y diciéndome con la mirada que su promesa aún no se acababa.

   —Julian —dice—. ¿Cómo has estado en estos meses? ¿Todo bien? ¿Cómo vas con las clases especiales? 

   —Theo, me he sentido muy bien en los últimos meses, ya sabes, sigo con mis ataques al despertar y mis pesadillas todas raras. Y la escuela —bajo la mirada—, no me gusta recibir clases desde casa, no me gusta sentirme excluido del resto, siento que soy un cero a la izquierda estando en casa.

   —¿Te gustaría despejarte un día de estos en las afueras de la ciudad? 

   —¿De qué hablas? —Pregunto.

   —Me refiero a que puedo llevarte a otro estado para que te diviertas y conozcas un poco más del país. ¿Qué dices? ¿Te gustaría ir en unos meses a New York?

   —¿Dices que me quieres llevar a otro estado?

   Asiente.

   —Theo, eso suena genial —me tiro en sus brazos—, pero no sé si mi madre deje que salga de mis cuatro paredes.

   Observa alrededor comprobando que no se encuentre nadie cerca y regresa su vista a mi rostro. Vuelve a tomar mis manos, me guiña el ojo y dándole un apretón se acerca a mí oído.

   —Ya soy mayor y me haré responsable de ti —susurra—. También irá tu amigo Harris.

   —¿De quién hablas?

   —No soy un idiota, Julian —ríe—. Sé que entre Harris y tú están pasando cosas —eleva su ceja—, y creo que también cosas más privadas.

   —Hola —entra una mujer de la misma edad de mi hermano—, tú debes de ser Julian.

   Cabellera larga roja, tez blanca y unas cuantas pecas en su rostro. Era alta, casi del mismo tamaño que Theo, me sonreía tanto que en cualquier momento se quedaría con la boca así. Sonrío de lado para no ser tan grosero, se sienta en las piernas de Theo y él la besa. 

   No digo nada, solo quito la mirada de ese asqueroso momento y observo mis uñas. Cuando alguien muestra demasiado cariño cerca de mi tiendo a ponerme nervioso, por esa razón mis padres no se besan cuando estoy presente. Pero cuando yo lo hago no me afecta, sin duda alguna soy una persona muy rara y enferma.

   ¿Por qué estoy vivo?

   —Julian —lo miro—, Emma comparte ese mismo gusto por la lectura que tú. ¿Te gustaría hablar con ella sobre libros?

   —¿Qué tipos de libros? —Pregunto.

   —Tal vez acerca de Harry Potter —dice.

   —Lo siento, no me gusta Harry Potter. Tal vez podemos hablar acerca de Maze Runner o de otra saga que no tenga que ver con magia —parpadea dos veces y se pone de pie—. Solo si lo deseas, claro.

   —Julian, Emma esta tratando de ser amable y tú nada más evitas hablar de algo —mis manos sudan—. ¿Qué está pasando contigo? —Traqueo mis dedos—. Estás cambiando demasiado.

   ¿Qué pasa?

   —Amor, él no hizo nada malo. Solo no quiere hablar de la saga que yo mencioné y eso no tiene nada de malo —Emma habla mientras Theo sigue viéndome de manera extraña—. Igual podemos hablar de otra saga que te guste mucho más adelante.




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