Julian

Capítulo Siete

Temo arreglar mis asuntos solo

 

Viernes 23 de Mayo, 2017

 

Julian

 

   Era confuso estarencerrado en un cuarto a oscuras cuando no hay ventanas o algún tipo de lugar en donde entre la luz del sol. Aquello parecía ser un cuarto de un manicomio, que en cualquier momento me volvería loco si nadie llegaba a abrir la puerta.

   Beca se encontraba dormida en la cama del fondo, perdida en sus sueños y sin saber lo que sucede en la realidad. Mis padres ya no estaban en casa cuando Jackson nos dejó anoche mientras nos prometía que su padre nos pondría guardia para evitar que alguien llegara y nos hiciera algún tipo de daño. 

   Jackson, anoche solo pude darle un abrazo y agradecerle por llevarnos a casa después de perdernos en un pueblo que no conocíamos con Beca.

   El ambiente se volvía cada vez más irritante, sentía que me asfixiaba cada vez más y no había una zona en donde respirar aire fresco. La pared era rígida y en ciertos lugares era hueca.

   —¿Habrá algo del otro lado? —Pregunto, sabiendo que nadie me contestará debido a que estamos solos en este cuarto.

   Después de que Jackson nos dejara en casa, con Beca decidimos revisar la casa, pero somos tan curiosos que entramos a un cuarto con una cama y sin ningún tipo de ventana o salida. Beca cerró la puerta por error y cuando intentó abrir se llevó la grata sorpresa de que solo se abría desde afuera.

   Empuño mi mano y doy golpes en la pared hasta encontrar nuevamente algún lugar hueco. Sigo golpeando por toda el área hueca y al comprobar que abarca lo suficiente como para atravesarlo retrocedo unos cuantos pasos.

   —Lo siento Beca —digo lanzándome con todas mis fuerzas a la pared y partiéndola en dos.

   Caigo al suelo junto con los pedazos de pared encima de mi cuerpo, me limpio la cara del polvo y me pongo de pie. Beca me observa sin entender nada de lo que ve. 

   Estaba en todo lo correcto, detrás había otro cuarto totalmente igual al que estamos, solo que había una mínima diferencia en este nuevo lugar.

   —Julian, ¿eso es lo que creo que es? —Beca se pone de pie y camina hasta llegar a mi lado, entrelaza sus dedos en mi mano y respira hondo.

   —Beca, ¿qué han estado haciendo nuestros padres todos estos años?

   Doy un paso adelante tomando un cuadro que cuelga en la pared y observo la fotografía en el. Dos rostros que no había visto antes, dos hombres para ser más específico. Tomados de la mano, sonriendo y atrás un hermoso campo verde lleno de flores. Le doy la vuelta al cuadro y lo dejo caer al suelo después de leer lo que estaba escrito.

   —¿Julian? 

   —Beca —digo—, ¿alguna vez sospechaste algo acerca de la relación de mi padre con mi madre? —Niega—. Porque esta foto es mi padre con otro hombre.

   —¿Estás seguro? —Toma el cuadro del suelo y lee la parte trasera —. Bueno, mi padre puede ser bisexual —se encoge de hombros.

   —No, eso no es a lo que yo me refiero —parpadea—, el otro hombre es un poco similar al hombre que me preguntó en el parque la dirección de nuestra casa.

   —¿Estás diciendo lo que yo creo? —Asiento—. ¿Crees que por eso nuestros padres se han ido?

   —No lo sé, pero es mejor revisar todo este cuarto para ver que más podemos encontrar.

   Más fotos se encontraban en la pared, viejas y con cosas escritas en la parte de atrás. Habían muchas de mi padre con el mismo hombre, en unas solo sonreían y en otras se besaban dejándome en claro que tenían algo serio en esos momentos.

   Abro el ropero del frente, reviso la parte de arriba y encuentro una caja de cartón llena de cosas. Saco todo lo que hay dentro y reviso lentamente cada objeto que se encuentra ahora en el escritorio. Joyas, relojes, notas muy cursis y una flor seca. Pero no es lo único que hay, un sobre amarillo es lo que llama mi atención, lo levanto y leo el nombre de mi padre en ella. Escrito en cursiva, con una caligrafía muy buena y con una cantidad de polvo que podría estornudar en este momento.

   No la abro, solo la guardo en un bolsillo de mi pantalón y sigo buscando entre todas las cosas.

   —¿Encontraste algo? 

   —¿Sabías que mamá cambió su nombre y que antes vivía en Europa?

   —¿Qué estás diciendo? —Me doy la vuelta y me entrega un papel que claramente es la hoja de nacimiento de mi madre.

   Rasco mi cabeza, echo otra mirada a la hoja y se la entrego de vuelta. Regreso al ropero y ahora en la parte de abajo saco un cofre de madera. Por mi suerte se encuentra sin algún tipo de candado o algo que no permitiera ser abierto.

   —¿Estás seguro de seguir buscando?

   —Beca, necesitamos saber qué más nos ocultan nuestros padres y esto es lo único que tal vez puede decírnoslo y estoy seguro de que tal vez podamos saber algo más acerca del porqué mi padre terminó con aquel hombre.

   —Julian, tengo un mal presentimiento de esto —dice dejando la hoja en el escritorio—. Todo esto huele muy mal.




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