Los aviones me dan mala espina
Jueves 19 de Abril, 2019
Julian
La gente se encontraba caminando de forma desesperada por todos los pasillos haciendo chequeo de maletas, corriendo porque van tarde a la cabina de abordaje, niños llorando porque viajarán solos y luego estábamos nosotros. De pie, sosteniendo nuestra maleta de mano y en la otra mano un vaso de café caliente para “matar los nervios” que me da viajar en avión.
La primera vez que viajé en uno fue cuando era un niño, mis recuerdos son muy borrosos pero recuerdo que mi padre me dijo que vomité casi todo el camino y eso que el vuelo duró una hora ya que fue de un estado a otro.
—¿Te sientes bien? —Harris toma mi mano y me sonríe—. Recuerda que puedes tomar mi mano si te sientes nervioso en el vuelo.
Beca pone los ojos en blanco y se adelanta para tomar asiento en la sala de espera. Sonrío nuevamente y dejo un beso en la mejilla de mi chico.
—Creo que no debí ver Destino Final la semana pasada —digo—, eso me generó más nervios de los que suelo tener por naturaleza. Aunque creo que ya es hora de superar ese miedo, ¿no crees?
Se encoge de hombres y seguimos caminando.
—Creo que poco a poco irás perdiendo ese miedo, es algo normal, por ejemplo a mi me dan miedo las alturas.
—¿Miedo a las alturas? —Pregunto—. ¿Me tomas el pelo?
—Eso solo te lo tomo en la cama pero no, no te estoy tomando el pelo en este momento. ¿Por qué lo dices?
—Me dices que le temes a las alturas y estamos a punto de abordar un avión que obviamente estará sobre las nubes.
Ríe.
—He aprendido a controlar mi miedo.
—Enséñame a controlar el mío —relamo mis labios—, quiero que me enseñes.
—¿Estás tratando de calentarme en medio de un aeropuerto?
Me encojo de hombros.
Pasajeros con destino a New York favor de abordar en la sala siete. Pasajeros con destino a New York favor de abordar en la sala siete.
—Creo que ya es hora —susurro.
—Me vas a pagar esto.
—¿Ya cogieron o quieren que le diga a la aerolínea que espere un poco más en lo que ustedes fornican? —Beca se encoge de hombros.
—La palabra fornicar suena muy mal, por favor usa coger que suena mejor y es más sexy —digo—. Y no, no íbamos a coger en medio de todas las personas, no me jodas Beca.
—Viniendo de ustedes puedo esperar hasta un hijo.
Pasajeros con destino a New York favor de abordar en la sala siete, último llamado a los pasajeros con destino a New York.
—Abordemos o nos perderemos el vuelo —digo.
~ • ~ • ~ • ~
Que estresante es estar en un aeropuerto, estar en un avión y llegar a otro lado y encontrarse con mucha gente loca que corre porque no madruga para llegar a tiempo. Durante el vuelo Harris me tomó de la mano cuando sintió que estaba temblando del miedo, en pocas palabras duramos así todo el viaje y yo no abrí los ojos en ningún momento. Muy infantil de mi parte de hecho.
Tomo mis maletas en el area de equipaje y dejando salir el aire que llevaba retenido por un buen rato salgo a respirar aire fresco.
—Muy buena idea traer al menos un saco puesto, hay mucho aire —dice Beca poniéndose a mi lado—. New York es estresante en temporada de primavera pero no lo es cuando chicos guapos pasan.
—¿Vamos al hotel? —Harris pide un taxi, subimos las maletas en este y mientras nos reímos de los malos chistes del taxista llegamos al hotel en donde tenemos una reserva.
El taxista nos ayuda a bajar el equipaje y le pagamos con propina incluida para que se vaya feliz.
—Honestamente sus chistes me parecían absurdos —dice Beca—. Y no me digan que ustedes no piensan lo mismo porque noté que fingían reírse.
—Se llama intentar ser buena persona, Beca —digo.
Nos entregan nuestras llaves y Beca se larga a su habitación y yo me voy a la nuestra junto con Harris. Me tiro en la cama y Harris me imita.
—¿Quieres ir a Times Square? —Pregunta.
—¿Qué no se ve mejor de noche?
—¿Y? —dice—. Tenemos una semana más para verla de noche, tienes que disfrutar de la vista y estadía que no todos los días se viene a la gran manzana.
Me levanto rápidamente de la cama, lo tomo de la mano y salimos de la habitación para ir a buscar a Beca y salir a dar una vuelta. Beca nos encuentra dando la vuelta en el pasillo y asiente emocionada.
Salimos del hotel, caminamos como unos veinte minutos y llegamos a aquella avenida llena de pantallas gigantes colgadas en los edificios. Propagandas, colores, la mayoría de personas tomándose fotos. Todo aquello era asombroso para mí, nuevo y estaba que en cualquier momento saltaría de la emoción.