Julian

Capítulo Dieciocho

¿Qué hago acá?

 

Jueves 17 de Abril, 2024

 

Julian

 

Camino descalzo sobre la arena, las olas llegan a la orilla de la playa y empapan mis piernas. El ruido de la marea es como música relajante y a los lejos observo un barco a punto de llegar al muelle. El sol estaba en su punto más alto, radiante como siempre que quemaba a más no poder. 

   Las palmeras se movían en la isla por el viento que resoplaba de manera grotesca. Me siento en la arena y dejo que el agua me moje por completo.

   No tenía nada más por hacer, estaba solo en aquella isla desierta en donde solo habían unos cuantos animales y frutas. Bueno, no puedo quejarme de que al menos tengo tiempo para pensar en todo.

   ¿Qué hago acá?

   Aquello parecía tan solitario que me daban ganas de llorar en un rincón. Me hacían falta todos, en especial Harris que me hacía sentir bien.

   —¿Qué carajos es esto? —Susurro para mí mismo.

   Había tenido todo el tiempo del mundo para buscar una salida. No recuerdo nada de lo que sucedió, tampoco es que tenga una herida en mi cuerpo o algo por el estilo. Es como si llevara décadas en este lugar que eliminó poco a poco lo que llegué a tener en mi cuerpo.

   —¿En dónde estoy?

   Me levanto y camino para adentrarme al intento de casa que hice en este tiempo. Hecho con las ramas de las palmeras y una que otra liana del bosque. No había nadie alrededor como yo, solo era yo contra el mundo y mi vida.

   Caminé kilómetros tratando de buscar algo que me ayudara a recordar, solo encontré rocas, árboles y uno que otro animal que se escondían al verme.

   —¿Estaré extraviado?

   El primer día que desperté aquí estaba desorientado, perdido y con mil preguntas en mi cabeza. No había nada ni nadie. 

   Al mes estaba tratando de adaptarme pero se me hacía difícil. Había estado tanto tiempo con Harris y Beca que me había acostumbrado a su compañía. Ellos eran tan cercanos e importantes a la vez que sin ellos no sabía que hacer, y aún sigo sin saber qué hacer.

   —¿Me estarán buscando?

   Ya no sabía cuánto tiempo llevaba aquí. Podían ser meses e incluso años. Ningún vello había salido desde entonces en mi rostro, o al menos no que yo lo haya notado. 

   —¿Estoy muerto? —Susurro.

 

 

~ • ~ • ~ • ~

 

24 horas antes

 

Rebeca

 

   Estaba cansada

   Ya había perdido la esperanza de poder ver a Julian abrir los ojos volviendo con nosotros. Habían pasado años desde que recibió dos balas en su estómago en aquel cuarto por culpa de mi madre. 

   Ahora estaba nuevamente decidiendo si quedarse en otro lugar o volver a la vida y seguir con lo que tenía.

   Harris estaba a mi lado tomando mi mano mientras sus lagrimas salían y salían. Él estaba muy mal y yo podía notarlo. Había sufrido mucho.

   Cada noche lo escuchaba llorar en su habitación pidiéndole al mero mero que hiciera algo por traer de vuelta a Julian. Sin embargo, cada día había menos esperanzas de que Julian volviera del coma.

   Los doctores decían que le daban tres meses más para mantenerlo estable o que si estábamos de acuerdo en desconectarlo y dejarlo en paz en otro mundo.

   —Harris —susurro—. ¿Estás bien?

   —¿Qué si estoy bien? —Dice—. No Beca, estoy jodidamente mal. Julian cada vez está peor y tengo miedo de que jamás despierte. No estoy listo para dejarlo ir, aún no puedo.

   —Yo lo siento tanto —bajo la mirada—. Si yo no hubiese reaccionado de esa manera con mamá él estaría bien y no estaría en esta camilla.

   Me suelto de su agarre y cubro mi rostro con mis manos para evitar llorar de nuevo. Tenía que ser fuerte, al menos intentar serlo.

   —No te culpes por algo que no fue tu culpa —dice—. Esto no es culpa tuya, esto es culpa de tu madre.

   —Lo sé.

 

20 horas antes

 

     Retiro mi cabeza del hombro de Harris y saludo a la enfermera que revisa a mi hermano. Ella se acerca a mí y coloca un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

   —¿Has dormido bien estos últimos días? —Pregunta.

   —Lo intento.

   —Debes dormir tus ocho horas diarias como toda persona —dice—, y también te recomiendo que vayas a casa y tomes una ducha para cambiar tu cara. Estás muy cansada y puedo notarlo. No te preocupes por él —observa a Julian—. Hacemos todo lo posible para traerlo de vuelta con ustedes, pero él querría verlos a ustedes en una buena condición.

   —No me iré de acá —digo—. Quiero quedarme acá todo el tiempo que sea necesario.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.