Julian

Capítulo Diecinueve

Todo fue una mentira

 

Sábado 19 de Abril, 2024

 

Rebeca

 

   Me sentía más tranquila al saber que Julian se había movido y cuando informaron que había despertado me lancé hacia Harris y gritaba como una maniática. Él estaba llorando a mares, él deseaba volverlo a ver sonreír y podía notarlo. Ambos extrañábamos su sonrisa, sus abrazos y su compañía. Mi hermano era muy importante y sin importar por todo lo que habíamos pasado y todas las discusiones yo lo amaba y lo sigo amando. Sin él no sabría que hacer.

   —Estoy exhausta —resoplo—. Debí tomar el autobús.

   Llevaba caminando como veinte minutos al hospital. Aunque este esté cerca de casa yo me encontraba en el centro comercial realizando un pequeño obsequio para Julian. No habíamos festejado un cumpleaños con él en buenas condiciones.

   Los últimos años lo habíamos pasado desapercibido ya que él no tenía ánimos para celebrarlo. Pero yo lo conozco y sabía que en realidad no quería recordar una fecha en donde nuestros padres estaban presentes.

   Cuando fue el incidente había perdido la esperanza de no volver a verlo. Fue muy duro y aún no sé cómo es que está vivo después de dos disparos. ¿Acaso este hombre es inmortal?

   —Ay Julian —digo dando la vuelta en la calle contigua del hospital.

   Harris se encuentra de pie afuera, al verme me sonríe y se lanza a mí para abrazarme. Todo este tiempo me ayudó a conocerlo más, a saber sus versiones de sus viajes, picnics y de sus mejores momentos junto a mi hermano. Era hermoso ver el brillo en sus ojos al mencionar su nombre. Aquel hombre amaba a mi hermano y ese amor era más real que mis ganas de vivir.

   Me contó acerca de cómo llegó a hablar con él, que primero fue mediante un dinero y que al ver que no sacaría información de mi hermano empezó a hacerlo por voluntad propia. Se encariñó y poco a poco se convirtió en amor.

   —Hola Beca —dice por fin—. Te ves muy —levanta la ceja—, muy sudada. ¿Venías corriendo?

   —Vengo caminando desde el centro comercial, entiende que no hago mucho ejercicio y que caminar hace que sude la gota gorda.

   Ríe.

   —¿Qué hacías allá? 

   —¿Lo olvidaste? —Me guiña el ojo—. Payaso. Fui a comprar el obsequio, no sabía que comprarle así que lo mejor fue ir a la librería de ese lugar. Ya sabes, mucho libro es demasiado para mí, casi me desmayo de leer tanta descripción.

   Vuelve a reír.

   —¿Qué le obsequiarás? —Pregunto.

   —Es un marco con una foto nuestra —dice sonriendo—. Es la foto en donde estamos en la playa, recuerdo que ese día le dije que no debía importarle el que dirán las demás personas sobre su cuerpo. Y al verlo quitarse la camisa para entrar al mar vi cómo sonreía. Me sentía muy feliz por verlo derribar ese obstáculo.

   —Haces a mi hermano muy feliz —digo—, estoy agradecida por eso.

   —¿Agradecida? 

   —Mi hermano nunca fue un chico muy social y cuando conocía a un chico este lo hacía de menos o solo lo utilizaba como un reto o broma. En cambio tú llegaste a amarlo y a enseñarle a amarse a sí mismo. Por eso estoy agradecida contigo, eres un gran hombre, Harris.

   Vuelve a abrazarme.

   —Entremos que se nos hace tarde —digo.

   Asiente. 

   Entramos al hospital y subimos al elevador para llegar fácil al segundo nivel. Harris mantiene su sonrisa y al llegar abro la puerta del cuarto y un Julian nos recibe de manera agradable.

   Harris se lanza a sus brazos y lo llena de besos por toda la cara. Muy cursi para ser sincera. Julian me observa con curiosidad y levanto la bolsa con el logo de la librería para mostrársela.

   Él sonríe y me acerco a abrazarlo.

   —Hace mucho no celebramos un cumpleaños tuyo y estaba ansiosa por este momento. Verte dormido no era tan feliz. Entonces decidimos con Harris traerte un pequeño obsequio para hacerte feliz y levantarte un poco los ánimos.

   —Los quiero mucho a los dos —dice—. ¿Qué trajeron?

   —Escuché muchas veces que hablabas acerca de libros y de sagas de fantasía en tu cuarto. Así que salí de casa y fui al centro comercial a la librería. Déjame decirte que fue un dolor de cabeza buscar algo que probablemente te iba a gustar. 

   —¿Cuál compraste?

   —¿Te gusta Maze Runner? —Sonríe de oreja a oreja—. Si, sabía que te iba a encantar el regalo.

   —Esa saga es la mejor, muchas gracias —me lanza un beso y saca los libros de la bolsa—. Son muy hermosos, en verdad aprecio tu regalo, Beca.

   —El mío es mejor —dice Harris interrumpiendo.

   Lo observo y le lanzo una almohada de la camilla en la cabeza. Él me la devuelve y le doy un golpe en el hombro.

   —Idiota —digo.

   —¿Qué me has traído tú, amor? —Julian lo observa y Harris le entrega el obsequio.




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