Junto a las estrellas

•2•

Amy.
 


Mi alarma que tengo programada de lunes a viernes a las 7 de la mañana no para de sonar haciéndome saber que ya es hora de levantarme y también que acaba de empezar la semana más larga que tendré.

La apagué, me levanté con un pequeño mareo por haberme levantado tan deprisa. Me entre en la ducha para bañarme y así espabilarme y no ir con cara de culo a clases aunque esa siempre la tengo pero es lunes y tengo que darle la bienvenida al peor día de la semana.

Cuando termine salí corriendo a desayunar porque Dylan no deja de meterme prisa con que me de rápido que el ya esta llegando a mi casa y, me falta desayunar aún. 
Antes de que pudiera terminar de desayunar Dylan ya estaba abajo tocando el timbre para que bajará.

Cogí un croissant y me despedí de mi hermano— ¡Adiós! Nos vemos en la tarde—él asintió con la cabeza ya que tenía la boca llena.

Mi hermano va a otro instituto y entra más tarde que yo a clases ¡que suerte! 
Saludo a Dylan cuando ya estoy abajo con mi mochila al hombro y llevándome el croissant a la boca.

—Siempre saliendo con prisa—Dijo mi amigo.

Lo mire de reojo mientras caminábamos.

—Ah, ¿por quién será? ¿Quién siempre me apresura para salir de casa?
Dylan se hizo el indignado.

—Si,si ahora echame la culpa. Encima que te vengo a buscar y eso que  vives a tomar por culo tú—terminó diciendo.

El moreno quejica que tengo al lado es mi mejor amigo desde hace unos ocho años, por él momento nos llevamos muy bien y espero que siga así. Lo conocí por Amy, porque es su primo, tiene 18 años (un año más mayor que yo) Dylan no va a mi mismo instituto solo que el suyo queda cerca del mío y por eso siempre me acompaña.
 


—¿Por qué no bajas este finde? El otro fue una mierda total—volvió a hablar él.
Depende de si tengo que estudiar para algún examen, y si me aburro bajo pero todo depende de esta semana.

—No sé. Intentaré bajar el sábado.

Dylan casi salta de la emoción al escucharme decir eso.

—Pero no te emociones, Negri. Aún no estoy seguro—le aclaré.

—Da igual eso me da esperanzas de que este fin de semana no me aburriré—sonrió.

Llegamos al instituto de Dylan después de unos minutos caminando.

—Que no se te olvide pasar por mi cuando salgas— me recordó él.

Asentí. Nos despedimos y yo me apresuré en llegar a mi insti antes de que sonara la campana y me cierren la puerta. Aunque sería buena idea no llegar a tiempo porque toca Matemáticas a primera ¡menuda mierda eh!

    
                                💜

¡Ah! Última clase del día, inglés. Me gusta pero a la vez no, quiero decir hay veces que esta guay y hay otras que es bastante aburrido todo. Aprenderse verbos, miles de conjugaciones, tiempos y, todo en otro idioma, no es fácil pero es lo que toca. Igual vale la pena, solo lo aguanto para poder ser abogada algún día.

Tengo que esforzarme y sacar buenas notas. Es muy importante para mi ser abogada porque eso significa que soy alguien y que todos esos años de estudios valió la maldita pena. Con ello le demostrare a todo aquel que dijo que yo no seria nadie en el mundo que se equivocan.

—Amy—me llamó Nina, una de mis amigas—. Que no se te olvide traer la cartulina para mañana eh, de color azul—me recordó.

Yo solo asentí para después recostar mi cabeza en la mesa echando hacia un lado el estuche.

Le di gracias a dios que la clase se terminó rápido nada más salir llame a Dylan para avisarle que ya iba a por él.

***

Habíamos decidido ir para la casa de Laya a pasar el rato, yo no la veía desde hace mucho tiempo y como hoy no tengo deberes, al decírselo a Dylan este decido que podíamos ir a su casa. 
A pesar de todo lo que pasó con nuestros padres yo sigo siendo bienvenida en esa casa al igual que mi hermano. Siempre me han tratado de maravilla y por eso los adoro a todos.

La casa de Laya queda en el séptimo piso–muy alto para mi gusto, de solo mirar por la ventana me entra el miedo– damos gracias de que hay dos ascensores para poder subir o bajar porque imaginar que vienen cansados del trabajo y os toca subir tantas escaleras para ir a vuestras casas ¡Ay no, que pereza!

—Ya no me puedo aguantar las ganas de contaros—dijo Laya una vez que nos sentamos en su cama.

—¿Qué paso ahora?—dijo Dylan con interés fingido.

Laya es la chismosa del grupo, siempre tiene un chisme que contar.

Hacemos silencio para que ella prosiga a hablar sobre lo que no tiene que contar.

—Pues veréis—empieza Laya—. Esto pasó el sábado, en el parque,—espero a que dijéramos algo pero no lo hicimos y siguió hablando—unas horas después de uno haber llegado, llego un chico suuúper lindo.—Se mordió el labio inferior cuando dijo esa última frase.

—¿Vale? ¿Y? ¿Que pasó?— quise saber yo.

—Cuando me saludo el corazón se me aceleró, te lo juró, esto no me había pasado antes.

Dylan no pudo contener la carcajada que soltó.

—Lo mismo dijiste con ese chico que viste en el bus—el recuerda el negri.

Laya le da una mala mirada.

—Si, pero esto es diferente. Yo lo sé.

—¿Que hay de diferente?

Se que Dylan solo intenta hacerla enojar, es su pasatiempo favorito.
—Pues que es el primo de Aarón y este verano lo voy a poder ver todos los días—le aclaro.

Casi tuve que sujetarme la mandíbula de lo grande que abrí la boca al escuchar lo que dijo Laya.

—¿Hayden? ¿En serio? —fue lo primero que salió de mi garganta.

Esta vez Laya se centró en mi, entrecerró los ojos intentado entender porque se su nombre.

—¿Como sabes eso?

—Pues es el único primo que tiene aquí  aparte de María, Jaden, Asher y yo— le aclaré.

Esta solo asintió cayendo en cuenta que era verdad lo que estaba diciendo.

Nosotros somos los únicos primos que tiene Aarón aquí, los otros quizás son lejanos o ni lo conozca.




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