PRÓLOGO

El eco de la discusión de sus padres aún vibraba en las paredes de la casa de Nueva Jersey, un coro amargo que culminó con la palabra "divorcio", pronunciada como una sentencia final. Adela Rose, a sus diecisiete años, sintió cómo el mundo bajo sus pies se abría en dos. El engaño de su padre, su otra familia, eran heridas que apenas empezaban a sangrar. Y como si eso no fuera suficiente, Daniel Mart, su novio, era una sombra constante de juicios y celos, un recordatorio doloroso de lo fácil que era sentirse pequeña e insegura. Su voz, que criticaba cada elección, desde su ropa hasta sus gustos, era el veneno lento que consumía su autoestima.

A miles de kilómetros, Axander Keller conocía una paz que para Adela era aún un sueño lejano. Su vida, anclada en una fe inquebrantable, no estaba exenta de batallas, pero cada una de ellas era enfrentada con la certeza de un propósito superior. Él había aprendido que las cicatrices del pasado no dictan el futuro cuando el corazón está entregado a algo más grande.

La decisión de Adela de mudarse con su madre a Nueva York, de sumergirse en los pasillos de la NYU, fue más que un cambio de escenario; fue un acto de desesperación, un grito silencioso por un nuevo comienzo. No sabía que, entre clases de negocios y encuentros casuales en la biblioteca, el universo conspiraría para cruzar su camino con el de Axander. Tampoco sabía que la fe, que apenas comenzaba a susurrar en su alma, le daría la fuerza para ver a Daniel tal como era, y finalmente, cortar las cadenas que la ataban.

Este no era solo el inicio de una nueva ciudad o una nueva universidad. Era el umbral de una transformación profunda. Un despertar. El primer paso hacia una vida donde el pasado no tendría poder y las acciones del presente lo serían todo. Pero, ¿sería suficiente esa fe naciente para reconstruir un corazón roto y guiar dos almas hacia el verdadero significado de estar Juntos por Dios?