Just Love

CAPÍTULO V: INGENUO

El tiempo es cruel

El reloj marcando las lentas horas se convirtieron en días y los días en semanas.

Tal y como lo mencionó Sofía, Paz llamó a Daniel para saber cómo estaba a lo que él respondió muy amablemente que se encontraba en un proyecto personal aunque se moría por decirle que la necesitaba. También tal y como le mencionó Sofía pasó por más de un impulso de querer llamar y ver a Paz, por suerte el intenso trabajo del salón de música se lo impidió.

Casi sin pensarlo, las terribles dos primeras semanas, pasaron dejando a su paso destrucción y mucho dolor.

Llegó el día de pintar y se pusieron manos a la obra, el lugar era un poco grande, definitivamente les tomaría todo el día. No almorzaron se fueron de corrido hasta las tres de la tarde, habíamos quedado que a Sofía y los quehaceres se llevaban muy mal, así que estaba cansada por dos, pero debía esperar la revisión del “jefe” quién solo tuvo una observación y estaba echando chispas porque en una pared había un pequeño grumo, que casi ni se notaba, pero para él era un hoyo, se estaba poniendo histérico cuando de pronto sintió algo frío, Sofía le había lanzado el resto de pintura.

—Es que dicen que la histeria se quita con un buen balde de agua fría, no tenía agua así que decidí usar la pintura ¿Te sientes mejor Sr. Perfección?— preguntó Sofía con una falsa dulzura.

Daniel, parecía que iba a explotar, pero solo respiró y guardó la calma, después de las semanas que habían pasado esto era un chiste.

—Iré por una huincha, creo que ya tengo la solución—

Sofía estaba súper cansada y se sentó en el suelo, estaba leyendo una hoja por lo que estaba distraída y no notó la presencia de Daniel cuando de pronto sintió frío. Daniel le había vaciado todo el balde de pintura de color blanco humo.

Sofía después del espasmo miro a Daniel, ambos se vieron como en posición de ataque, pero, de pronto, risas. Luego de eso se sentaron frente al ventanal a tomar una inka cola.

—No reía a carcajadas desde hace mucho—

—Pues para eso están los amigos compa, para llorar y para reír, de preferencia lo segundo—

—Estoy de acuerdo— Daniel tomó un poco de su vaso —lo mejor es descubrir que además de los amigos que se convierten en hermanos de la vida con el pasar de los años también hay amigos que no necesitan el pasar del tiempo para convertirse en familia así como tú, sinceramente, te estoy y estaré muy agradecido contigo—

—¡A la orden!🫡— ambos rieron —por cierto, nunca te pregunté, pero ¿por qué me llamaste a mi?—

—No podía—hace una breve pausa —en realidad no quería llamar a mis amigos porque de alguna u otra forma los involucraría y se podrían generar bandos y no sería justo ni para ellos, ni para mi, ni para Felipe. Entonces, recordé las palabras de Paz, una vez le pregunté a quién acudiría para la más mínima cosa que le pasará en su vida, y pensé que me escogería a mi o Felipe, pero me dijo que te escogería a ti, porque además de buena amiga eres buena dando consejos, logras armonía y reflexión, que eres el tipo de persona a la que le puedes confiar un secreto, una travesura, un problema, dinero y hasta la vida, en una sola palabra eres confiable, por eso no lo pensé dos veces y te llamé— Sofía se sonrojó un poco.

—Suena a mucha responsabilidad— Daniel sonrió

—Pero es verdad, realmente eres todo lo que se espera de la amistad— ahora sí, por lo general Sofía es muy calmada, pero es muy mala recibiendo elogios, así que está vez sí se sonrojó y mucho. Por suerte Daniel no lo notó porque observaba el vacío por la ventana.

Se generó un silencio prolongado que se estaba haciendo habitual entre ellos y que parecía darles un respiro para simplemente estar ahí presentes sin necesidad de hablar.

—¿Cómo te sientes?— preguntó Sofía

—Destruido, enojado, frustrado, decepcionado y cómo sí me hubiera pasado un camión encima, aunque este mes de vacaciones debo decir que también ha sido liberador, duele, duele mucho, pero creo que mejoro. Aunque soy consciente, que mi prueba de fuego será dentro de tres lunes cuando regrese a trabajar.

—Es muy pronto para olvidar, pero te tengo fe, lo harás bien, estoy segura. Además, te traje un recordatorio—

Sofía tomó su mochila y sacó un amigurumi, era de un arquitecto y tenía un papel en forma de pergamino cocido que decía:

“Sí flaqueas te golpearé”

—Gracias, bajo esa premisa será imposible flaquear— comentó Daniel en tono burlón

Nuevamente silencio, ese silencio que no era incómodo y que solo ellos entendían.

Observan el atardecer.

—¿Alguna vez te has enamorado Sofí?—

—¿Qué son esas confianzas de Sofí, señor?— dijo Sofía en tono de broma.

—Yo creo que sí, pero, así como tú no, de hecho, me da un poco de envidia, dentro de todo tienes la autoridad para decir que amaste con todo tu ser y eso es algo que a mí nunca me ha sucedido—

—Quizá no ha llegado el indicado— le responde Daniel con sutileza

—No creo en eso, no existe la persona indicada, simplemente existe la persona de la que te enamoras y ya—




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