Just Love

CAPÍTULO XVI: CAMINAR

Sofía salió raudamente del lugar caminaba tan rápido que, al mismo Daniel, quién salió detrás de ella, le costaba seguirle el ritmo.

De pronto Sofí se detuvo.

—¿Estás bien? —preguntó Daniel con preocupación y tomándola de los antebrazos—

—Mejor que nunca —le responde Sofía con una amplia sonrisa y ojos húmedos— Solo quiero llegar al hotel e irme a casa.

—Tengo los pasajes, salimos en seis horas.

Ambos jóvenes decidieron caminar hasta el hotel dado que estaba cerca solo diez cuadras y a Sofía le encanta caminar es su remedio para relajarse y sí va acompañado con música mucho mejor, sin embargo, está vez era diferente Sofía caminaba en silencio con la mirada fija en la nada, ni siquiera notó las veces que Daniel se disculpó por ella con cada transeúnte con quienes tuvo choques impremeditados.

A medio camino Daniel divisó una feria local y le pidió a Sofía que lo acompañe a comprar souvenirs, que más que hacerlo por llevar recuerdos del corto viaje lo hace para que Sofía respire.

Daniel notó que mientras Sofía hablaba con su padre su cuerpo se movía involuntariamente, sobre todo las manos y cuándo salió de la cafetería tenía la mirada vacía.

Daniel había aprendido a reconocer la forma silenciosa en la que Sofía expresaba sus emociones a través de su mirada. Cuándo algo le molestaba su mirada podía ser tan intensa que te empequeñecía y desnudaba, preocupada su mirada se pierde en el espacio, cuando algo no le gusta aparece la mirada juzgona, sin paciencia, voltea los ojos una y otra vez, triste su mirada es pérdida, pero por lo general, y a pesar de que físicamente Sofía no aparenta ser una persona de mucha energía, su mirada naturalmente lánguida siempre expresa optimismo, pero esta vez la mirada de Sofí era vacía y oscura y eso le preocupaba.

—¿Qué quieres comprar? —pregunta Sofía con algo de curiosidad—

—Semillas, a mi nana le encantan, ¿no comprarás nada?

—No lo sé

Daniel tomo del brazo a Sofía y la acercó a uno de los stands de semillas y empezó a escoger.

—¿Qué te parece? —preguntó Daniel esperando la opinión de Sofía, pero no recibió respuesta. Giro hacía donde se suponía debía estar ella, pero no había nadie. Buscó con la mirada alrededor del stand, había muchos turistas, estaba a punto de entrar en pánico, pero por suerte para él logró divisarla, caminaba sin rumbo a lo largo de la feria, no parecía dirigirse a un lugar en específico solo caminaba. Daniel la alcanzó, la detuvo y la abrazo muy fuerte.

—Tienes que calmarte —le susurró mientras le acariciaba el cabello—

Sofía lentamente subió los brazos, abrazó a su amigo y escondió su rostro en el cuello de este.




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