24: ÉL

Me acerco a ella y tomo sus manos. No quiero que me malinterprete pero necesito hacerlo, necesito que me vea a los ojos.

—Me alegra que estés conmigo ahora —bajo la voz—. Lo que pasó fue horrible, estoy feliz que ese enfermo no llegó a lastimarte.

Asiente mientras las lágrimas caen por su rostro.

— ¿Te volvió a hablar?

Sacude la cabeza. —Cuando lo busqué en internet había borrado sus perfiles. Usábamos una aplicación para mensajes que desaparecen luego que los abres y todo se había ido, era como si no había rastro de él.

— ¿Todo?

—Y… fue difícil porque, yo quería probar que lo que me pasó fue verdad, que no mentía pero él no me hizo nada… ya sabes, y tampoco habían mensajes ni pruebas. No sabía dónde vivía, ni siquiera sé si su nombre es ese.

—Claro, él lo tenía todo planeado —digo, apretando la mandíbula.

No tenía ni la menor idea que ella había pasado por algo así. Es horrible, quiero ayudarla pero no sé cómo.

—Entré a los videos antiguos de mamá porque recordaba que él había comentado en algunos, casi todos y pensé que quizás esa cuenta aun la tenía y sus comentarios seguían ahí como pruebas pero hubiera preferido no hacerlo.

Frunzo el ceño. — ¿Los encontraste?

Niega. —No, pero me di cuenta de algo peor. Algo que… —su voz se quiebra—, algo que no había comprendido antes. Eran comentarios sobre mi cuando era niña, más joven y eran comentarios de señores. Hombres, incluso más grandes que mi padre.

Siento todo mi cuerpo rígido. — ¿Qué tipo de comentarios?

Ella toma una respiración larga. —Comentarios sobre mi cuerpo, sobre lo “atractiva” que me veía. Incluso comentaban segundos específicos donde yo… —suelta un sollozo—, donde yo tenía el vestido levantado o…

Sus lágrimas aumentan y yo aprieto los dientes. No necesito que me muestre esos comentarios para saber qué tipo de cosas asquerosas escribían.

Me siento lleno de rabia. Ahora mismo no veo a mi compañera de escuela, veo a una niña sola y asustada. Alguien que su propia madre no sabe cuidar ni defender.

Aprieto sus manos. —No sigas, Kendall. Es suficiente —esto la está lastimando de más.

Baja su rostro y sigue llorando. Quiero ayudar, ¿Cómo puedo ayudar?

Trago saliva. —Kendall —susurro—, Jordan es policía.

Levanta el rostro y aparta sus manos. — ¡No! No, no quiero hablar de esto con nadie, yo no quiero que nadie lo sepa. Tú me prometiste que no lo ibas a decir, lo juraste.

Afirmo con un gesto. —Tranquila, no lo haré. Solo pensé que tal vez…

Se mueve hacia atrás, creando distancia entre nosotros. —No vale la pena. Cada día veo noticias de tantas cosas horribles que les ha pasado a tantos niños por todo el mundo y nadie hace nada, nada funciona. Nada sirve.

En parte tiene razón. —Aun así, creo que es importante y tú mereces buscar justicia.

— ¿Justicia? —Bufa—. La única justicia que quiero es que mi madre deje esos estúpidos videos que me arruinaron. Cada video donde yo aparezco hay comentarios así, ella los puede eliminar o bloquear a esas personas y no lo hace. Ella… ella no lo hace.

— ¿Tienes alguien más? —pregunto—. No sé, algún familiar.

Hace una mueca. —Mi padre pero él vive lejos, intenta mantener contacto conmigo pero es complicado, mamá no quiere que me hable aunque él jamás era así.

— ¿Se lo has dicho a él?

—No.

— ¿Entonces solo a mí?

Asienta. —Sí, solo a ti. No sé porque estoy haciendo esto. No creas que voy por el mundo contándole a todos mis problemas. Esto no… no sé porque estoy haciéndolo.

—Te entiendo, a veces es más fácil hablar de estas cosas con desconocidos —digo.

—Pues no es como si eres un desconocido totalmente —señala—. Pero, sí, es más fácil.

La entiendo.

No he hablado mucho con mi madre sobre los detalles de lo que ocurrió y como ocurrió pero cuando me llevaron la psicóloga y las autoridades, sentía que debía hacerlo.

Tal vez nunca pueda hablar de ello con mamá, tal vez nunca vuelva a hablar de ello con nadie.