Le respondí a Kendall pero le dejé la carta hasta el siguiente día, jueves por la mañana, muy temprano.
Quien sabe por cuánto tiempo más vamos a hacer esto pero si un día llueve, nuestros medios de comunicación se destruirán. Por suerte, hoy no está lloviendo.
Ayer como siempre, me llevé la carta pero esta vez, fue diferente pues la releí varias veces en mi habitación. Ni siquiera me importó que mamá me regalará un vestido mucho más estrecho “para motivarme” ni que me regañara por un empaque de chocolates que encontró en la cocina.
Seguía leyendo esas tontas palabras de Kendall.
Tonto Kendall.
Tonta yo.
Quizás por eso nos llamamos igual, porque ambos somos frustrantes. Bueno, él quizás solo es amable, yo soy la tonta.
Mi carta para hoy decía:
“Por más difícil que sea de creer, te he extrañado tan solo un poco. No es para tanto, hay veces que extraño mis pantuflas de niña. Eran cómodas.
¿Ves? Eres como un par de zapatos. Nunca imaginas que podrías extrañar un par de zapatos hasta que un día, lo haces.
No estoy segura en qué periodo leerás esto pero sí, está bien, te veo en el último. Tengo clase pero soy anarquista y será como una mini protesta al sistema educativo.
Posdata: acabo de ver una ardilla por aquí. Espero que sea una ardilla y no una rata marrón”
Durante las siguientes clases me enfoqué a prestar atención y no pensar en él. No quería pensar en él, no había razón para hacerlo. Solo tenía que concentrarme en lo que sea que los profesores estuvieran diciendo y todo estaría bien.
Pero cada vez que alguien entraba por las puertas o camina por los pasillos mis ojos se movían de un lado al otro, buscando a alguien.
Antes del receso, fui al baño y me vi en el espejo. ¿Qué rayos estaba pasando conmigo? Yo no soy así.
Esto es ridículo. Kendall y yo deberíamos parar esto antes que se vuelva algo confuso, algo que no le afectará a él sino a mí. Para él solo soy su media amiga que mantiene en secreto, nada más.
Listo, lo he decidido. El viernes será el último día. Como llegará el fin de semana no tengo porque escribirle y solo dejaré de hacerlo, tal vez debería también buscar un nuevo lugar donde pasar el receso o solo podría quedarme en el salón de clases.
De todas formas, tendremos que parar eventualmente.
Al fin llegó la hora en que todos van a comer, yo en cambio, voy hacia la fuente. Detesto que mi corazón esté acelerándose mientras secretamente dese que él vuelva a aparecer.
Pero no está aquí.
Mis ojos se van hacia el arbusto, camino hasta allí. Noto la carta entre las hojas verdes. Introduzco la mano y la saco. Mi corazón sigue acelerado, no quiero que se emocione por nada.
Extiendo la hoja.
“Esperemos que sea una ardilla, aunque eso significa que esa ardilla puede descubrir las cartas y llevárselas. O morderlas. Si hay una mordida en esta, me tienes que decir.
Entonces, te esperaré en el último periodo. Espero que no me dejes plantado.
Posdata: ¿Fue tan difícil aceptar que me extrañaste? Y si te lo preguntas, estoy sonriendo imaginando como tus dedos se rehusaban escribir lo que tu corazón ha aceptado.
-tu amigo, al que extrañas cada día y cada noche”
Ruedo los ojos pero mis comisuras de los labios se elevan. Kendall es realmente bobo, pero es un bobo agradable. Tierno, incluso.
¿Qué? ¡No! No pienso que Kendall sea tierno, es solo un chico más.
Me siento en el pasto y suspiro. Mañana será el último día que le responda, pero todavía queda hoy y ese último periodo. No sé para qué quiere verme, yo tampoco sé porque quiero verlo.
Me tomo un momento antes de volver a sacar mi cuaderno y mí rotulador para responderle.
“No-amigo-que-no-he-extrañado:
Primero, ¿Por qué eres tan dramático? Jamás dije que te he extrañado de esa forma. Quiero dejar en claro que lo único que extraño es que tú comprabas comida para mí y solo eso.
Segundo, no hay mordidas. Lamento decepcionarte.
Posdata: estaré aquí, espero que tanto misterio valga la pena.
-Yo”
Odio admitir que durante el resto del día pensé en él.
No porque me guste sino porque tengo curiosidad sobre lo que me pidió, quiero saber para qué quiere verme antes que se acabe la escuela.
Por medio segundo pensé que sería algo relacionado con mi cumpleaños pero hoy es jueves y estoy segura que le dije que sería el viernes, incluso estaba preguntándome sobre los planes.
Cuando la campana suena y es hora del último periodo, mi corazón se acelera sin remedio. No sé si debería darme una vuelta por los pasillos antes de llegar para que no crea que fui con prisa hasta allá o si tal vez debería esperar varios minutos en caso él no esté.
Sin embargo, me decido solo pasar al baño antes y tomarme mi tiempo mientras me lavo las manos.
De manera irónica, mientras estaba quitando lo último del jabón liquido con aroma a coco, Cora y sus amigas entraron. Mi corazón ahora, se detuvo. Me siento como un ratón acorralado en una esquina, aunque no hay motivo para sentirme así.
Bajo la mirada pero un segundo después, la elevo otra vez.
—Tal vez mañana lo intentemos —ella le dice a sus amigas.
Finjo que estoy ocupada con esto, me aplico un poco más de jabón.
— ¿Entonces sospechas algo? —una chica de cabello rizado y corto le pregunta.
Sostengo la respiración.
Cora bufa. —Nah, Kendall no me dejará jamás. Soy lo mejor que le ha pasado, me lo ha dicho.
— ¿Pero sabe de…? —habla la otra chica.
— ¡No! Obvio que no, no tiene por qué saberlo —baja la voz aunque aún puedo escucharla—. No va a saberlo. Ni siquiera lo notó, ya sabes que es un poco tonto.
Termino de lavarme finalmente y me cuesta respirar. No sé qué significa eso que dijo pero es algo que yo no debí saber.