Kendall Y Mi Secreto

37: ELLA

La gente ya casi no habla de Kendall pero eso no significa que todo esté bien.

Pensé que la actitud triste y cansada de él se debía a lo que estaba sucediendo con su ex novia pero no es así. Cada día que paso con él, viendo películas, estudiando o haciendo tareas, veo que por instantes luce mal. Quizás es una palabra o una imagen pero hay algo que lo cambia.

Tengo sospechas sobre algo pero no me atrevo a preguntar. Si es así, entendería porque no quiere hablar de eso.

— ¿Te dije que mi cumpleaños será la próxima semana? —pregunta, sentado a mi lado en el pasto.

—Sí, me lo has repetido unas diez veces en la última hora.

Él suelta una carcajada. —Oye eso no es verdad. Pero, regresando al tema, mis amigos me organizarán una fiesta.

Asiento lento dos veces. —Que bien por ti.

Rueda los ojos. —Vamos Kennie, ¿Por qué no entiendes las indirectas?

Entorno los ojos. — ¿Cómo es eso una indirecta?

Él se mueve para acomodarse. —Que habrá una fiesta y quiero que vengas conmigo. Quiero que estés ahí.

Me río sin evitarlo. —Oye, no sé si lo ha notado pero no soy una persona social, no me gustan las personas y no me gusta el ruido.

Se señala. —Yo soy una persona.

—No lo eres, eres mi clon —bromeo—. Pero hablando enserio, no soy para fiestas.

Hace una mueca. —Mira, te prometo que todo estará bien. No pasa nada loco ahí, solo nos reunimos.

— ¿Y entonces para que me quieres ahí? Es tu cumpleaños, es tu fiesta —digo.

Se acomoda el cabello sacudiéndolo un poco. —Porque sí, eres mi amiga y no será divertido si no estás, además, si te confieso algo suelo aburrirme en esas cosas. Estaremos juntos, prometo no dejarte sola.

—Kendall…

Sonríe. —Además, mis amigos te agradarán. Te prometo que son buenas personas, no dejaré que te sientas mal o incomoda, lo prometo.

Suspiro. —No prometas algo que no puedes cumplir.

Me toca el hombro y mi corazón reacciona, por supuesto que lo hace. —Lo voy a cumplir. Vamos, Kennie. Mira, pasamos casi todos los días juntos, ya estamos oficialmente conectados.

Bufo. —No lo estamos.

—Claro que sí —ahora baja su mano para tomar la mía.

Él hace esto, muchas veces. No me estoy quejando pero sí admito que me confunde. Kendall no es alguien que ha demostrado que le intereso de esa forma, no es que lo quiera solo me confunde. A veces tenemos momentos que no sé qué significan.

Pero pensándolo bien, prefiero que esto sea todo lo que tengamos. Él es un chico distinto a todos los que he conocido y si lo arruino de alguna forma, me culparé por el resto de mi vida.

—Pensé que querías celebrar tu cumpleaños el siguiente fin de semana —digo.

Afirma con un gesto. —Sí, eso todavía está en pie. Quiero que ordenemos pollo frito, subamos a la casa del árbol y tengamos una pequeña fiesta solo tú y yo.

Solo nosotros. No es nada nuevo, él me hace subir a esa casa en ocasiones pero, algo se siente distinto.

—Um.

Toma mi otra mano. — ¿Entonces aceptas?

Arrugo la nariz. —No tengo nada que ponerme.

—Cualquier cosa, no importa, te queda bien todo —lo dice con tanta naturalidad que me sorprende.

— ¿Estás seguro que tengo que estar ahí? No soy precisamente el alma de la fiesta —soy bastante malhumorada.

—No importa, solo quiero que estés conmigo —afirma—. ¿Entonces aceptas?

Respiro profundo antes de asentir. —Está bien.

Él sonríe ampliamente antes de acercarse para abrazarme. —Gracias.

Cierro los ojos mientras me toma entre sus brazos. Su ropa huele como a detergente y él huele a jabón de almendras.

Nos separamos. —Entonces, ya aceptaste, ya no te puedes arrepentir.

Suspiro. —Supongo que no.

—Es el viernes, ¿sí? Y aunque no te gusta que nos vayamos juntos, creo que ese día deberíamos. De todas formas nos verán en la fiesta.

Muerdo mi labio inferior. Por estas casi cuatro semanas él y yo nos seguimos viendo en esta parte de la escuela y cundo nos cruzamos en los pasillos no hablamos. Su ex novia sigue llamándolo y vigilándolo, él quizás no lo nota como yo pero veo la manera en que mira a otras chicas cuando están cerca.

Yo no quiero meterme en problemas.

—Um, oye, Cora… no estará, ¿verdad?

Junta las cejas. — ¿Cora? No, por supuesto que no. Ella no será invitada y mis amigos ni se llevaban tan bien con ella, solo será entre nosotros.

— ¿Solo chicos? —eso no suena bien.

Hace una mueca. —Pues mis amigos son solo chicos pero ellos tal vez lleven a sus novias, es probable que lo hagan.

— ¿Y esas chicas son amigas de Cora?

Rasca su mandíbula. —Eh, sí, algunas sí —aclara la garganta—. Pero no te preocupes, Kennie. Estará bien, además ya no estoy con ella.

Eso no importa. Las personas pueden no estar con alguien y aun así sentir que son de su propiedad.

—No dejaré que te pase nada malo —afirma, con seguridad—. Así que no hay nada de qué preocuparse. Tú y yo somos amigos, nadie se puede enojar porque lo seamos.

Asiento.

Kendall se acerca más a mí quedando a mi lado, me rodea con su brazo los hombros. Muevo el rostro para verlo y él solamente sonríe. Sus ojos son hermosos, lo admito y es difícil cuando está tan cerca de mí no sentir algo más que solo amistad.

— ¿Confías en mí? —pregunta.

Afirmo con un movimiento de cabeza.

Él sube la mano a mi mentón y me toca con las yemas de sus dedos. Estos son los momentos donde no sé qué está pensando. No sé porque hace esto. No sé qué siente cuando lo hace.

Pero si hablo, temo que él dejará de hacerlo y no hay más remedio que admitir lo evidente. Me gusta lo que me hace sentir. Me gusta la manera en que me mira.

Él me gusta.

~

Durante los siguientes días nuestra rutina continuó.

Él y yo pasando las tardes juntos, incluso a veces me he quedado a cenar en su casa. Estudiamos para los exámenes parciales. Nos enviamos mensajes antes de dormir. Él me habla poco a poco de su vida, nada demasiado personal pero algunos detalles de su infancia. Yo le hablo de mamá y él me escucha.




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